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Reportaje:

Del aceite de avellana a la 'fideuà' en lata

Nuevos productos y sabores se asoman al salón BCN Degusta en Montjuïc

Ana Pantaleoni

"No es sólo un salón para el sibarita, es un espacio donde el productor y el consumidor se dan la mano. El 50% de los expositores son de fuera de Cataluña", explica Enric Canut, codirector del Salón BCN Degusta, que afronta su primera edición. Es el caso de Pedro Quiñones, ingeniero agrónomo que ha rescatado el queso pata de mulo, fabricado artesanalmente en Santiago Millas (León). Pedro ha llevado hasta el pabellón 8 de la Fira, en Montjuïc, piezas de este queso curado de leche de oveja, del que produce 20.000 kilos al año.

Los productores aprovechan BCN Degusta para lanzar nuevas combinaciones y buscar compradores. El horno de leña de pan artesano Mas Palou, de Ripoll, acaba de comercializar carquinyolis de pistacho, avellana y nueces. Muy cerca, Oleum Flumen, una marca de La Pobla de Cérvoles (Les Garrigues), ofrece aceite de avellana y almendra que liga con ensaladas, carpaccios e incluso fruta, según sus productores. Un cuarto de litro del de avellana cuesta entre seis y siete euros, un precio que se ha disparado por la falta de frutos secos. El aceite comparte estantería con Nomu, una firma surafricana de mezcla de especias originales.

Cataluña es el epicentro de la industria alimentaria española, con casi 4.000 empresas dedicadas al sector. Por su parte, Barcelona se ha convertido en la capital de la gastronomía hasta marzo de 2006. Y BCN Degusta es un reflejo de esta agitación gastronómica. El salón no sólo ofrece comida, sino todo tipo de vinos, licores y utensilios de cocina, además de un quiosco con publicaciones sobre gastronomía. En el salón se puede aprender cómo funciona el robot de cocina Thermomix o comprar la tarjeta ajo, un invento de un cocinero sueco que permite obtener puré de ajo rallándolo con una pequeña tarjeta de crédito. Además, unos 4.000 aficionados podrán participar en 70 aulas para aprender a cortar un jamón, catar un vino o conocer un caviar.

Hay soluciones pensadas para los que no están dispuestos a estar horas ante los fogones. El cocinero Carles Camós, en su casa del Empordà, ha creado Just Married, un tipo de cocina artesanal, pero envasada, para saltar del fuego a la mesa en cuestión de minutos. Platos como el arroz negro, el risotto con ceps y la fideuà se presentan en latas de tres raciones.

La entrada al salón cuesta 15 euros e incluye una ración de degustación.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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