Bernardo del Río cuenta su exilio en la URSS como niño de la guerra

Bernardo Clemente del Río Salceda (Madrid, 1925) es uno de los 2.895 niños españoles hijos de republicanos que se calcula fueron evacuados a la URSS durante la Guerra Civil. A él lo embarcaron en 1937: salió de Valencia con rumbo a Yalta a bordo del Cabo Palos. Tras estudiar en Moscú, en una de las 20 escuelas españolas que había en la URSS, Del Río fue evacuado a Samarkanda con otros cientos de pequeños españoles en 1941, "en un viaje en tren que duró 42 días", cuando los nazis cercaban la capital. En medio del hambre de la guerra, se hizo perito de ferrocarriles. Luego fue destinado a una compañía ferroviaria de la región moscovita, se hizo doctor en ingeniería, fue profesor en Rostov y Kiev, escribió 70 libros y artículos, tradujo obras técnicas, y en 1994 regresó a España, donde editó el Diccionario politécnico español-ruso y la novela El vals estrepitoso.

Ahora, la Fundación Largo Caballero y Entrelíneas han editado las memorias de ese exilio de 57 años. 20.000 días en la URSS. Recuerdos, descubrimientos y reflexiones de un niño de la guerra es un libro a medias autobiográfico e histórico. Entre otras cosas, Del Río afirma que los aliados "no abrieron el segundo frente esperando a que Alemania y la URSS se desangrasen", y que el fervor estalinista de Pasionaria "ayudó a salvar de las purgas" a la emigración española.

Como víctima que se labra el futuro, su vida explica las luces y sombras del país de Stalin: "La represión y los crímenes, pero también la generosidad y las posibilidades de desarrollo profesional". Del Río, un hombre jovial que no perdió la vinculación afectiva con España -hace 50 años escribió sobre el Quijote en el diario de los ferroviarios soviéticos-, vive hoy en Vallecas (Madrid). Viudo y solo, pero conforme con su vida.