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DECORACIÓN

Frescor de hogar

Las altas temperaturas de los meses de verano terminan por concentrarse en el interior de las viviendas. Este recalentamiento puede evitarse con sistemas de refrigeración mecánica. Pero su uso debe ser racional e ir acompañado de una serie de medidas preventivas que han de tomarse por costumbre.

Lo que antes se veía como un lujo, se ha convertido en necesidad. A las altas temperaturas del verano se une un excesivo consumo doméstico de energía, con lo que no queda otra alternativa que refrigerar por medios mecánicos los sitios donde vivimos y trabajamos. Sin embargo, podemos conseguir el mismo confort con sistemas de menor consumo si los complementamos con una serie de medidas sencillas y eficaces.

La hora de elegir equipo. El mercado de la climatización es tan amplio que puede llegar a confundirnos. Como punto de partida debemos tener claro cuántas habitaciones pretendemos refrigerar y saber qué potencia frigorífica necesitamos aproximadamente para ello. Si se trata de toda la casa conviene hacer un balance energético de la vivienda. Así conseguiremos que el equipo tenga las dimensiones y la potencia justas.

Para poder calcular las frigorías que necesitamos para que el ambiente de una habitación sea el adecuado deben incluirse parámetros tales como el aislamiento, la orientación o la ubicación de la pieza dentro del edificio (si está bajo la cubierta, si está rodeada de pisos habitados…). También influye el número habitual de ocupantes, la intensidad y el tipo de iluminación, las distintas fuentes de calor, el número de ventanas y, por supuesto, las dimensiones y la cantidad de paredes que dan al exterior.

El salón de un ático de 30 metros cuadrados, por ejemplo, con dos paredes exteriores a las que les dé el sol desde la mañana hasta la tarde, con tres ventanas grandes, una iluminación halógena de intensidad media y dos fuentes de calor como un televisor y un equipo de música, con una ocupación habitual de cuatro personas, puede necesitar una potencia de alrededor de 6,2 kilovatios. Las potencias bajarían considerablemente si el salón estuviera protegido superiormente por otro espacio habitado. Si tenemos una idea de la potencia de refrigeración que nos hace falta podremos seleccionar con más criterio el equipo adecuado a nuestras necesidades.

Algunas marcas cuentan con series de splits (equipos divididos) de pared, suelo o techo para habitaciones amplias, como la serie Premium clase A y Classic, de LG; las unidades Vermont Eco de suelo-techo, de Carrier, o las series MSZ, de Mitsubishi. Pueden ser sólo de frío o incorporar también bomba de calor para calefacción. Conviene que incorporen la función de largo alcance, como la serie MS, de Mitsubishi, que permite una expulsión del aire de hasta 12 metros, lo que se completa con un amplio ángulo de salida de 150 grados para que la cobertura de la habitación sea mayor.

En dormitorios o en habitaciones pequeñas con poca incidencia solar y una ocupación mínima no se necesita una potencia superior a unos 1,5 o 2 kilovatios, por lo que se puede optar por un split mural, un aparato de ventana o un modelo portátil. El más silencioso y práctico a la hora de hacerle un hueco es el split mural. El portátil, por su parte, puede estar formado también por un equipo split, lo que se traduce en un caudal de aire y una humidificación mayores. Entre ellos, el modelo Holiday Ice, de Carrier, que no necesita agua para funcionar, es el equipo ideal para refrigerar una vivienda de alquiler. Para dos o más habitaciones, lo mejor es instalar un equipo multisplit. Y si se piensa en tener refrigerada toda la vivienda, lo más conveniente es una distribución del aire por conductos.

