El nuevo presidente anuncia moderación en Irán, pero mantiene el programa nuclear
Mahmud Ahmadineyad asegura que en su Gobierno "no habrá lugar para el fanatismo"
El presidente electo de Irán, Mahmud Ahmadineyad, anunció ayer un Gobierno de moderación, pero dejó clara su intención de mantener el programa nuclear "pacífico". "Lo necesitamos para el desarrollo de nuestro país y lo vamos a continuar", manifestó en su primera comparecencia ante la prensa después de su elección el viernes. Ahmadineyad dijo que en su Gobierno "no habrá lugar para el fanatismo". "La tecnología nuclear con objetivos pacíficos es el resultado del desarrollo científico de los jóvenes iraníes", declaró.
"Irán tiene el derecho de desarrollarse en este campo. Necesitamos esa tecnología en el sector energético, la medicina y la agricultura", justificó. "La necesitamos para el desarrollo del país y vamos a continuar trabajando en ella", añadió.
EE UU sospecha que Irán encubre intenciones militares bajo la tapadera de un programa civil. Por eso, tras el descubrimiento hace dos años de algunas actividades no declaradas, la Unión Europea inició conversaciones con Irán en busca de garantías de que no es así. Ahmadineyad aseguró que no va a interrumpirse la mediación.
"Vamos a seguir negociando, pero anteponiendo la defensa de nuestros intereses y subrayando el derecho de Irán a usar la tecnología nuclear con objetivos pacíficos", señaló antes de indicar que espera que "la parte europea cumpla y respete sus promesas". No obstante, evitó pronunciarse sobre qué curso adoptarán en caso de que las conversaciones fracasen. "No pueden no reconocernos un derecho que tenemos", zanjó.
El flamante presidente recibió a los periodistas en el salón de plenos del Ayuntamiento de Teherán, donde ejercía como alcalde hasta el inicio de la campaña electoral. La pequeña sala habilitada inicialmente no bastó para dar cabida a los más de 100 informadores que acudieron. Ahmadineyad hizo gala de la sencillez que le ha ganado tanta popularidad y contestó sin molestarse a todas las preguntas.
Sobre el temor a que su presidencia ponga en peligro las libertades individuales y los derechos humanos, reiteró su convicción de que "la libertad es el don más importante de Dios" y de que los iraníes la habían recuperado con la revolución islámica tras 150 años de opresión. "Los que dicen eso deberían tener en cuenta los votos", se defendió en referencia a los 17,2 millones de sufragios que le han respaldado.
Terrorismo internacional
"Nosotros también estamos preocupados por los derechos humanos de las minorías en Europa y por la unipolarización del mundo; hoy el terrorismo internacional domina una parte del planeta y eso debe cambiar. Debemos ser coherentes y entonces podremos tener buenas relaciones", manifestó.
En cuanto a su programa económico, evitó utilizar la palabra privatización. Admitió que la Administración es muy grande, pero dijo que antes de acometer su reestructuración "hay que invertir en el pueblo, apoyarle para que alcance un nivel digno".
"Hemos tomado nota de los programas de otros candidatos para ver cuál resulta más adecuado para entregar parte del Estado al pueblo", añadió. También mencionó la necesidad de "distribuir de forma justa las oportunidades, descentralizar la toma de decisiones entre Teherán y las provincias y fomentar la meritocracia en la administración".
Aprovechó además para desmentir algunas intenciones que se le han atribuido, como la de cerrar la Bolsa, cuyas actividades se dijo que comparó con el juego en un casino. "He oído muchas cosas ridículas. Nunca utilicé esas palabras. El mercado de valores es un eslabón entre la inversión y la producción, vamos a desarrollarlo, pero habrá reformas porque hay negocios falsos que proyectan muchas sombras", explicó.
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