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El PSOE logra acabar en el Senado con el trasvase del Ebro por dos votos

La Cámara aprueba la derogación definitiva del Plan Hidrológico del PP

Carlos E. Cué

El PSOE logró ayer, después de llamar a rebato a todos sus senadores, que la Cámara alta acabara definitivamente con el trasvase del Ebro como proyecto legal. Por sólo dos votos, después de aquilatar el apoyo de todos sus socios para dejar al PP solo con sus 126 senadores, los socialistas lograron deshacer el entuerto de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara. Allí, la semana pasada, la ausencia de un parlamentario de Entesa había permitido al PP recuperar el trasvase del Ebro.

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Los líderes del grupo socialista lograron convocar a todos los suyos, incluido al habitualmente ausente Francisco Vázquez, alcalde de A Coruña, contuvieron la respiración y, por 128 a 126 votos, vieron cómo se aprobaba una enmienda que recuperaba el texto original.

La votación fue complejísima, porque el PP intentó en todo momento dividir el voto de los socios del PSOE con propuestas que pudieran aceptar. De hecho, en el trámite tanto el PP como CiU lograron aprobar algunas enmiendas que modifican la voluntad socialista, aunque de contenido menor. Éstas, además, podrán ser modificadas de nuevo cuando vuelvan al Congreso. Los socios del PSOE sólo fallaron al votar una modificación del trasvase Júcar-Vinalopó, ya iniciado. El PP votó en contra al igual que, por diferentes razones, Esquerra Republicana, Iniciativa per Catalunya Verds e Izquierda Unida, y el Senado se opone, por tanto, a la vía intermedia propuesta por el Gobierno para continuar esa obra.

Lo importante para el PSOE, políticamente, era que se aprobara la enmienda número 88, que derogaba el trasvase del Ebro, una obra de más de 1.000 kilómetros para llevar agua desde este río hasta Almería, pasando por la Comunidad Valenciana y Murcia.

Pancartas prohibidas

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Cuando se aprobó, los jefes de filas del PSOE respiraron tranquilos, mientras los del PP exhibían en sus escaños pegatinas de "agua para todos". En las tribunas, un grupo de regantes valencianos mantuvo en alto sus pancartas a favor del trasvase, sin que ninguna autoridad de la Cámara impidiera esta ilícita demostración, tan prohibida para el público como los aplausos.

El debate fue un cruce constante entre intereses de las diferentes autonomías. Los senadores valencianos del PP se dirigían a sus colegas socialistas de esa comunidad para pedirles que rompieran la disciplina de voto, siempre con el intento no disimulado de deteriorar su imagen en la política local.

Mientras, los senadores aragoneses también se tiraban el trasvase a la cabeza. El PP, sobre todo a través de Gustavo Alcalde, líder de este partido en Aragón, habló de "política insolidaria" y trató de demostrar que la derogación del trasvase se produce para "pagar una deuda a Pasqual Maragall y a Josep Lluís Carod Rovira".

El PSOE, a través de su portavoz, Segundo Bru, y el presidente del grupo, Joan Lerma, ambos valencianos, recordaron que la muerte del trasvase estaba en el programa electoral de los socialistas, que no podían hacer otra cosa que cumplirlo. "Si hay sequía en Valencia, también la hay en Aragón o Cataluña, no es momento de trasvases", explicó Lerma.

José María Mur, del Partido Aragonés, recordó a los populares que este grupo, fundamental como todos en la votación de ayer, "se opuso al PHN del PP pero antes al del PSOE". Además recordó que el PP llegaron "a un acuerdo sobre política hidráulica en Aragón en 1996 que luego no cumplió".

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