La producción agraria y ganadera caerá el 4,1% este año por las inclemencias climáticas
El 21,2% de la renta agrícola procede de las subvenciones, según el informe anual de Unicaja
La producción final agraria de este año estará en torno a los 8.715 millones de euros, un 4,1% menos que en 2004 por los efectos de la sequía y las heladas en la agricultura y la ganadería. Las previsiones las avanzó ayer en Jaén el consejero de Agricultura, Isaías Pérez Saldaña, quien participó en la presentación del Informe Anual del Sector Agrario Andaluz elaborado por Analistas Económicos, una sociedad de Unicaja. Según el estudio, que repasa de forma pormenorizada el comportamiento del campo durante 2004, el 21,2% de la renta agraria andaluza procede de las subvenciones.
Aunque las inclemencias climáticas han influido en el descenso de la producción, el consejero de Agricultura quiso huir del "catastrofismo" al afirmar que los ingresos previstos serán los terceros mejores de los últimos 20 años. Para el consejero, la caída de cosecha de los principales cultivos no significa una pérdida de renta entre los agricultores, puesto que el aumento de los precios (puso como ejemplo el aceite de oliva) están compensando esa situación. "No hemos perdido capacidad económica", aseguró Pérez Saldaña, quien, no obstante, mostró su preocupación por el envejecimiento de la población agraria (la media de edad supera los 55 años) y las malas perspectivas para el futuro, pues el 63% de los agricultores no quieren que sus hijos sigan sus pasos.
El valor de la producción agraria llegará a los 10.055 millones de euros con el añadido de las ayudas comunitarias. Por cultivos, el sector hortícola, con 3.086 millones de euros, crecerá un 4% aunque lleva años estancado por el descenso en las producciones de Almería y Huelva, según Saldaña; los cítricos aumentaran su producción un 3,5% gracias a que el 60% de la producción es de regadío; en cereales se prevé un descenso del 52% y del 30% en el girasol; y en la ganadería también habrá un descenso por las consecuencias de la sequía y de la lengua azul. En el caso del algodón y la remolacha, Pérez Saldaña resaltó los "excelentes rendimientos" obtenidos en un contexto de incertidumbre por las reformas de las ayudas comunitarias que Bruselas baraja.
Pérez Saldaña avanzó estas previsiones para el año en curso durante la presentación del informe anual del sector agrario que realiza Unicaja. Según este estudio, el valor de la producción agraria en Andalucía en 2004 fue de 9.096,46 millones de euros, un 10,92% más que el año anterior. El informe, que fue presentado por el presidente de Unicaja, Braulio Medel, y el director de , Analistas Económicos de Andalucía, Francisco Villalba, pone de manifiesto que la renta agraria andaluza alcanzó los 7.361,1 millones de euros, de los que el 21,2% (1.560,83 millones) procede de las subvenciones. Las rentas por activo y por ocupado han mostrado subidas por encima del 10% debido, por un lado, al aumento de la renta agraria, pero también por el descenso en la población activa y ocupada. Jaén y Córdoba son las que cuenta con mayores niveles de renta agraria por ocupado, con 39.200 y 58.800 euros, respectivamente.
Las provincias que más aportaron a la producción agraria andaluza fueron Jaén (18,6%), Almería (18,5%) y Sevilla (15,9%). En 2004 Jaén concentró una cuarta parte de la renta agraria andaluza como consecuencia de la excelente campaña de la aceituna. Braulio Medel destacó durante su intervención el buen comportamiento de la industria agroalimentaria andaluza (a pesar de que el número de empresas se redujo un 4,21%), que ha supone el 15% del PIB andaluz.
Respecto a los precios de tierra agraria, éstos se incrementaron en torno a un 7% de media. La principal subida se produjo en Cádiz (casi un 25% por el aumento de los precios de labor), seguida de Huelva y Jaén, con subidas por encima del 15%.
Los subsectores agroalimentarios que mostraron un mayor dinamismo en el último quinquenio, en cuanto a la capacidad de creación de empresas se refiere, son los vinculados a la elaboración y conservación de pescados, industrias lácteas, industria cárnica y la fabricación de productos para la alimentación animal. Por el contrario, la mayor destrucción de empresas se produjo en las ramas de fabricación de productos de molinería, almidones y productos amiláceos, y la preparación y conservación de frutas y hortalizas.
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