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Reportaje:

Vidas cambiadas para huir de Cuba

Un cubano residente en EE UU prestó sus papeles a su hermano para que escapase; ahora el hermano vive en Los Ángeles y él está retenido en Cuba

Historias rocambolescas de cubanos que escapan a Estados Unidos hay miles. Las hay dramáticas, como la del niño balsero Elián González. Colectivas, como la de la crisis de las balsas del verano de 1994, durante la cual 35.000 personas se lanzaron al mar en frágiles embarcaciones. Y hay, también, aventuras tragicómicas, como la de los jóvenes que trataron de llegar a Florida en un camión Chevrolet 1951 convertido en vehículo anfibio, o el caso de una chica que se autoenvió a Miami vía Bahamas dentro de un bulto de la compañía de mensajería DHL, con orinal y teléfono móvil incluidos. Sin embargo, la película que acaban de protagonizar los hermanos Bernardo y Fidel Heredia es de altos quilates y supera cualquier ficción.

Resumida, la historia es ésta: Hace 11 años, Bernardo se largó de su país en balsa, en una travesía clandestina de siete días que estuvo a punto de costarle la vida. Afincado desde entonces en Los Ángeles, donde trabaja como taxista, tiene allí casa y una hija de dos años con María Teresa Fernández, también cubana y emigrante. En definitiva, una vida hecha.

Hay que decir que Bernardo, de 42 años, es físicamente muy parecido a su hermano Fidel -un año menor que él-, y que desde el año 2000 viaja periódicamente a La Habana a visitar a su familia. "Durante estos viajes, Fidel utilizaba mi pasaporte para entrar a los hoteles y hacer las cosas que los cubanos no podemos hacer en nuestro país. Nunca pasó nada, y así fue como tuvimos la idea de que saliera de Cuba con mis documentos", cuenta, con voz apagada, en la humilde casa del barrio de Marianao, en la que vive desde hace dos meses con su madre, su cuñada y su sobrino.

Durante un año, los hermanos prepararon en secreto las condiciones de la fuga. Y el 3 de marzo pasado, por fin, Bernardo desembarcó en La Habana procedente de México. "Me hospedé en una casa en la playa y no fui por Marianao para que mi familia no sospechara. Mi esposa en Los Ángeles tampoco sabía nada".

La idea era que Fidel saliese con su pasaporte, vía México, y que allí le entregase los documentos a una mula (contrabandistas que llevan dinero y paquetes a Cuba a cambio de recompensa dineraria), que se los traería rápidamente a la Habana. "Todo ocurrió según lo previsto. Mi hermano salió el 12 de marzo sin dificultades y el día 14 yo recibí el pasaporte. El día 16, cuando traté de viajar, en la aduana se dieron cuenta de que ya alguien había salido con mis papeles y me detuvieron".

Fueron 31 días arrestado por el servicio de inmigración cubano. "Cuando finalmente averiguaron lo que había sucedido, me propusieron: 'Si firmas una confesión, te dejamos ir'. Firmé, pero no me han dejado salir y se han quedado con mis documentos americanos". El mensaje es claro: "Me han dicho: 'Tu hermano se fue, pero tú te quedas".

Desde hace dos meses está en libertad, pero varado en un país en el que no quiere estar. "Esto es una locura. No pueden acusarme de ningún delito, no hay falsificación de documentos, ni suplantación de identidad. Quien se marchó es mi hermano y ellos lo dejaron salir". Ahora, asegura, se están vengando: "Tengo una hija de dos años, una familia a la que mantener. ¿Qué sentido tiene esta situación? ¿En qué les beneficia?".

La cosa, en verdad, es retorcida. Fidel entró a Estados Unidos por la frontera con México y está viviendo con María Teresa y su hija, Ángela Marie. Ya ha empezado a trabajar en un casino, y le va bien, aunque lamenta lo que le está pasando a su hermano. "Nunca le agradeceré lo suficiente lo que ha hecho por mí", ha declarado en Los Ángeles. A su vez, Bernardo vive con la esposa y el hijo de Fidel en La Habana, y en la oficina diplomática de Estados Unidos en Cuba le han dicho que no pueden hacer nada por él, pues no es ciudadano norteamericano, sino residente.

La historia de Bernardo y Fidel es simbólica, además, por otros motivos. Como otros 300.000 cubanos, Bernardo combatió en la guerra de Angola, pero, asegura, él fue el único que logró capturar vivo a un soldado surafricano durante la contienda. Por ello, le distinguieron con medallas y honores. "Vengo de una familia revolucionaria. Me lo creía todo, compartía esos ideales, creía que estaba haciendo algo importante".

Sin embargo, a su regreso, en 1989, se desencantó. "Mi hermano estaba preso y nadie nos ayudó. Luego vino el fusilamiento del general Ochoa, y la crisis, y la falta de esperanza...". En 1994 se fue en balsa, y hace un mes, en medio de esta pesadilla, lo volvió a intentar. Pero fracasó. Ahora pasa los días esperando, pensando... "Tengo que irme. Por cualquier vía. Quedarme no es opción".

Fidel (izquierda), en la casa de su hermano en Los Ángeles; Bernardo ve el vídeo de su hija desde La Habana.
Fidel (izquierda), en la casa de su hermano en Los Ángeles; Bernardo ve el vídeo de su hija desde La Habana.AP

Vivir esclavo

Para el Gobierno de Fidel Castro, Washington es el responsable de los dramas y situaciones en los que se ven envueltos cubanos que tratan de emigrar ilegalmente a EE UU. Según La Habana, Washington es el que alienta estos hechos al recibir con los brazos abiertos a aquellos cubanos que entran ilegalmente a su país, incluso tras realizar actos violentos.

Hasta el momento, las autoridades de la isla no se han pronunciado sobre el caso de los hermanos Heredia, y probablemente no lo haga. Pero Bernardo prefiere no hablar de responsabilidades en abstracto, sino de la "trampa" en la que se encuentra: "No creo haber cometido un crimen. Cuando no eres libre, tienes derecho a buscar tu libertad por cualquier medio, y el hecho de que ese medio no sea legal no quiere decir que no sea justo. La esclavitud era legal y no era justa. Para mí este sistema es un tipo de esclavitud: no te permiten salir de tu país, viajar libremente ni regresar cuando quieras".

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