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Acuerdo histórico hacia Kioto II

La Cumbre del Clima de Montreal diseña el camino para reducir las emisiones más allá de 2012

En la mañana de ayer, con doce horas de retraso sobre lo previsto, el presidente de la Cumbre del Clima, Stéphane Dion, levantó los puños en un gesto de satisfacción. Los exhaustos participantes explotaron en un entusiasta aplauso. Habían quedado atrás muchas horas de negociación e incertidumbre. Con la aprobación del Plan de Acción de Montreal se alcanzaba un éxito calificado de "histórico" por los representantes de casi todos los países y por las organizaciones ecologistas. Concluía así la 11ª Conferencia de las partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y primera conferencia de los miembros del Protocolo de Kioto.

Dion dirigió unas emotivas palabras finales a los delegados: "Al hacer frente a la peor amenaza ecológica para la humanidad, ustedes han manifestado que el mundo está unido, y todos juntos, paso a paso, vamos a ganar esta batalla". El acuerdo, adoptado sin oposición de EE UU, abre el proceso hacia futuros acuerdos para afrontar el cambio climático a partir de 2012, cuando concluye el plazo del Protocolo de Kioto. Así, el compromiso internacional para reducir las emisiones que provocan el calentamiento artificial del planeta "está vivo y coleando", como dijo una representante de WWF. Montreal gestó lo que ya se denomina Kioto II.

El acuerdo crea dos vías: una para los países ricos y otra para los pobres y EE UU
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La UE se manifestó extremadamente satisfecha del acuerdo, que contó con el apoyo de China, India, Brasil México y el resto de los países en desarrollo. "Hemos tenido éxito, éste es un acuerdo con todos, incluido EE UU, para trabajar", dijo la secretaria de Estado británica, Margaret Beckett. "Estoy muy orgulloso y muy contento", añadió el Comisario Europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, que destacó también el plan de adaptación acordado en Montreal para ir poniendo marcha las medidas necesarias para acoplarse a los efectos del calentamiento.

"Somos parte del proceso a través de la Convención", declaró escuetamente el delegado estadounidense Harlan Watson al concluir la cumbre. EE UU no participa en el Protocolo de Kioto, pero sí en los trabajos de la Convención, de la que es miembro.

La cumbre de Montreal ha sido, según la opinión mayoritaria expresada más o menos abiertamente, un serio revés para la Administración de George Bush, que estuvo a punto de quedarse fuera del proceso el viernes, cuando su delegación dio un portazo a las negociaciones. Sólo media hora antes de la clausura prevista, cuando parecía que EE UU se alejaba definitivamente del proceso internacional, Watson volvió a la mesa y propuso unos cambios en el acuerdo que resultaron en su mayoría inadmisibles para la UE y para los países en desarrollo.

El cambio fundamental que proponía EE UU afectaba a la frase del acuerdo referida a la identificación de "enfoques que apoyarían y proporcionarían las condiciones adecuadas para actuaciones emprendidas voluntariamente por países en desarrollo". La modificación eliminaba las palabras "en desarrollo", por lo que todos los países, incluidos los desarrollados, podrían apuntarse a ese carácter voluntario, lo que desmontaría en sus propios fundamentos la responsabilidad asumida por los países ricos frente al cambio climático.

Ante la oposición de la UE, China, Japón, Canadá y otros países, EE UU se avino a retirar su modificación, recogiéndose sólo algunas sugerencias suyas menores en el documento final.

Cuando parecía que el camino estaba despejado para el acuerdo, Rusia soltó su bomba, planteando una cuestión que no venía a cuento, según numerosos delegados, y que mantuvo la conferencia en suspenso durante ocho larguísimas horas de negociación. Finalmente, se alcanzó un acuerdo que encamina la discusión de la pretensión rusa (cómo abordar los compromisos voluntarios) hacia la próxima reunión.

