Audaz blanco de La Mancha

La apuesta por La Mancha de la familia riojana Martínez Bujanda, con el inefable Jesús al frente aunque deje hacer, es firme, puro corazón. Ha creado una sólida línea de tintos que superan el notable, manteniendo unos precios más que razonables. Por ejemplo, su tempranillo Barrica a menos de cinco euros. Y la prueba de que no ha venido a estas tierras con ánimo especulativo es este blanco audaz de concepción y comercialmente valiente. Porque blancos de La Mancha no tienen mucho tirón ni buena imagen. De hecho, llevan años los esforzados manchegos luchando por desprenderse de la losa del blanco, que hasta hace poco lo dominaba todo, ahogando las posibilidades de sus excelentes tintos.

A la viura -que tan bien conoce- le ha añadido dos cepas foráneas: viognier y gewürztraminer. Así, el vino gana en complejidad aromática, con una oferta sensorial compleja y festiva donde el olfato puede solazarse con las notas de fruta carnosa, el vibrante perfume tropical de la piña y el mango, o la frescura vegetal de la hierba y la higuera. A tal aroma le corresponde un paladar graso, con el recuerdo de la fruta envuelto en grata acidez.