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CRISIS EN EUROPA | La posición de España

España descarta que la Constitución se renegocie antes de dos años

El Gobierno apoya que prosiga la ratificación para clarificar la situación y los problemas

El Gobierno español trabaja con la hipótesis de que la Constitución rechazada por Francia y Holanda no podrá empezar a ser renegociada antes de dos años, según indican a este diario fuentes diplomáticas. Ello implica una ampliación importante del periodo de vigencia del Tratado de Niza, durante el cual habrá que suplir carencias institucionales y tensiones políticas para que prosiga la construcción europea. El Ejecutivo quiere jugar un papel motor en esa tarea.

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Como confirmó ayer el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, la continuación del proceso de ratificación sigue siendo considerada importante, aun a sabiendas de que la Constitución no podrá entrar en vigor en noviembre de 2006, como estaba previsto.

Para la diplomacia española es imposible que el caso francés u holandés se resuelvan con pequeñas modificaciones del texto rechazado, como ocurrió con los problemas planteados por Irlanda y Dinamarca. "Tendrá que haber una nueva Conferencia Intergubernamental, y es impensable que eso ocurra antes de las próximas presidenciales francesas", indican las fuentes consultadas. En París se calcula que el presidente, Jacques Chirac, tardará al menos otros 22 meses en someterse a las urnas.

Entre tanto, y hasta que se negocie un nuevo texto, lo importante es que "Europa siga adelante, que los ciudadanos sepan que no hay vacío de poder, que la construcción europea progrese", indican las mismas fuentes. Y esto habrá de hacerse sobre la base del denostado Tratado de Niza.

Desde el punto de vista español, al menos, resulta inconcebible que se quieran improvisar otras bases institucionales con arreglos parciales. "Lo que no se puede hacer es partir la Constitución a pedazos, decir esto sí y eso no. Cambiar el sistema de voto para la mayorías cualificadas, ni en broma. Tampoco se podrá crear la figura del ministro de Exteriores, porque afecta a la Comisión y otras instituciones", señala Alberto Navarro, secretario de Estado para Europa.

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El Tratado de Niza tiene para Madrid de positivo los 27 votos que casi igualan su capacidad decisoria con la de los grandes, la continuidad del comisario español, Joaquín Almunia, que ya no tendrá que ceder el año que viene su puesto al ministro de Exteriores, y las cooperaciones reforzadas, para formar nucleos pioneros en la construcción europea.

En Exteriores hay temor a que la falta de la Constitución retrase los avances en las políticas de Justicia e Interior, muy desarrolladas en el nuevo Tratado. Pero, como constató ayer el ministro Moratinos, el capítulo más perjudicado por el rechazo será la ampliación.

De cara al Consejo Europeo del 16 y 17 de junio, la parte española espera que las tensiones políticas creadas por los referendos se salden con una declaración común de fe europeísta plasmada en resultados concretos, a ser posible en el acuerdo, cada vez más difícil, sobre las perspectivas financieras.

"España, país cumplidor con la UE y el único que ha dicho en referéndum, quiere contribuir a esas tareas y ayudar a Francia y a Holanda a superar el bache. Pero éstas deben hablar antes", explican las citadas fuentes.

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, saluda a su homóloga sueca, Laila Freivalds.
El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, saluda a su homóloga sueca, Laila Freivalds.EFE

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