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Dos años, 180.000 muertos

La violencia se apoderó de Darfur en febrero de 2003. Fue en esa fecha cuando los rebeldes Ejército de Liberación de Sudán y Movimiento por la Justicia y la Igualdad se sublevaron contra el Gobierno de Jartum, al que acusaron y acusan de oprimir a la población negra en beneficio de los árabes, grupo dominante entre las autoridades del régimen de corte islamista.

En respuesta a esta sublevación, el Gobierno ejerció una política de tierra quemada y comenzó una guerra sucia de asesinatos y violaciones a través de las milicias paramilitares conocidas como los janjawid. En opinión de las organizaciones de derechos humanos, el régimen de Jartum diseñó una campaña de limpieza étnica cuyo objetivo era expulsar a la población negra de amplias extensiones de tierra.

Este conflicto no sería sino un capítulo más de las históricas disputas entre árabes nómadas y agricultores negros (de los grupos étnicos Fur, Masalit y Zagawa) por el control de la tierra y áreas de pastoreo en Darfur si no fuera por las cifras: 180.000 muertos y más de dos millones de desplazados.

Se cuentan por cientos los niños que han muerto por desnutrición y más de 200.000 civiles han buscado refugio en el vecino Chad, cuyo Gobierno teme una explosión de violencia en su propio territorio.

Las fuerzas de seguridad han sido acusadas de intentar expulsar a los desplazados de los campos para obligarlos a regresar a sus hogares. Numerosos refugiados han asegurado que el Ejército ha efectuado ataques aéreos. Estos ataques suelen estar seguidos de incursiones de milicianos janjawid montados en caballos y camellos, que llegan a las aldeas para matar hombres, violar mujeres y robar todo lo que encuentran a su paso.

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