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45 países suscriben en Madrid un acuerdo sobre la diversidad cultural

El borrador no cuenta con el apoyo de Estados Unidos, Japón, Australia e Israel

Aurora Intxausti

Proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales de los diferentes pueblos es el objetivo que persiguen la mayoría de los países del mundo. Ayer, en el Museo del Prado de Madrid, los ministros de Cultura de 45 países suscribieron un acuerdo en el que se reclama "el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales como base principal de la diversidad cultural". Sin embargo, hay otros que, al menos de momento, no están de acuerdo con las propuestas que han presentado, y entre ellos se encuentran Estados Unidos, Japón, Australia e Israel.

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En la reunión convocada por la ministra de Cultura, Carmen Calvo, los asistentes reivindicaron la diversidad cultural "como factor de pluralismo, de democracia, de cohesión social y empleo, de crecimiento sostenible, de identidad de las sociedades y los individuos, y de diálogo", y exigieron la adopción de garantías para "frenar la homogeneización y la estandarización actual, que puede suponer la quiebra del equilibrio entre culturas". Calvo, flanqueada por su homólogo brasileño, Gilberto Gil, y el embajador de Francia en España, Claude Blanchemaison, dijo que en el momento actual "hay que trabajar más por la cultura en los foros internacionales, poner toda la carne en el asador para dar pasos más sólidos". En la cumbre, celebrada en Madrid durante el fin de semana y a la que asistieron ministros y representantes culturales de 70 países, hubo ausencias significativas como las de Japón, China o Australia, pero también una presencia destacada de países asiáticos y africanos.

En la Convención General de la Unesco que se celebrará en París en octubre de este año se debe tener en cuenta, según los participantes en el encuentro, "el principio de igualdad de todas las culturas, por cuanto que todas las expresiones culturales son parte del patrimonio común de la humanidad; la naturaleza de los bienes y servicios culturales que deben tener un tratamiento diferenciado del conjunto de las mercancías; el establecimiento y desarrollo de políticas que fomenten y protejan la diversidad cultural; el papel de la cultura como factor de empleo y crecimiento económico y que el acuerdo tenga rango jurídico". La ministra dijo estar convencida de que "el siglo en el que vivimos tiene que ser el de los equilibrios y las armonías, en el que la cultura debe convertirse en un factor de desarrollo humano y de reequilibrio".

Carmen Calvo explicó que hasta ahora sólo ha habido "diferencias de matices en los casos de Estados Unidos, Australia, Israel y Japón, pero nos queda de aquí a octubre para trabajar. Habrá que ceder todos un poco", puntualizó.

Gilberto Gil reivindicó la cultura de los pequeños países y explicó que "el concepto de la diversidad cultural llega justo para que nos coloquemos por encima de conceptos como guerra e incomprensión, y para que trabajemos por la posibilidad de avanzar y de que también los económicamente pequeños, pero tan grandes en el biopoder de su gente y de su presencia humana, cuenten cada vez más".

De izquierda a derecha, Gilberto Gil, Carmen Calvo y el embajador de Francia en España, Claude Blanchemaison, ayer en el Museo del Prado.
De izquierda a derecha, Gilberto Gil, Carmen Calvo y el embajador de Francia en España, Claude Blanchemaison, ayer en el Museo del Prado.GORKA LEJARCEGI

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Periodista. Trabajó en EL PAÍS entre 1985 y 2021, tanto en la redacción de el País Vasco como en Madrid. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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