"La paz está al alcance de la mano"
Moshe Katsav, de 59 años, es el octavo presidente de Israel. Inició su mandato en agosto del 2000, víspera del estallido de la segunda Intifada. Cuatro veces ministro y diputado del Likud desde hace casi tres décadas, se ha convertido en una de las voces más dialogantes y serenas de Israel.
Pregunta. ¿Cómo evalúa el "plan de desconexión de Gaza"?
Respuesta. Es una de las tres decisiones históricas tomada por el Gobierno israelí en los últimos años; la primera fue los Acuerdos de Oslo; la segunda, la aceptación de la Hoja de Ruta, que incluye el reconocimiento de un Estado palestino independiente, y, ahora, el plan de desconexión de Gaza, que podemos llamar de evacuación de los asentamientos judíos o de retirada del Ejército israelí de Gaza.
"Los colonos sólo podrán frenar el plan [de retirada israelí de la frnaja de Gaza] por métodos democráticos, no por la fuerza"
"Deberíamos reanudar el diálogo con Siria, que es aún nuestro enemigo pero no tiene veleidades nucleares. Irán, en cambio, sí que es un peligro"
P. ¿No teme que los colonos puedan hacerlo fracasar?
R. Los colonos sólo podrán frenar el plan con métodos democráticos; no por la fuerza. Tal vez el Parlamento cambie de opinión, el Supremo tenga que decir algo al respecto; quizás las manifestaciones obliguen al Gobierno a aceptar la idea de un referéndum. Todo ello son opciones democráticas. Pero, por lo que yo sé, el primer ministro, Ariel Sharon, se mantiene muy firme en su posición. Está decidido a llevarlo a buen término. Puedo entender las razones de los colonos y sus protestas; que se manifiesten y luchen. Pero no puedo aceptar a los extremistas que intentan utilizar caminos ilegítimos para oponerse al plan. Creo que el primer ministro, Ariel Sharon, tiene una fuerte oposición por parte de miembros de su Gabinete para llevar el plan a la práctica, en su partido, en el Parlamento y en la opinión pública, pero cuenta con la mayoría del Gobierno de la Knesset y del pueblo. Realmente creo que al final se van a respetar los valores y sistemas democráticos. No creo que ello vaya a provocar una guerra civil. Si al final hay problemas no será por culpa nuestra, sino por la de los extremistas y terroristas palestinos.
P. ¿La salida de Gaza podría ser el primer paso para una retirada en Cisjordania?
R. Debemos negociar. Debemos hablar. ¿Cuál es nuestro problema desde que estalló la Intifada? Que no ha habido negociaciones de paz. La decisión de los palestinos de utilizar el derramamiento de sangre como instrumento para alcanzar sus objetivos políticos no podemos tolerarlo. Usted habla de la última fase, de dónde nos vamos a retirar o de dónde van a estar las fronteras definitivas entre Israel y el Estado de Palestina. Esto se debe discutir o negociar entre ambas partes. Puedo decirle que si la aplicación del plan de desconexión se lleva a cabo con tranquilidad, sin actos terroristas o derramamientos de sangre, la opinión publica y el Gobierno israelí serán mucho más moderados. Pero si continúa la sangría no habrá ninguna tolerancia. Ni la derecha ni la izquierda van a tolerarlo. Hay consenso nacional; no más derramamientos de sangre. Opino que si no hay terrorismo las posibilidades de llegar a la paz y la reconciliación con los palestinos es muy grande. La paz entre israelíes y palestinos está al alcance de la mano.
P. ¿Es consciente de que la puesta en marcha del llamado "plan de desconexión" supone el principio del fin del sueño del Gran Israel?
R. Si se establece el Estado de Palestina será así. Tiene usted razón. El Gobierno ha aceptado la Hoja de Ruta. ¿Qué significa? Es el reconocimiento de un Estado palestino independiente. Con el paso del tiempo, a causa de la Conferencia de Madrid, los Acuerdos de Oslo, la misma Hoja de Ruta y otros acontecimientos históricos, los israelíes hemos llegado a la conclusión de que queremos reconciliarnos con el pueblo palestino y que haya un Estado palestino independiente.
P. ¿Cómo evalúa la fase actual del diálogo entre israelíes y palestinos?
R. Mahmud Abbas, el jefe de la Autoridad Nacional Palestina, es un hombre honesto, muy racional y prudente. Él anunció muchas veces, antes y después de ser elegido presidente, que debe haber una sola autoridad, un único liderazgo y una sola ley en el pueblo palestino. Recalcó también que el terrorismo palestino es un desastre no sólo para Israel, sino también para ellos. No podemos hablar con cuatro autoridades diferentes. Pero el problema no está entre nosotros y Mahmud Abbas, públicamente, jurídicamente y militarmente, sí, pero el principal problema es el que enfrenta a Abbas con los extremistas; Hamás y Yihad Islámica: depende de cómo se resuelva este enfrentamiento habrá paz. Si gana Mahmud Abbas habrá paz, si gana Hamás y Yihad Islámica habrá una escalada de violencia.
