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Reportaje:ELECCIONES GALLEGAS | Galicia de esquina a esquina

La teoría del gasto invisible

Galicia sigue siendo 'región pobre' a pesar de la ampliación de la Unión Europea

Luis Gómez

A primeros de año, las autoridades gallegas vivieron con preocupación la noticia de que Galicia podía quedar fuera de las regiones objetivo 1 de la Unión Europea, merecedoras de percibir fondos estructurales porque su nivel de renta estaba por debajo del 75% de la media europea. Por efecto de un nuevo sistema de contabilidad y también de que Europa pasaba de 15 a 25 miembros, Galicia podía quedar fuera o dentro del club de perceptores. No era un tema menor para una comunidad que recibe 1.260 euros por habitante procedentes de fondos europeos, la cifra más alta en la Unión Europea, el doble de lo que recibe Sicilia sin ir más lejos. Esa posibilidad despertó a los políticos locales, que miraron enseguida hacia el Gobierno central reclamando una rápida acción ante Bruselas. En esas mismas fechas, se efectuó algún viaje al corazón de la Europa comunitaria, viaje tras el cual se anunció que todo había quedado en su sitio. Galicia seguía siendo objetivo 1. No perdería su derecho a seguir recibiendo fondos. Los comunicados oficiales no ocultaban un tono general de satisfacción con ciertas dosis de alivio.

Detrás de la promesa de suelo industrial hay polígonos que se encuentran semivacíos
Galicia, con 1.260 euros por persona de fondos europeos, es la más beneficiada de Europa

Dicho en otras palabras, Galicia seguía siendo pobre, como argumenta Xosé Luis Barreiro, ex vicepresidente de la Xunta. "Habíamos llegado a un punto desconocido: ¡Que sigamos siendo pobres se convirtió en un éxito de la Xunta!".

El susto duró poco tiempo. Quedó en el olvido como si se hubiera tratado de una mala noche. Así que la Xunta recobró la normalidad y siguió su ritmo de anuncio de realizaciones económicas materiales, tangibles, sólidas, al gusto del presidente Fraga. Tal es así que Jesús Oitavel Barcala, director del Instituto Gallego de Vivienda y Suelo (IGVS), anunciaba que "Galicia contará en el año 2007 con un total de 118 polígonos industriales, que abarcarán una superficie de 33,4 millones de metros cuadrados". Según Oitavel, existen actualmente en Galicia 51 polígonos plenamente operativos que ocupan una superficie de 8,95 millones de metros cuadrados. Los mapas alusivos a estos proyectos, unidos a los de carreteras y trenes de alta velocidad, dibujan una Galicia tejida de industrias e infraestructuras, una Galicia que se anuncia más rica y mejor comunicada. Es una Galicia visible, de cemento y asfalto, sólida, a ojos de la Xunta, tan visible que Fraga puede seguir su ritmo habitual de inauguraciones.

Claro está que esta política de polígonos y carreteras no es tan apreciada por los analistas ni por algunos empresarios pertenecientes a la élite emprendedora de Galicia, esa Galicia pujante que ha difundido por el mundo un buen número de marcas con éxito, llámense Inditex, Pescanova, Zeltia, Adolfo Domínguez...

-Oiga, y Rodman, también.

Rodman es una empresa líder en la fabricación de embarcaciones deportivas cuyas siglas hacen mención a su propietario, Rod por Rodríguez y Man por Manuel. Es decir, Manuel Rodríguez, quien tomó las riendas de unos astilleros arruinados en Vigo y los convirtió en una empresa modélica. Así que Manuel Rodríguez es de esos empresarios que tienen derecho a opinar sobre el progreso de Galicia en los últimos 15 años y la utilización de los fondos europeos. Rodríguez es dueño de una ironía muy gallega. Y hace una distinción entre gasto visible y gasto invisible. El problema, apunta, es el exceso del primero.

"Todo lo que se ha gastado está bien, pero creo que se ha gastado poco en educación, en I+D, en apoyo industrial, se ha gastado más en lo visible que en lo invisible. Y en lugar de reforzar los puntos fuertes se ha optado por invertir donde no hay nada por si alguien pica. Así, tenemos carreteras donde no circulan coches y polígonos sin fábricas, mientras en Vigo el suelo industrial está a 100.000 pesetas el metro cuadrado y algunas empresas se van a Portugal".

