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Reportaje:REFERÉNDUM EUROPEO | El futuro de la UE

Europa tiembla ante un 'no' francés

El futuro inmediato de la UE quedará en manos de Blair si hoy embarranca la Constitución

Carlos Yárnoz

Los franceses tienen hoy en las urnas el futuro de la primera Constitución de los Veinticinco y, de paso, el de la propia Unión a corto y medio lazo. "Abismo", "parálisis" o "confusión" son términos citados estos días por los dirigentes europeos para exagerar la crisis que, sin duda, se abrirá en el club si gana el no en el referéndum. La gestión de tal crisis, ese Plan B que todos niegan, quedará en manos de Tony Blair, el primer ministro del Reino Unido, el país menos europeísta del grupo. Blair presidirá la UE a partir de julio y es el único líder estable de un gran país de la Unión, mientras sus homólogos de Francia, Alemania e Italia sufren graves inestabilidades políticas y económicas.

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La "catástrofe" que augura el actual presidente de turno de la Unión Europea, el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker -en el caso de un rechazo francés-, será minimizada esta noche por el propio Juncker y por el presidente de la Comisión, el portugués José Manuel Durão Barroso. Ambos prevén comparecer en Bruselas para intentar tranquilizar a los europeos con dos mensajes: el funcionamiento de las instituciones está garantizado y el proceso de ratificación de la Constitución debe continuar una vez que el nuevo Tratado de la UE -aprobado el año pasado por los jefes de Estado y de Gobierno de los Veinticinco-, ha sido refrendado en Lituania, Hungría, Eslovenia, Eslovaquia, Italia, Grecia, Austria, Alemania y España; este último el único que ha celebrado hasta ahora un referéndum.

Un rechazo francés abrirá en la UE "un periodo de confusión, de incertidumbre", como dice Charles Grant, del Centre for European Reform, o "una época de introspección", como apunta Eneko Landaburu, director general de Relaciones Exteriores y destacado miembro del centro de análisis Notre Europe. Asoma esa fase de incertidumbre en un momento delicado en la Unión, en plena digestión de la histórica ampliación al Este, con el motor franco-alemán averiado por la debilidad de sus líderes (el apoyo electoral al francés Jacques Chirac sigue en picado y el canciller Gerhard Schröder ha tenido que adelantar las elecciones), sin cerrar aún todas las heridas por la guerra de Irak y en ausencia de iniciativas que vayan más allá de proteger los intereses nacionales. "Estamos pedaleando en el vacío y sin líderes", opina Landaburu.

Oficialmente, todos han negado que exista un plan alternativo, un Plan B, si, como coinciden los sondeos, triunfa el no en el país principal impulsor del proyecto europeo y de esta Constitución, que quedaría herida de gravedad y con menos opciones de recuperación si al rechazo francés se suma tres días después el holandés. Sin embargo, dirigentes de la UE y analistas europeos han manejado estos días diferentes planes y opciones.

- Plan francés: Los partidarios del no en Francia abogan, si ganan, por una renegociación de la Constitución, opción rechazada unánimemente. "Es imposible. Sencillamente no hay margen para más negociaciones", afirma el francés Valéry Giscard d'Estaing, padre del proyecto constitucional. "No vamos a pedir a 220 millones de personas [un 49% de la población de la UE] que han ratificado el tratado que den un paso atrás".

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- Plan Blair: El primer ministro británico tendrá que gestionar el posible rechazo francés porque el Reino Unido presidirá la UE durante un semestre, a partir del 1 de julio. Blair, que acaba de ganar las elecciones de su país, es el único líder con fuerza entre los grandes países de la Unión. "Con un eje franco-alemán desarbolado, dispone de una ocasión única para reconducir el proyecto europeo en beneficio del Reino Unido", opina un embajador ante la UE. Según un estrecho colaborador del presidente de la Comisión, el mensaje de Blair bien podría ser: "La Europa federal se ha acabado; ni los franceses la quieren". La unión política que persigue la Constitución quedaría frenada para incidir más en la cooperación económica.

- Plan Niza: Si la Constitución embarranca y, por tanto, no entra en vigor en noviembre de 2006, como está previsto, seguirá vigente el actual Tratado de Niza, denostado por todos salvo por el actual Gobierno polaco y el ex presidente español José María Aznar. "El Plan B es Niza", reitera el ministro francés de Exteriores, Michel Barnier, pieza clave también en la redacción del proyecto. No se aplicarían, por tanto, avances clave incluidos en el nuevo tratado: ministro europeo de Exteriores, presidente estable de la UE, reparto de poder relacionado con la población de cada país, recortes al veto, refuerzo de la política europea de Defensa...

