En los días de la infancia del género humano
EL PAÍS regala mañana 'El clan del oso cavernario', una gran aventura en la edad de piedra que inaugura la colección de novela histórica
El clan del oso cavernario es, simplemente, la novela más popular jamás escrita sobre la prehistoria. Además de una obra emocionante, de una enorme sensibilidad y, como reconocen los especialistas, extraordinariamente ceñida a los hechos científicos. Contiene en sus páginas escenas inolvidables: cacerías de bisontes y mamuts en el alba de la humanidad, rituales salvajes y misteriosos en la profundidad de las cuevas o las primeras lágrimas de tristeza que brotan de unos ojos humanos ante un grupo de gentes más antiguas que aún no disponen de ese mecanismo de expresar las emociones.
En uno de esos momentos de inspiración que sellan el destino de un autor, la creadora de El clan del oso cavernario, Jean M. Auel (Chicago, 1936), a la sazón una mujer en crisis vital que reflexionaba sobre cómo compaginar sus perspectivas profesionales -había acabado un máster en administración de empresas- con su vida familiar, tuvo la idea, a finales de los años setenta, de escribir un relato ambientado en la edad de piedra sobre una joven que viviera entre gente muy diferente a ella. Se puso a investigar sobre el tema, leyó montones de libros y alumbró una historia maravillosa y conmovedora que transcurre hace 35.000 años, durante la última glaciación.
Es la historia de Ayla, una niña de cinco años, cromañón, de los primeros humanos modernos, perdida a causa de un terremoto y recogida por una tribu de neandertales.
El centro de la historia es, por supuesto, el choque cultural que provoca Ayla en el clan de neandertales -condenados a desaparecer- a causa de las diferencias físicas y mentales, pero también la dolorosa sensación de extrañeza que la protagonista padece en relación con los que la han recogido y a los que ella considera su verdadera familia.
En la narración, Ayla desarrolla capacidades sorprendentes para los neandertales, lo que provoca en éstos fascinación y rechazo. Uno de los secretos de la historia es hacer aparecer al personaje con el que el lector se identifica como el extraño, el raro -y el emigrante, pues los cromañones son los recién llegados a las tierras de los neandertales, Europa-. La propia Ayla rompe a gemir horrorizada cuando ve su reflejo en el agua y se observa tan diferente. Y al tener un hijo, que hereda sus rasgos, los neandertales lo consideran deforme.
Con una intuición absolutamente sensacional, Auel, que al comenzar a documentarse para la novela no tenía sino una idea genérica acerca de la prehistoria, plasmó en el cañamazo de su bello relato no sólo las investigaciones científicas más interesantes y fundamentales, sino cuestiones que hoy mismo continúan siendo centrales para la paleontología humana y el estudio de nuestros orígenes.
En el clan del oso cavernario, que ha dado lugar a una serie ya con cinco títulos, aparecen temas como la relación entre cromañones y neandertales, las dos únicas especies de humanos que han convivido -si exceptuamos al misterioso y polémico Hombre de Flores-, la hibridación entre ambos, el lenguaje de los neandertales o los orígenes de la religión y el arte.
Babelia
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