Los equipos multisplit están compuestos por varias unidades interiores, hasta nueve, de diferentes modelos y potencias, en una misma unidad exterior y con alimentación eléctrica monofásica. Si la unidad exterior incorpora dos compresores, su funcionamiento en tándem permite reducir el consumo eléctrico. Es el caso del Super Multi Inverter, de Daikin, que además cuenta con una unidad exterior supercompacta (sistema VRVII); la gama Multi Inverter con compresores MPS, de LG, con la posibilidad de acondicionar hasta ocho habitaciones, o el Multisplit 2×1 Mimetic, de Roca, que ofrece esta opción de dos compresores, pero con circuitos independientes, de forma que consume energía sólo la unidad que funciona. En estos sistemas, las unidades interiores se controlan independientemente con su propio termostato. La longitud máxima de tubería es de 115 metros, y en altura, de 30 metros, lo que supone una gran comodidad para instalarlos.

Aire por conductos. Muchas viviendas nuevas incorporan una preinstalación para sistemas de aire acondicionado por conductos, lo que supone todo un adelanto. Sólo hace falta instalar el equipo, formado por una unidad interior -que se oculta bajo un falso techo- y una unidad exterior. Estos equipos pueden alcanzar potencias elevadas, son bastante silenciosos y se pueden regular y programar individualmente o por zonas, mediante mandos a distancia por cable o infrarrojos. La serie PEHDZ Power Inverter, de Mitsubishi, incorpora en la unidad exterior la función low noise priority, lo que la hace aún más silenciosa.

Al final, uno de los objetivos que se quieren conseguir, sean cuáles sean las condiciones de partida, es compatibilizar alta eficiencia con bajo consumo. Descifrar las etiquetas de los equipos puede ayudarnos a conseguirlo.

Tecnología 'inverter'. Significa que el compresor está en permanente funcionamiento, y no para y vuelve a arrancar. Así se mantiene constante la temperatura y se reduce el consumo eléctrico hasta en un 30% al tardar mucho menos en refrigerar el ambiente. El control inverter es sinónimo, por tanto, de máximo rendimiento y confort, pero también de silencioso y larga vida útil.

Eficiencia energética. Es la relación entre el consumo de la máquina y su rendimiento. Se identifica con una etiqueta impuesta por la Unión Europea, con siete categorías, de la A a la G. La clase A corresponde a las máquinas más eficientes, es decir, aquellas que tienen un consumo más bajo para un mismo rendimiento térmico, mientras que la clase G marca a las menos eficientes y, por tanto, las que tienen un mayor consumo.

Gases ecológicos. Es preciso que el equipo que compremos no incluya gases refrigerantes que afecten a la capa de ozono. Según la normativa europea, está prohibida la fabricación de equipos con HCFC (hidroclorofluorcarburos), como el R22 o el R12, desde el 1 de enero de 2004. Éstos se han sustituido por HFC (hidrofluorcarburos) como el R410A, el R407C y el R134A. Entre ellos, el R410A, llamado comercialmente Puron, es el más recomendado debido a su eficiencia térmica.

Freno al recalentamiento doméstico

Antes de determinar las frigorías que hay que instalar para absorber el exceso de temperatura acumulada en un ambiente hay que procurar contener la ganancia de calor mediante una serie de medidas que todos tenemos a nuestro alcance.

01 Doble cristal. El doble acristalamiento con cámara estanca puede reforzarse con un vidrio de baja emisividad, como el Planitherm Futur N, de Climalit, que asegura un importante ahorro energético, tanto en invierno como en verano. Para reforzar el aislamiento se aconseja incorporar un vidrio con control solar en la cara exterior o interior de la primera luna.

02 Protecciones exteriores. La incidencia del sol puede contenerse con el uso sistemático de postigos y persianas de enrollar. Donde mejor resultado dan es en el exterior de los cerramientos. Es preferible que sean claras y que tengan celosías para permitir el paso del aire. La incorporación de aleros, parasoles, pérgolas y toldos son útiles en la orientación sur, pues nos permiten contener el sol alto del verano sin entorpecer la ganancia solar en invierno. Para el sol del oeste se pueden emplear parasoles verticales, formados por tramas con vegetación, cortinas o persianas correderas con lamas orientables.

03 Paredes 'blancas'. Se consiguen gracias a materiales aislantes ubicados preferiblemente en el exterior, procurando que no se formen puentes térmicos. Es mejor pintar con colores claros, ya que reducen la absorción de calor; en especial el blanco, que reflejará el 90% de la radiación solar, puesto que es un magnífico emisor de la radiación infrarroja, que es el calor que desprenden las paredes cuando cae la tarde.

