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Chile observa a sus vecinos con cautela

La energía será la clave de la política exterior del presidente que hoy elijan los chilenos

La persona que hoy sea designada para ocupar el palacio de la Moneda durante los próximos cuatro años, la pediatra Michelle Bachelet, de la centro-izquierdista Concertación de Partidos por la Democracia, o el empresario y economista Sebastián Piñera, de la derechista Alianza por Chile, tendrán sobre la mesa dos desafíos de los que se ha hablado poco en la campaña, pero que influirán decisivamente en la política de desarrollo de Chile: la crisis energética que amenaza al Cono Sur y las relaciones con los países vecinos, tanto con el Mercosur, donde las diferencias son comerciales, como con Perú y Bolivia, donde existen reclamaciones territoriales y se ha generado incertidumbre por los cambios que se producirán en sus presidencias en los próximos meses.

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"El reto más importante al que nos enfrentamos es la política energética", advierte el senador socialista José Antonio Viera Gallo. "La economía crece rápidamente, pero tenemos un cuello de botella energético", señala. Con el precio del petróleo disparado, las dificultades argentinas para cumplir con los contratos de suministro de gas al país y la negativa del presidente electo boliviano, Evo Morales, a proporcionarlo, Chile se encuentra ante la necesidad de resolver la falta de suministro de energía que se le plantea y que requiere para mantener uno de los ritmos de crecimiento más altos de América Latina, en torno al 6% anual.

Por de pronto, la empresa española Endesa ha solicitado 12 licencias para crear un proyecto a gran escala de suministro de electricidad desde el sur al centro del país. La iniciativa -que contempla la construcción de cuatro grandes centrales eléctricas y una inversión de 2.400 millones de dólares- se enfrenta a la oposición de los ecologistas y del empresario estadounidense Douglas Tompkins.

Ni petróleo ni gas

Este empresario compró cerca de 300.000 hectáreas en el sur de Chile, desde el mar a la cordillera, donde todavía existen bosques milenarios vírgenes y de gran diversidad biológica. El problema es que por estas mismas tierras pasan las líneas de alta tensión. "No podemos acceder, ni al petróleo ni al gas. Hay que optar por la energía hidroeléctrica", asegura Viera Gallo.

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La polémica del gas boliviano va asociada a los siempre delicados contactos de Santiago con La Paz. Ambos países no tienen relaciones diplomáticas, y en la guerra del Pacífico (1879-1884) los chilenos conquistaban el territorio que daba una salida al mar a Bolivia. La llegada al poder del populista Evo Morales, quien asumirá el cargo el próximo domingo, ha generado incertidumbre en Santiago. "Con Bolivia estamos en un periodo de paciencia, precaución y observación mutua", matiza el profesor Gilberto Aranda, del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

Una situación algo distinta es la creada en las relaciones con Perú, que se han deteriorado durante el último año con una polémica sobre los límites marítimos. La tensión se ha aminorado con la sorprendente llegada a Chile del ex presidente peruano Alberto Fujimori, en prisión desde finales de noviembre, y sometido a juicio de extradición. Aunque la decisión de si se extradita a Fujimori está en manos de la justicia chilena, la preocupación por este caso ha calmado el debate por las aguas territoriales. Las elecciones presidenciales peruanas del 9 de abril pueden convertirse en un quebradero de cabeza para el futuro inquilino de La Moneda, en el caso de que el nacionalista y populista ex militar Ollanta Humala se alce con la victoria. Humala ha reiterado un discurso chauvinista y agresivo contra Chile y ha propuesto revisar los tratados firmados entre ambos países. "Si vence Humala la situación se convierte en un gran interrogante", advierte Viera Gallo.

Gane quien gane en las elecciones de hoy, Chile seguirá manteniendo las líneas maestras en política exterior trazadas por los Gobiernos de la Concertación. Por un lado, de acercamiento a los vecinos del Mercosur, pero al mismo tiempo con una gran apertura a otras regiones del planeta, especialmente hacia Estados Unidos, la Unión Europea y la zona de Asia-Pacífico, en busca de ampliar los mercados para un país volcado a las exportaciones como locomotora de la economía y del crecimiento.

Sin embargo son las personalidades de ambos candidatos las que pueden marcar una importante diferencia en las relaciones internacionales especialmente con los vecinos. Piñera, doctor en Economía de la Universidad de Harvard, es partidario de revisar algunos aspectos de los acuerdos firmados entre Chile y Mercosur, algo que podría generar roces tanto con Argentina como con Brasil, aunque las relaciones con Brasilia hayan sido tradicionalmente buenas.

Con España, las relaciones continuarán en un alto nivel, como las han tenido Lagos y Rodríguez Zapatero. De ganar Bachelet, como coinciden todas las encuestas, entre las primeras llamadas que recibiría desde el extranjero se espera la del jefe de Gobierno español.

Michelle Bachelet saluda a sus partidarios durante el mitin de fin de campaña el jueves en Santiago.
Michelle Bachelet saluda a sus partidarios durante el mitin de fin de campaña el jueves en Santiago.EFE

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