Los editores quieren inundar el mercado de bolsillo y los libreros se quejan por el espacio
Los productores y vendedores de títulos buscan equilibrios para que el pequeño formato triunfe
Más variedad, más títulos, más géneros, más oferta... Es la posición de los editores españoles, europeos y latinoamericanos reunidos en el Primer Seminario Internacional del Libro de Bolsillo, que dirige Peter Mayer en la sede del Grupo Santillana en Madrid. Pero ese entusiasmo, esa apuesta por la inundación del mercado no la comparten todos. Menos, los libreros, que se preguntan: ¿dónde lo metemos? La búsqueda de un equilibrio entre oferta y salida del producto es uno de los retos para el futuro de los pequeños formatos, ante la que los editores también responden que no sólo en las librerías deben venderse.
Ecuaciones, organización, cálculo, prevención. Las avalanchas no son cosa buena y el mercado del libro de bolsillo en España, creciente, cada vez más diversificado, con una apuesta "más ecléctica", como dice Victoria Chapa, directora de Punto de Lectura, o más en el camino de lo que Peter Mayer, antiguo editor de Penguin, denomina "la nueva cultura del libro masiva", requiere que todos estén preparados para hacer que el objeto triunfe. Lejos está todavía España de sus vecinos: "Si en nuestro mercado existe un libro de bolsillo por cada dos habitantes, en Francia se venden dos libros por habitante, es decir, 115 millones de ejemplares frente a 20 millones", aseguraba Santos Palazzi, de Booket (Planeta).
"El reto es hacer crecer el mercado", respondía Juan Díaz, de Debolsillo (Random House Mondadori). ¿Cómo? Con más títulos, saliendo de los parámetros clásicos del bolsillo en España y apostando por otros contenidos, como se ha hecho en el pasado reciente, con aventuras, intriga, actualidad, novela romántica... "Y aumentando los puntos de venta", aseguraba Mayer. "Salirse del gueto", añadía Palazzi. Incluso creando lo que Hans-Peter Ubleis, de la alemana Droemer, denomina "las gasolineras culturales", invadiendo los supermercados, yendo al encuentro de quien jamás ha pisado una librería.
El caso será dejar que se desarrolle un sector muy creciente, muy pujante, que incluso va subiendo escalafón, con títulos nuevos y no de segunda oportunidad. "Existen autores en el Reino Unido que se han lanzado en bolsillo como novedad y han acabado haciéndose en tapa dura después", aseguraba Patrick Janson-Smith. El viaje al revés.
Pero no todos creen que deba crecer ajeno a los circuitos tradicionales: "Algunos contenidos distintos necesitan otros canales, pero no hay que desaparecer de los lugares tradicionales, hay que cuidar estos puntos", aseguraba Juan Díaz. Los representantes de las librerías, en la sesión de tarde, se encargaron de pedir calma. "Los editores deberían ser más selectivos con los títulos", pedía Juan Ramallo, de Crisol. "Piensen que a la hora de seleccionar nosotros los libros que exponemos en la mesa tenemos la misma sensación que ustedes ante los originales que reciben", advertía Jorge González, de Yenny-El Ateneo, en Argentina.
Pero quien fue más allá fue Pere Duch, de Babel, quien aseguró que los libreros tienen miedo al bolsillo: "No da la rentabilidad adecuada y es un área que se convierte en depredadora de la librería en términos de espacio; por tanto, es legítimo temerlo", decía. Para prueba, un ejemplo que sacaba Ignacio García Barredo, de la librería Estudio, en Santander: "Para el 15 de junio, una editorial nos ha anunciado que nos mandará 35 novedades de bolsillo", decía.
El argentino Jorge González apostó por la calma: "Todos debemos ir de la mano en el negocio, editores y libreros. Puede que los que vendemos no hayamos reservado espacios dignos al bolsillo, pero los editores tampoco han cuidado el aspecto de las ediciones para hacerlas más atractivas". Al fin y al cabo, en tiempos de crisis, en Argentina, los libros pequeños salvaron de algún desastre. "Hicieron que cuando nos pedían La montaña mágica, evitáramos la vergüenza de decir que no la teníamos".
El futuro es de los jóvenes "en la ensalada mediática"
La máxima preocupación de los editores de bolsillo es el futuro. "Y el futuro siempre es de los jóvenes", decía ayer Peter Mayer, director del Seminario Internacional de Libro de Bolsillo, que se celebra hasta hoy en Madrid. Las casas de libros deben encontrar su espacio, convencer para entrar en su mundo de ocio, captarlos con sus propias armas. "Existe una cornucopia entre los jóvenes de hoy, diferentes formas de entretenimiento en esta era de lo masivo. Nada va a desaparecer. Tendremos que convivir con Internet, con el cine, con los i-pod y debemos encontrar nuestro sitio en esta ensalada mediática", afirmaba ayer Peter Mayer.
Primer reto: que se concentren. "Los jóvenes de hoy están acostumbrados a hacer varias cosas al tiempo, y la lectura requiere concentración. Leer es un acto solitario, pero es posible que lo hagan, porque cuando la gente pensaba que la batalla estaba perdida surgió Harry Potter, que ha hecho que los niños quieran meterse en libros de 700 páginas sin poder dejarlo", afirma Mayer.
Otro reto: acostumbrarse a añorar antiguos placeres, como pasar las páginas. "Las nuevas generaciones han aprendido a leer en pantallas de ordenador o de televisión, no tienen prejuicios a la hora de compartir archivos, y debemos pensar qué hacer para proteger los derechos de autor", añadía Mayer.
Son preguntas que el experimentado editor anglosajón lanzaba al vuelo para ver quién las respondía. Muchos coincidían en que captar nuevos lectores es duro y que hay edades críticas en las que abandonan el hábito: "En Alemania creemos que la familia es un lugar que crea autoridad para formar lectores", aseguraba Hans-Peter Ubleis, de Droemer. Allí se pierden un tercio de lectores cuando llegan a los 14 años. Algo parecido ocurre en España, según Victoria Chapa, algo que debe evitarse con campañas. "Deberían existir más programas de aliento de la lectura con soportes en nuevas tecnologías", asegura la editora de Punto de Lectura.
Pero no hay que ser pesimistas. Nunca. En el Reino Unido, la experiencia con Harry Potter ha sido una auténtica bendición. "Nos ha proporcionado dos generaciones más de nuevos lectores", decía Patrick Janson-Smith. Pero junto a todo eso hay que buscar la complicidad de los autores: "Los autores son fascinantes, son exóticos para los lectores", afirmaba Mayer, "y son fundamentales para hacer que la gente sienta el mundo de la escritura como parte de sus vidas". Los editores también deben ponerse al día: "Un buen editor para captar a los jóvenes debe conocer su mundo y estar conectado a él", añadía Meyer. Si a eso le unimos un formato que engancha, "el tamaño ideal para ciertas edades", según Victoria Chapa, las ventajas son muchas.
Babelia
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