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Columna
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La conciencia

La paciencia es paz y ciencia, solían decirte en el colegio los profesores, cuando te querían explicar las ventajas del trabajo bien hecho. Vale, pero ¿y la conciencia? Porque si de la "pa" de "paciencia" se pasa a la "paz", ¿de la "co" de "conciencia" habrá que pasar a la "coz"? La conciencia es coz y ciencia. Sí, me gusta, y tiene pinta de ser verdad: las zetas nunca fallan.

La secretaria titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Colmenar Viejo, una señora que se llama Isabel López García-Nieto, por Dios y por España, ha planteado al Tribunal Superior de Justicia de Madrid, de quien depende jerárquicamente, la primera objeción de conciencia presentada en España contra el matrimonio gay.

O sea, que ha dado un puñetazo encima de la mesa y ha pedido "ser apartada de la tramitación" de dos expedientes de matrimonios no heterosexuales que acaban de llevarle al despacho, fundamentando su solicitud sobre la base de su "legítima objeción de conciencia".

Ya lo ven, la Ley dirá lo que quiera, pero yo no la cumplo legítimamente, porque no me da la gana, por principios, porque me lo manda mi Iglesia, punto final. Vamos, que por lo visto es que la conciencia es así: si no te gustan las leyes, te lías a coces con el Congreso, te refugias en la ciencia de la oración y que la fe arregle lo que estropean las urnas.

Los expedientes son el 2.904/05, de 28 de julio, y el 3.147/05, de 12 de agosto, y su entrada en el juzgado se produjo durante la baja por maternidad y vacaciones de Isabel López. En ambos consta el informe favorable del fiscal a la celebración del matrimonio, y como el juez también lo ha autorizado en un auto, el único trámite que quedaba por resolver era la firma de la secretaria, que también es quien levanta el acta de la boda.

Pero no, ni hablar: que lo haga otro, que a mí se me inflama la conciencia. "Entiendo que el derecho a la objeción de conciencia debe ser respetado", escribe en su solicitud. "Ya que, como persona católica que soy, tendría como cobertura jurídica y moral la conceptuación de este tipo de matrimonios por parte de la Iglesia a la que pertenezco. Ello supondría una flagrante negación de datos antropológicos fundamentales y una auténtica subversión de los principios más básicos del orden social". Es decir, que las personas que querían casarse no sólo son unos pervertidos que combaten "datos antropológicos fundamentales", sino también unos subversivos que intentan demoler el "orden social". Me pregunto si la santa en cuestión tampoco habrá dado trámite a los procesos de divorcio que le hayan caído en las manos, ya que su Iglesia tampoco los acepta -excepto si los contrayentes son príncipes o pagan bien, claro-. ¿O es que en Colmenar Viejo la gente no se separa?

La conciencia es coz y ciencia, es decir, un delito con justificación, y por eso sirve para que puedan desobedecer la ley legalmente tanto personas como instituciones públicas, del modo en que lo hace, por ejemplo, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, que financia un portal de Internet (www.redmadres.org) en el que se afirma que "la anticoncepción es contraria a la ley natural" y se califica el aborto como un "asesinato". Sí, han leído bien, la Consejería de Educación, la misma que ha retirado este año las ayudas a las asociaciones juveniles que promueven el uso de preservativos para evitar embarazos no deseados y enfermedades, según lo defendido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Cuando le han preguntado al consejero Luis Peral por este asunto, también ha recurrido a la ley y la Constitución, ese librito al que muchos hacen un par de agujeros en la portada para poder usarlo de antifaz. "Mi misión no es fiscalizar ni censurar los contenidos de las páginas web de las organizaciones que subvencionamos", dice. "Siempre que sus mensajes no atenten contra la Constitución Española. Y el derecho a la vida está en la Constitución". Es decir, que uno más uno es igual a lo que Dios quiera. Claro que la Constitución también dice que España es un país aconfesional, pero y qué: cuando se tiene conciencia, sobran los argumentos.

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