El presidente de la UE dice en la Casa Blanca que Europa "no está de rodillas"
George W. Bush asegura que "Estados Unidos quiere una Unión Europea fuerte"
George W. Bush mantuvo ayer la cumbre anual entre la Unión Europea y Estados Unidos con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y el presidente semestral del Consejo Europeo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, y los tres pasaron de puntillas por la fuerte crisis causada por los noes de Francia y Holanda y el fracaso de la reciente cumbre. Pero Juncker luchó para rechazar la imagen de irrelevancia y derrota, y dijo ante Bush que Europa "no está de rodillas", sino "jugando el papel que le corresponde en la escena internacional".
El primer ministro luxemburgués, el menos sonriente de los tres, explicó que la delegación comunitaria había explicado con detalle al Gobierno norteamericano las consecuencias del doble no en los referendos y de la ausencia de acuerdo sobre el presupuesto futuro. Juncker añadió que la UE tomará sus decisiones "en los próximos meses y probablemente en los próximos años de acuerdo con el Tratado de Niza, que permite funcionar a la UE correctamente, aunque no tan bien como lo hubiera hecho la Constitución". Pero la UE "está ahí", dijo, y EE UU "no es sólo un aliado estratégico, es el aliado más importante que tenemos".
Esa fue la línea maestra de la intervención de Bush, que bromeó con Juncker -el luxemburgués no apreció particularmente el festivo carácter tejano del presidente- y que destacó los "valores comunes y las aspiraciones compartidas" de europeos y estadounidenses. "Estados Unidos quiere una Europa fuerte", aseguró Bush.
Barroso asumió también la situación de crisis sin la actitud de Juncker, y dijo que no puede resultar una sorpresa que haya complicaciones en el proceso de ampliación comunitaria, pero que nada de lo que ocurre en Bruselas altera la relación con Washington. "Creemos que cuando EE UU y la UE tienen buenas relaciones, el mundo va mejor". Barroso habló de la próxima cumbre del G-8 y de la necesidad de que haya acuerdos sobre medio ambiente y ayuda a África.
Bush destacó los capítulos que habían dado cuerpo a la reunión: el punto de vista común sobre la necesidad de que haya dos Estados en paz en Oriente Medio y la preocupación por el futuro de Irak, junto al agradecimiento por la próxima conferencia internacional de apoyo que se celebra en Bruselas: "Ha habido diferencias en el pasado, pero hemos avanzado, porque el mundo necesita que trabajemos juntos para que la democracia en Irak sea un éxito". Bush destacó también la cooperación en Afganistán y la necesidad de respaldar los procesos democráticos, en Ucrania, en Georgia o en los Balcanes. En cuanto a Irán, el presidente felicitó "a la UE, a Javier Solana y a los ministros de Exteriores de Francia, Alemania y Reino Unido por enviar un mensaje claro: no se va a tolerar el desarrollo de armas nucleares".
El presidente explicó que las "fricciones" comerciales -nadie mencionó por su nombre la guerra entre Boeing y Airbus- son lógicas, dado el volumen de intercambios entre Europa y EE UU. José Manuel Barroso apoyó el argumento y ofreció el dato de que esos intercambios tiene un volumen diario de 1.800 millones de dólares.
Bush justificó el mantenimiento de la prisión en la base de Guantánamo y dijo que la mayoría de los detenidos no son tradicionales prisioneros de guerra. "La cuestión fundamental es qué hacer con ellos; estamos a la espera de que la justicia decida si pueden o no ser juzgados en tribunales militares, y con qué derechos, o en tribunales civiles". Pero "que nadie se equivoque", añadió: "Muchos de los que están detenidos -y lo están en condiciones humanitarias- son peligrosos; algunos han sido puestos en libertad en sus países de origen y han vuelto a combatir. Y yo tengo la obligación, como todo el mundo tiene, de proteger a la gente".
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