04 Vegetación. En los climas secos, la vegetación y la presencia de agua hacen que el aire seco se humedezca, bajando su temperatura. Utilice pérgolas, celosías, macetas o aproveche las ventajas naturales de la evaporación de los patios y jardines interiores. Para bajar la temperatura de las cubiertas, que son las superficies donde más incide el sol en verano, se puede optar por cubiertas ajardinadas. Los sistemas de drenaje y las membranas especiales aseguran el aislamiento térmico e hidrófugo necesario.

05 Que corra el aire. Se debe ventilar teniendo en cuenta el tamaño y la cantidad de los huecos, y las entradas y salidas del aire. La ventilación cruzada es la que mejor funciona, aprovechando las diferencias de densidad entre las fachadas calientes y frías. Pero también es importante la ventilación ascendente, favoreciendo la salida de aire caliente que se haya acumulado en las cubiertas; por ejemplo, mediante ventanas de techo o toberas repartidas en el tejado.

Para una refrigeración saludable

01 Conviene instalar la unidad exterior en lugares que no supongan un impacto visual ni sonoro negativos.

02 Hay que tener cuidado de que la unidad exterior no se encuentre expuesta al sol ni obstruida por plantas.

03 La diferencia de temperatura entre el interior y el exterior no debe superar en ningún caso los 10 grados.

04 El termostato ha de mantenerse por encima de los 22 grados. Por cada grado que se disminuya, se produce un gasto de hasta un 8% de energía.

05 Cuando el consumo es diario han de limpiarse los filtros periódicamente.

06 Si se reduce la velocidad del ventilador se eliminará la humedad del aire.

07 Se debe evitar un enfriamento excesivo y seguir ventilando la casa.

08 La exposición directa de personas (y también de mascotas y plantas) por periodos largos de tiempo al aire acondicionado puede resultar perjudicial.

Hacia una sensación de completo bienestar

Los equipos de última generación ofrecen las mismas prestaciones sin los impactos negativos del aire acondicionado.

Aire más puro. Lo más novedoso en filtros es el apatito de titanio, que descompone olores, elimina bacterias y desactiva virus, como los equipos FTKS, de Daikin; el sistema Plasma Dúo, de Mitsubishi (que además crea un ambiente relajante con la generación de iones negativos), o el sistema Neo-Plasma, de LG. Al eliminarse los contaminantes microscópicos, el polvo, el polen y los pelos de mascotas se consigue un ambiente más limpio y se evitan problemas alérgicos.

Distribución y control óptimo del aire. Algunos equipos (Daikin, Mitsubishi) incluyen la función ECono, que reduce tanto la corriente como la frecuencia de funcionamiento. Esta disminución del consumo eléctrico permite que el aire acondicionado funcione simultáneamente con otros aparatos domésticos que requieren un gran consumo. También mejora la distribución del flujo del aire gracias a la apertura deslizante, que incluyen casi todos los modelos nuevos. Al fijarse en una posición casi horizontal se evitan corrientes directas sobre las personas y se alcanza una temperatura más homogénea en toda la habitación. Otra opción es la salida 3D, como en la línea Art Cool, de LG, en la que el flujo de aire puede salir también por los laterales del aparato.

Sensores inteligentes. El sensor infrarrojo de Daikin detecta la ausencia de personas y de forma automática activa una función de ahorro de energía, lo que significa un consumo de un 20% menos en refrigeración que en el caso de un equipo sin sensor. Por su parte, el sensor que incorpora Mitsubishi Electric permite detectar automáticamente aquellos focos de calor o frío, en la temporada de calefacción, dirigiendo las lamas de la unidad interior hacia el núcleo localizado.

Menos ruidos. Otro parámetro que se debe tener en cuenta al elegir el producto es el nivel sonoro. Los más bajos se sitúan en el orden de los 21 a 25 dbA (unidad interior).

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