La teoría del gasto invisible no es propia de Rodríguez, quien no afirma nada que otros analistas no sostengan, como es el caso de Xavier Vence, catedrático de Economía aplicada en Santiago y autor de un libro titulado El fracaso neoliberal en Galicia. "Galicia ha crecido, pero otras comunidades han crecido más. Galicia lo ha hecho por debajo de la media española. No ha habido un diagnóstico de las necesidades ni una planificación. Y así hemos llegado a casos tales como que se construyan polígonos empresariales donde no hay demanda de suelo industrial y no se programen actuaciones donde sí la hay".

Los estudios y las estadísticas son pertinaces al respecto y confirman las palabras de Rodríguez y Vence: Galicia no converge con Europa, porque tampoco converge con España. Todos los indicadores señalan que en el periodo de mayor afluencia de fondos europeos (1995-2002) Galicia ha perdido peso relativo con el conjunto de España en términos de PIB y, también, en términos de población. Estas cifras ponen en cuestión la eficacia del gasto de esos fondos europeos: demasiado gasto visible y poco gasto invisible.

Y esa realidad visible que algunos ponen en entredicho la conoce y la sufre Antonio Gato Soengas, alcalde de la pequeña localidad de Monterroso, que no alcanza los 5.000 habitantes. Gato es el único alcalde socialista en una zona dominada casi exclusivamente por el PP como son las comarcas del interior de Lugo, el centro de Galicia.

Su pueblo es uno de esos pueblos con polígono industrial y colegio. El polígono lleva en obras demasiado tiempo y no acaba de arrancar y el colegio no pierde estudiantes. Es un consuelo. A su lado hay polígonos casi vacíos -Acivros, Agolada, Rodeiro-, sin apenas servicios, donde la vegetación amenaza con rodear las dos o tres naves que hay en su interior. Gato espera que fructifiquen algunas inversiones y hace sus cuentas sobre la realidad de su pueblo. Puede darse por satisfecho. "Este año hemos tenido un crecimiento vegetativo positivo. Hemos crecido en 14 personas". Gato sabe que ese crecimiento tiene truco en su caso: el centro penitenciario situado en la localidad da trabajo a 800 funcionarios y eso permite que crezca la población y se mantenga el instituto. Porque en los alrededores, en Taboada, en Palas de Rei, por ejemplo, los colegios se están quedando vacíos en una extensa zona donde más del 60% de la población supera los 70 años. Así que Gato se pregunta cómo es posible que cada pueblo tenga un polígono industrial y un colegio. Se lo pregunta también Severino Rodríguez, alcalde de Monforte de Lemos, la segunda ciudad de Lugo, próxima a Monterroso, y único alcalde del Bloque Nacionalista Galego (BNG) en la zona. "Todas las inversiones se han hecho sin seguir un plan, a gusto de las peticiones de algunos alcaldes. Lo que tenemos en esta zona son islas que no están coordinadas".

Los polígonos están vacíos y los colegios se despueblan, aunque las estadísticas sumen miles de metros cuadrados de suelo industrial financiados con fondos europeos. Ayer mismo, la prensa local anunciaba más suelo industrial en Chantada, cuya mayor industria actualmente es una fábrica de envasado de castañas. Lo decía Rodríguez: carreteras sin tráfico y polígonos sin fábricas. Aunque eso es gasto visible.

Sin embargo, nada se sabe del gasto invisible, del que no necesita hormigón, del que fomenta la formación o la investigación, pero sí de algunas de las consecuencias de su escasez. Desde hace cinco años, el Ayuntamiento de Monterroso concede un premio en metálico de 240 euros a todo aquel vecino que acabe sus estudios medios o superiores. Desde 2001 se han concedido 40 premios (el mejor año fue el 2002 con 15 premios). Casi todos estos jóvenes titulados han dejado el pueblo.

Polígono industrial ubicado en la localidad de Rodeiro (Pontevedra).
Polígono industrial ubicado en la localidad de Rodeiro (Pontevedra).L. G.

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