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Reportaje:GRANDES REPORTAJES

Locura en moto

La Vespa celebra su 60º cumpleaños. Con 17 millones de ejemplares, el mito sigue vivo, como demuestran los aficionados a éste y otros escúteres clásicos.

La Vespa celebra su 60º cumpleaños. Con 17 millones de ejemplares, el mito sigue vivo, como demuestran los aficionados a éste y otros escúteres clásicos.

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¡Parece una avispa!

Si hay símbolos del despegue de una Europa desolada por la Segunda Guerra Mundial, uno de ellos es la Vespa. Cuando Audrey Hepburn y Gregory Peck recorrían las calles de Roma montados en un escúter, los espectadores comenzaban a comprender lo que era el desarrollo económico. Atrás quedaban las imágenes de las ciudades bombardeadas, el éxodo de los perdedores de la guerra civil, los espectros que asomaban tras las alambradas de todos los Auschwitzs. El Plan Marshall tenía en aquellas imágenes motorizadas la ejemplar síntesis de la ayuda estadounidense y la creatividad europea. La revista Forbes lo explicó a su manera: "Ese Oscar ganado en 1953 por la Hepburn por Vacaciones en Roma debería haber sido para la Vespa, porque mientras que Gregory Peck cortejaba a la Hepburn, el mundo entero se enamoró de la otra".

Tiempos de despegues, pero también de duros aterrizajes. Lo que la revista Forbes no explicaba a sus lectores es que uno de los guionistas de Vacaciones en Roma, Ian McLellan Hunter, por el que también ganó un Oscar, no era otro que Dalton Trumbo, un excelente escritor perseguido durante la caza de brujas del senador McCarthy, quien tuvo que utilizar diferentes seudónimos para poder ejercer su oficio. Tiempos de histeria y esperanza que el cine también supo reflejar con lucidez: frente a la amabilidad de una comedia sentimental italo-norteamericana, la dureza de las Harley, las cazadoras de cuero y un espléndido Marlon Brando en ¡Salvajes!, realizada un año después. Esas dos películas catapultaron dos estilos de vida en los que las motos lo decían todo.

Antes de que la encantadora pareja en vacaciones nos deslumbrara con sus gotas de sirope, Luciano Emmer, en 1949, le había dado su primer papel protagonista a Marcello Mastroianni en Un domingo de agosto. Allí debutaba cinematográficamente la Vespa con sólo tres años de edad. Fue más precoz que Shirley Temple y, desde luego, con una vida mucho más intensa. En 1960, 13 años después de ser creada en Pontedra, ya acompañaba a la exuberante Anita Ekberg en su entrada triunfal en la capital de Italia, rodeada de paparazzi motorizados. A Fellini siempre le sedujeron las curvas y la dolce vita. Y, con Fellini, los Visconti, Pasolini, Risi, Lattuada, y un amplio etcétera en el que habrá que incluir también a Lucio Fulci, "el rey del spaghetti-zombie", con su Urlatori alla sbarra, un filme de serie B en la que el reparto es una joya: Adriano Celentano, Chet Baker, Mina, Peppino di Capri, Marilú Tolo y la imprescindible Vespa.

Pasaron los años y al símbolo amable del resurgir económico continental le llegó la que parecía la hora del relevo: Europa pasaba de las dos a las cuatro ruedas. El 600 se hacía el amo de la pista. Enrico Piaggio dejaba paso a Giovanni Agnelli por más que en la diferente España (proscrita del Plan Marshall) se viviera un breve interregno motorizado con el lanzamiento del inenarrable Biscooter. La Vespa perdía poco a poco su glamour inicial para integrarse en la clase obrera. Paradójicamente fueron los hijos del proletariado los que en la década de los sesenta reivindicaron el escúter, lo pulieron, fijaron y le dieron esplendor. Franc Roddam, en 1979, realizó Quadrophenia, ese espléndido canto del cisne de los mods, y allí estaba, naturalmente, la Vespa, el vehículo emblemático de un tiempo y unas gentes. Sting, el As de Oros, era su emperador, y su moto, la que correspondía a tan deslumbrante líder. La dureza de las últimas imágenes del filme, la desmitificación del As y el final de su Vespa son fruto de la lucidez de Peter Townshend, pero en ellas hay esa extraña mezcla de belleza y dolor que sólo unos pocos son capaces de crear. La Vespa, una vez más, como la Italia que la ideó, renació de sus cenizas. Unos años más tarde, Julián Temple recreaba el Londres de los cincuenta descrito por Colin McInnes en su Absolute Beginners. Las guindas las pusieron David Bowie, Ray Davies y Sade. ¿Es posible imaginar el swinging London sin una Vespa?