El acuerdo final crea dos sendas paralelas hacia el futuro régimen climático. La primera vía establece que los países desarrollados, en cumplimiento de sus obligaciones estipuladas en el Protocolo de Kioto, "inician un proceso para considerar futuros compromisos" para después de 2012. Para ello se crea un grupo de trabajo especial y sus resultados deben estar listos "cuanto antes, para garantizar que no hay interrupción entre el primero y el segundo período de cumplimiento".

En la vía paralela de la convención, abierta a la incorporación de los países en vías de desarrollo, se abre un proceso de diálogo para "analizar enfoques estratégicos de cooperación a largo plazo para afrontar el cambio climático" abarcando desarrollo sostenible, adaptación, tecnología y mercado. De los avances se dará cuenta en 2006 y 2007.

"Es realmente un acuerdo histórico", afirmó Stephan Singer, de WWF, mostrando total satisfacción junto al resto de los grupos ecologistas. "Ésta es una de las cumbres más importantes de cambio climático. Supone caminar juntos para dar el siguiente paso, pese a la voluntad de EE UU, que ha intentado romper el proceso y ha fallado", añadió Hill Hare, de Greenpeace.

Con la satisfacción por el acuerdo quedaron eclipsados los logros previos de la cumbre. La conferencia había zanjado cuestiones importantes para el protocolo como la formalización de su libro de reglas y las sanciones para quien incumpla lo pactado.

Dion dio por cumplidos los objetivos de la cumbre: "Poner en marcha completamente el Protocolo de Kioto, mejorar tanto éste como la convención e innovar hacia el futuro".

El comisario europeo Stavros Dimas, la representante de Reino Unido, Margaret Beckett, y el ministro austriaco Josef Prollo, ayer en Montreal.
El comisario europeo Stavros Dimas, la representante de Reino Unido, Margaret Beckett, y el ministro austriaco Josef Prollo, ayer en Montreal.REUTERS

La economía del clima y EE UU

La cumbre de Montreal ha supuesto un cambio profundo respecto a las primeras conferencias del clima, de hace una década. Se ha desplazado el centro de atención desde la política y la ecología hacia los negocios y las inversiones. Las aseguradoras fueron pioneras en ponerse alerta ante el cambio climático. La Fundación Munich Re de seguros afirmó en Montreal que las perdidas este año por la temporada especialmente intensa de huracanes asciende a 200.000 millones de dólares, frente a 145.000 millones en 2004.

La Cámara Internacional de Comercio ha reclamado a los delegados de la conferencia "marcos de referencia coherentes y a largo plazo" que incentiven la participación del sector privado en la nueva economía de baja intensidad de carbono. Los grupos industriales acreditados en la cumbre se han adherido a los representantes de negocios canadienses al declarar: "Estamos demostrando que es posible luchar contra el cambio climático manteniendo la competitividad y el crecimiento".

El ex presidente de EE UU Bill Clinton dedicó gran parte de su discurso en Montreal a analizar el efecto positivo del desarrollo de tecnología y del cambio en el sistema energético sobre el crecimiento económico. Clinton aseguró que la Administración de Bush "se equivoca" cuando dice que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero perjudica a la economía.

El comercio de emisiones bajo el Protocolo de Kioto, como el de la UE en el que participan las empresas españolas, va a mover miles de millones de euros, y decenas de empresas se preparan para los proyectos de desarrollo tecnológico. El interés de las empresas de EE UU por intervenir en estos ámbitos económicos es, según los expertos, uno de los incentivos que están cambiando la oposición al protocolo hacia un mayor interés por el mismo.

A la vez, la preocupación por los efectos dañinos del cambio climático que amplios sectores de la población estadounidense manifiestan ha desembocado en una situación peculiar en EE UU. Mientras Bush rechaza el protocolo, casi 200 ciudades en las que habitan 40 millones de estadounidenses han decidido reducir sus emisiones un 7% en 2008-12 respecto al nivel de 1990, explicó el economista Alden Meyer, de la Asociación de Científicos Preocupados. "Los sisdicatos de EE UU apoyan el protocolo", afirmó Joaquin Nieto, de CC OO.

California y otros 10 estados han puesto en marcha un plan para reducir las emisiones de los vehículos ligeros en un 30% en 2016 respecto al nivel actual.

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