- Plan Juncker: Apoyado por una gran mayoría de socios, y sobre todo por los que ya han dado su aprobación, consiste en mantener el proceso de ratificación hasta el final para comprobar cuántos y qué países rechazan el nuevo tratado. Si son más de cinco, queda anulado, como precisa el propio texto. Si son menos, cabe la opción de repetir las consultas donde ganó el no, como ocurrió en Irlanda con el Tratado de Niza y antes en Dinamarca con el de Maastricht. Juncker lo reiteró el miércoles al diario belga Le Soir: "Habrá que esperar al final del proceso. Si a su término no se solucionan los problemas, los países que hayan dicho no tendrán que volver a hacerse la pregunta".

Todos los analistas coinciden en que, en el caso de Francia, esa hipótesis será factible sólo en el caso de que el no gane por estrecho margen. Si la diferencia es amplia y Holanda también dice no, la Constitución tendrá mínimas opciones de sobrevivir. Como la entrada en vigor requiere la ratificación de los Veinticinco, "o bien los que hayan dicho no dicen más tarde o no tendremos Constitución", argumenta Juncker.

Estos hipotéticos planes, como la posibilidad de rescatar alguna parte de la Constitución, pueden quedar en papel mojado si, para mayor complicación, la agenda actual de la UE sufre vuelcos clave. Es lo que los líderes temen si en la cumbre del 16 y 17 de junio, donde se analizarán los resultados franceses, no se pacta el futuro marco financiero de la Unión. Las divergencias son muy profundas y, al convocar elecciones anticipadas, Alemania se ha cerrado toda opción de ceder a quienes le exigen más aportaciones.

Son esas elecciones las que pueden deparar otro revolcón grave a la agenda europea. Angela Merkel, la candidata de la coalición democristiana CDU/CSU, ha rechazado siempre el hipotético ingreso en la Unión Europea de Turquía, cuyas negociaciones deben empezar el 3 de octubre. "Turquía puede ser la primera víctima de esta crisis", opinan en la Comisión Europea, donde recuerdan que el 20% de franceses están decididos a votar hoy no por abrir las puertas a Ankara.

Dentro del club, sin embargo, la primera víctima de un no será Francia. "Pasaremos a jugar en segunda división en la UE, cuando siempre hemos jugado en primera", advirtió Barnier el lunes en Bruselas. "Originará el debilitamiento y el aislamiento de Francia", añade D'Estaing. "Su puesto está en la cabina del piloto, no en el coche escoba", enfatiza Juncker.

Con el escenario del no, la crisis que asoma en la Unión está llena de incertidumbres y alguna dolorosa realidad. "Con el no, muere definitivamente el modelo según el cual todos los países podemos avanzar a la vez", asegura Landaburu. Por eso, "la Europa de los núcleos es la única alternativa". Pero incluso para ello hay que esperar a que se recupere el conductor, el eje franco-alemán. Y seguramente sin Chirac ni Schröder al volante.

Un empleado del consulado de Francia en Ginebra transporta las urnas en las que deben votar los 25.000 franceses inscritos en esa ciudad suiza.
Un empleado del consulado de Francia en Ginebra transporta las urnas en las que deben votar los 25.000 franceses inscritos en esa ciudad suiza.AP

¿Lo está pagando ya el euro?

El euro roza estos días los 1,25 dólares, el valor más bajo en el último medio año. La moneda única se está debilitando frente al dólar debido sobre todo al mayor empuje de la economía estadounidense, pero diversos analistas consideran que en las últimas semanas está influyendo también la perspectiva de una crisis en la UE si los franceses dicen no a la Constitución Europea.

Los intentos de asentar una moneda única "sólo pueden triunfar si tienen un proyecto político detrás", sostiene Merrill Lynch en un análisis del 16 de mayo.

Factores como "la incertidumbre sobre la ratificación de la Constitución" nos llevan a pensar que quizá vamos a ver "un euro más débil", opinan analistas de Credit Suisse/First Boston. "Probablemente limitaría el estatus del euro como moneda de reserva", agregan. Pese a todo, Merrill Lynch aclara: "No vemos una amenaza inmediata y directa para la unión monetaria".

El debilitamiento del euro se produce cuando las economías en la eurozona son cada vez más divergentes, el repunte no llega y se amplía la lista de incumplidores del también debilitado Pacto de Estabilidad. Al comentar esto último, el ex comisario holandés Frits Bolkestein echa leña al fuego en la televisión de su país a pocos días del referéndum en Holanda: "Si yo hubiera sabido lo que ahora sé, yo no hubiera aconsejado a mi partido [liberal] votar a favor de la moneda única".

El actual presidente de la UE, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, prefiere no entrar al trapo: "Soy presidente del Eurogrupo; no especularé contra mi propia moneda".

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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