Este viaje sentimental en torno a ella no puede acabar sin una referencia a otra película en la que la memoria se teñía de una cierta tristeza: American graffiti, la impecable visión de George Lucas sobre su propia y perdida juventud. Cuando en aquel verano de 1962 Charles Martin Smith llega al Mel's drive-in, lo primero que hace es aparcar su flamante Vespa. Lucas elige ese comienzo y nada en él es gratuito. Resulta curioso comprobar cómo el que fuera icono mecánico de la modernidad amable, con una arrolladora (en todos los sentidos) Audrey Hepburn llevándose por delante un puesto ambulante y varios caballetes de artistas en la Via Margutta, se convirtió en un símbolo de la melancolía. Pero en ese tránsito de la novedad a la aflicción queda un último detalle, probablemente tan cruel como el estrépito de la Vespa del As en las rocas de Brighton, aunque más sutil: en 1999, y en Ginebra, Christie's subastó las joyas y trajes de noche de la omnipresente Hepburn y, naturalmente, una Vespa ET utilizada en Vacaciones en Roma. Todo se compra y se vende, hasta el cariño verdadero. L

Esther Royo: "Me encanta viajar por carreteras secundarias con mi novio, cada uno en su escúter". Guadalajara. 27 años. Administrativa del Ayuntamiento de Cabanillas (Guadalajara) y miembro del Dios Ke Ventisca Scooter Club. La moto es una Vespa 150 S de 1961 que llama 'La Peque'.

Esther tiene tres Vespas, La Peque, Racer y Chari, y las tres le sacan varios años. La cosa empezó cuando conoció a Javi, su novio, aficionado a los escúteres clásicos. "No me gusta ir de paquete, así que…". Ahora está igual de enganchada y ha fundado el club femenino Moreneta Girls. "Me encanta viajar con él por carreteras secundarias, cada uno en su moto. En verano fuimos a Gijón, San Sebastián y Perpiñán. Mis padres dicen que estoy loca".

Pedro Díaz, alias 'Peter': "Una Vespa te da mucho estilo y se liga más". Madrid. 35 años. Diseñador gráfico, miembro del Scooter Club Madrid y del Perfecto Scooter Club, de Cambrils. Su moto es una Vespa Primavera de 1981 a la que llama 'Giulietta'.

Peter sospecha que Giuletta, su Vespa, le ayudó a conquistar a Susi (Susana Barrios), que cayó rendida por él… y por su moto. Lo de Peter y los escúteres fue un flechazo tardío. A los 30 años consiguió la Vespa con la que soñaba a los 16, cuando no podía pagarla. Ahora ha sumado a su colección a Perica, otra Vespa, y una Lambretta, Matilda. "Mi madre dice que a la vejez, viruelas; que parezco un adolescente con la Vespa. Y efectivamente me ha rejuvenecido y creo que he ligado más. Da mucho estilo al que la lleva".

Yipi: "Nunca dejo a nadie subirse a mi Lambretta". Madrid. 35 años. Propietario de una tienda de recambios. Su moto es una Lambretta Li 150 de 1966 con sidecar.

Hasta que consigió un sidecar, Yipi sudó lo suyo. Gracias a un soplo supo que había uno completamente desguazado en El Molar (Tarragona), y allá que se fue. Cuatro años y varios litros de sudor más tarde, éste es el resultado. Yipi es un experto en rescatar viejas motos y arreglarlas. Su primera Lambretta la encontró en un contenedor a los 17 años. Se mantiene fiel a la marca -"es mejor moto y estéticamente me gusta más"- y reconoce, algo azorado, que va en coche a trabajar -"tengo que coger mucha carretera y es muy peligroso…"-. Junto a Yvonne Posada, en la foto, acaba de ser papá. ¿Tendrá Lambretta? "Si quiere, tendrá la mía, aunque nunca dejo a nadie más que a mi hermano subirse en ella. Si es responsable y la va a cuidar como yo, sí. Si no…, no".

Esther del Pino: "A veces odio esta afición porque me quita tiempo y dinero". Barcelona. 26 años. Controladora financiera y miembro del club Vulcan Scooter Secte. En la foto, con su Vespa Primavera de 1979.

