Líderes de toda Europa llaman a los franceses a votar 'sí' a la Constitución
Los ministros de Exteriores expresan su preocupación ante las últimas encuestas
Alarmados por el avance del no a cinco días del referéndum sobre la Constitución europea, líderes y dirigentes de toda la UE han lanzado urgentes llamamientos a los franceses para que el domingo voten sí al nuevo tratado de la Unión pactado el año pasado por los Veinticinco. "Nosotros hemos hecho nuestro trabajo y ahora les toca a los franceses", resumió ayer Jean Asselborn, ministro de Exteriores de Luxemburgo, el país que ahora preside la UE. A las llamadas al voto afirmativo se sumó incluso Jack Straw, el ministro de Exteriores del Reino Unido, uno de los socios menos europeístas, que presidirá el club a partir de julio: "Creo firmemente que este tratado es bueno para el Reino Unido y para Europa".
El temor a un no francés ha sobrevolado las reuniones que, desde el domingo hasta ayer, han mantenido en Bruselas los ministros europeos de Exteriores. Sin un plan alternativo ante un posible rechazo francés, los dirigentes europeos coinciden en que un resultado negativo originaría una profunda crisis en la Unión, retrasaría las ampliaciones futuras previstas (Croacia, Serbia y Montenegro, Turquía...) y provocaría desconfianza en los mercados internacionales.
El ministro español Miguel Ángel Moratinos admite que hay "una preocupación" entre los Veinticinco. "Estamos a favor del tratado, creemos en él y, como creemos en él, nuestra obligación y responsabilidad política es animar a todos a votar a favor", comentó Moratinos. Hasta el momento, la Constitución ya ha sido ratificada por Lituania, Hungría, Eslovaquia, Italia, Eslovenia, Grecia, Bélgica y España, este último el único país que lo ha hecho tras un referéndum. "España ya nos ha dado el ejemplo de lo que hay que hacer en los referendos", opina el luxemburgués Asselborn, cuyo país también ha organizado una consulta popular para el próximo 10 de julio.
En Bruselas, las apelaciones más contundentes al voto afirmativo han procedido del ministro francés de Exteriores, Michel Barnier. Para él, un rechazo supondrá "un grave bloqueo político". "Y si Europa se atasca", agrega, "los otros, EE UU o China, no nos van a esperar". Las peores consecuencias, no obstante, serían para la propia Francia. En la UE, perdería su influencia, su histórico y hoy indiscutible liderazgo, porque "pasaría a jugar en segunda división", como dice Barnier, cuando "siempre ha estado en primera".
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), el francés Jean-Claude Trichet, también se pronunció ayer y dejó clara su opción: "Sobre el referéndum, mi apuesta es por el sí".
Asimismo, el influyente centro de estudios y análisis Notre Europe ha difundido una carta abierta a nuestros amigos europeos que quieren votar no, en la que admiten que la Constitución no es perfecta, pero que "aporta más soluciones que problemas a la integración europea" y propone fórmulas para "dar una verdadera vocación federal a la Unión". "Para continuar esta bella aventura, hay que decir sí. No juguéis al derrotismo revolucionario; eso siempre acaba mal". Entre sus firmantes, Pascal Lamy, próximo director de la Organización Mundial de Comercio (OMC), y Jacques Delors, ex presidente de la Comisión, ambos franceses.
A cinco días del referéndum, los Veinticinco insisten en que no existe ningún plan B ante un no francés, que dejaría herida de muerte la primera Constitución. "El único plan B es Niza", insiste Barnier, en referencia al tratado en vigor, que, sin contentar a casi nadie, fue aprobado en 2000 como un parche para salir del paso ante la inminente ampliación. "Lo que Europa necesita ahora es un plan A, que es el que está sobre la mesa", dice Moratinos.
Un rechazo francés tendría efectos inmediatos sobre los demás referendos, y especialmente el holandés, que se celebrará tres días después. Los Gobiernos de la UE aseguran que mantendrán sus planes para ratificar la Constitución en las fechas previstas, con octubre de 2006 como límite. Sólo en Suecia y Reino Unido se han alzado dudas, que han sido cortadas de raíz por la actual presidencia de la UE. "La presidencia no tiene intención de detener el proceso el domingo por la noche. Continuará en los parlamentos y en los sucesivos referendos", ha dicho Asselborn.
La crisis de un rechazo francés, en todo caso, tendrá que ser gestionada sobre todo por la próxima presidencia, Reino Unido. Londres debe estar manejando ya ese plan B cuya existencia niega todo el mundo. "O sea, el futuro de Europa en manos de Londres. ¿Alguien puede creer que la solución será la mejor para la UE?", se preguntaba ayer un experto diplomático.
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