'Glamour' bajo la nieve

A las 21.20 comenzó a nevar. Así que la estética que más lució fue el modelo carne de gallina. Algunas como Goya Toledo y Maribel Verdú acertaron premonitoriamente con el blanco, ahora, eso sí, pagando el peaje del escote y la espalda al aire. Para muchos como Montxo Armendáriz, director de Obaba, la nieve era una buena premonición, aunque no le quitó la ansiedad de encima. "¿Nervioso? Sí, mucho", admitía el director navarro a la entrada del Palacio de Congresos de Madrid. Armendáriz se dejó ver acompañado de algunos de los protagonistas de su película, como Pilar López de Ayala y Juan Diego Botto.

Casi todos se juntaron una hora y media antes del paseíllo en el bar. Allí se quitaron los abrigos y volvieron a entrar por la puerta principal para la gran escenificación del glamour, en este caso de frío mesetario. La ley antitabaco también hizo sus estragos. Los baños se convirtieron en auténticos fumaderos que acabaron por espantar a los pasivos con un pestazo reconcentrado que no llamaba la atención a los seguratas que vigilaban cada puerta.

Lucieron sobremanera los veinteañeros, quizás por aquello de que se celebraban ayer los 20 años de unos premios que tiran para arriba del cine español. Se coló Chenoa de la mano de su nuevo novio, Álex González, que concursaba como candidato a mejor actor revelación por Segundo asalto, de Daniel Cebrián. También paseó Elsa Pataky, que debía llegar de algún lugar donde han cerrado los teatros porque se presentó nada más y nada menos que ¡de amarillo!

También hubo aplausos para el equipo de 7 vírgenes, con Juanjo Ballesta, el protagonista, que ya tiene un Goya por El Bola, a la cabeza.

Pero daba igual que fueran debutantes o veteranos. Todos temblaban más de nervios que de frío. Como Isabel Coixet, que recién llegada de Sundance, donde presentó La vida secreta de las palabras, contaba llena de orgullo que al guionista y director Sam Shepard le habían encantado los diálogos de su película. La acompañaba Javier Cámara, pero no vinieron ni Tim Robbins ni Sarah Polley, asombrosamente ausentes en las candidaturas.

Los que aparecían tan frescos eran los que no se jugaban nada. Desde Eduardo Noriega a Antonio Banderas o Carmen Maura. Agustín Almodóvar y Marisa Paredes, que aparecieron al final del paseíllo con cara de llegar a disfrutar del espectáculo, pero sin el jefe del clan, Pedro Almodóvar. Pegadita a ellos, la ministra de Cultura, Carmen Calvo, acompañada a su vez de la presidenta de la Academia, Mercedes Sampietro. Llevaba un vestido rosa muy flamenco, estampado con colores y flores por la parte de abajo. Ella sí que se jugaba algo: el cariño y la comprensión de un colectivo que a nada que le sulfures se te levanta en armas.