La afición de esta barcelonesa es tan desmesurada que un día se tatuó el logotipo de Piaggio en el hombro derecho, una enorme mancha negra que no pasa inadvertida en su cuerpo menudo y fibroso. Cuando la conoció, Javier Soria, su novio, se hizo uno igual. "No sé de dónde me viene la afición. No tengo ningún familiar que haya ido en moto; supongo que fue porque me gusta la música mod, el northern soul… El caso es que me obsesioné. A veces lo odio, porque las motos me quitan tiempo y dinero. Es adictivo. Ya estoy pensando en qué le voy a hacer a la siguiente. Sí, en eso se parece al tuning. Ambos consisten en querer hacer de lo mismo algo diferente". Junto con Esther Royo ha montado un club de chicas que por ahora tiene seis miembros.

Santiago Pardo : "Esto es una forma de vida. Me gusta todo: las motos, reunirme con escuteristas, la música…".Madrid. 31 años. Realizador de una productora de televisión y líder del Scooter Club Madrid. En la foto de la izquierda, con una Vespa 200 Iris. La tiene desde los 17 años.

Santi es el alma del Scooter Club Madrid y probablemente el más entregado -tiene 10 escúteres- de los presentes. Heredó la pasión de su hermano, siete años mayor, mod y director del club hasta su disolución en los ochenta. En 1996, Santi y un grupo de amigos lo resucitaron. "Esto es una forma de vida. Me gusta todo: las motos, reunirme con escuteristas, la música que oímos…". Le ha regalado tres Vespas a su novia. Es su señal de amor.

Javier Soria: "Mi novia también es aficionada y discutimos sobre quién se compra la siguiente moto". Barcelona. 31 años. Pintor industrial. La moto es una Vespa 125 L de 1962 customizada.

"Me gusta el estilo clásico, pero una moto de 1962 no frena como una de 2006. Las mejoro respetando su estética. De ésta sólo queda el chasis". Javier heredó la afición por las motos de su padre y antes de pasarse a los escúteres tuvo tres Harleys. Comparte pasión con Esther, su novia (también en el reportaje). "Es una suerte porque me entiende, pero también una desgracia: nos copiamos las ideas y siempre discutimos sobre quién de los dos se compra la siguiente moto (tienen cinco cada uno). Nos turnamos. Una ella, una yo…".

Raúl Tena : "Soy 'fan' por culpa de Mortadelo". Madrid. 29 años. Técnico en riesgos laborales y miembro del Scooter Club Madrid. La moto es una Vespa 150 S de 1963.

Desde el instituto, Raúl estaba "alucinado" con las Vespas. "Antes de tener carné ya tenía un modelo Primavera preparado para cuando me lo sacase. Me encanta viajar en ella, mancharme de grasa, la improvisación… Se viven aventuras, como Mortadelo y Filemón, que iban en una y son un poco culpables de que sea 'fan'. Me he hecho el Camino de Santiago en Vespa tres veces y es genial". El número 25 que luce la Vespa de la foto no es casualidad. Cuando la encontró tenía 25 años. Conoció a su novia un día 25. Su padre nació un 25 de mes y su hermano se casó también un 25… Hace poco rescató de un granero un sidecar invadido por las gallinas. Sueña con pasear en él a su abuela.

Javier Sanz: "Para mí, esto es una vía de escape". Guadalajara. 33 años. Dependiente de una tienda de muebles y miembro de Dios Ke Ventisca Scooter Club. La Lambretta es de 1982.

Con 15 años y sin carné le robaba la Vespa a su hermano. Un día, éste le dio un ultimátum: o te sacas el carné o no hay moto. Javier lleva 17 años enganchado a los escúteres. Modifica los de su novia (Esther Royo) y los propios, como el de la foto. Arehucas le envió una caja con productos de la firma en agradecimiento. "Para mí, esto es una vía de escape. Es un mundo que ha cambiado a mejor. Ya no hay prejuicios, líos entre rockers, mods… es más sano".

Jaime Bernabé: "Las otras motos no tienen 'glamour'". Madrid. 38 años. Responsable de desarrollo a través de Internet de un grupo de comunicación. La moto es una Vespa Pk 125 de 1989.

Jaime nunca olvidará esa Vespa de 1962 de la que se deshizo con 20 años. Un error de juventud que no se perdonará este fan entregado de las Vespas. "No me interesa el resto de motos. Las Vespas son limpias, cómodas, se arreglan fácilmente… No son sólo un vehículo de transporte, son un fin en sí mismo. Ha cumplido 60 años y no ha sido superada por ningún otro escúter en cuanto a diseño e imagen. Los nuevos escúteres tienen muy poco glamour".

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