P. Pero en la calle palestina todo el mundo habla de la tercera Intifada.
R. No la queremos. Preferiría que la Autoridad Nacional Palestina tratara de evitar un nuevo derramamiento de sangre. Pero si no lo hacen ellos alguien tendrá que hacerlo. No estamos dispuestos a sacrificar vidas israelíes. Durante estos últimos cinco años siempre mantuvimos canales abiertos con el liderazgo palestino. A este mismo despacho vinieron líderes palestinos a hablar conmigo. Incluso Ariel Sharon se reunió varias veces con ellos, y lo mismo hicieron oficiales israelíes. Ahora hay, además, grandes posibilidades de paz. Pero si deciden continuar con los ataques terroristas no tendremos otro remedio que luchar. Será un desastre para nosotros, pero también para ellos. A ellos les toca decidir si prefieren reanudar la sangría o aplicar la Hoja de Ruta. Ésta es la cuestión.
P. Oficialmente hay otras dos amenazas: Irán y Siria. ¿Realmente cree que estos dos países suponen un peligro para la seguridad de Israel?
R. Irán sí, Siria no. Irán trata de obtener armas nucleares, misiles de largo alcance; ha anunciado muchas veces que Israel debe ser destruida. Es además un país totalitario, no democrático, que coopera con el terrorismo internacional, incluido con Hamás, Yihad Islámica y Hezbolá. Por todo ello, Irán es un peligro. Es cierto que Siria es aún nuestro enemigo, pero no tiene veleidades nucleares; durante la última década ha dejado de pedir la destrucción de Israel, y aunque también coopera con Hamás, Yihad y Hezbolá, se pueden constatar grandes diferencias con Irán.
P. ¿Cree entonces que con Siria se puede dialogar?
R. Sí, creo que sí. Creo que deberíamos reanudar el diálogo. Pero todo depende de su presidente. Él transmite un doble mensaje lleno de ambigüedades; por una parte es capaz de decir públicamente que quiere la paz con Israel, pero al mismo tiempo colaborar de manera indirecta con Hezbolá. No podemos convivir con estos mensajes tan contradictorios.
P. ¿Cómo percibe desde la presidencia las denuncias sobre una campaña antisemita en Europa?
R. No, al contrario. El antisemitismo está aumentando en Europa. A causa de la combinación de tres o cuatro elementos; la extrema derecha, siempre antisemita; la extrema izquierda, para ellos una nueva moda; los elementos antiglobalizadores y antioccidentales; los musulmanes extremistas que viven en Europa; las nuevas tecnologías, Internet, la televisión vía satélite... Todos estos elementos combinados han permitido que la corriente antisemita se haya hecho en los dos últimos años muy fuerte.
P. ¿De verdad no ha constatado un cambio de actitud?
R. No. Aunque hago diferencias entre la posición de los líderes europeos de la posición del pueblo. Los líderes piensan como yo; están en contra del antisemitismo. Las recientes reuniones de Berlín, Córdoba y Viena, donde se han celebrado conferencias sobre el antisemitismo, lo demuestran. Pero al lado de esto hay una minoría antisemita que va ganando fuerza. Se ha convertido en una moda en Europa.
P. Las relaciones entre España e Israel han sido difíciles. ¿Cómo evalúa estos últimos 20 años de relaciones diplomáticas?
R. No estoy de acuerdo. Históricamente hay un sentimiento especial hacia España; es cierto que hace 500 años sucedió una de las más grandes tragedias de la historia judía, pero no puedo ignorar que en los últimos 20 años las relaciones entre España e Israel son muy cordiales, buenas, fructíferas y constructivas. Es cierto que tenemos diferencias y a nivel político algunos desacuerdos. Por ejemplo, no estamos satisfechos con la política española sobre el conflicto israelo-palestino. Uno de los propósitos de mi viaje es decirles esto, que apreciamos las buenas relaciones, pero que tenemos que encontrarnos más, intercambiar ideas. Puede haber entre nosotros diferencias, pero no deberían haber malentendidos.
P. ¿Y qué podemos hacer nosotros, desde España?
R. Creo que España, como goza de una buena relación con el mundo árabe, puede contribuir de manera positiva. Si quiere ayudar a los palestinos puede preguntar cómo. Creo que puede forzarles a abandonar el derramamiento de sangre. El regalo más importante que puede dar España al pueblo palestino es transmitirle un mensaje: "Caballeros, os daremos ayuda económica, ayuda humanitaria, pero no política si no frenan el terrorismo". Este mensaje podría ayudarnos a nosotros, los israelíes, pero también a Mahmud Abbas.
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