El mundo al revés
La noticia del embarazo de una princesa es suficiente para copar la programación televisiva de un domingo e incluir en el diario decano de Bilbao 14 páginas. La existencia del campo de Mathausen sólo parece cobrar relevancia con la visita de ZP (por cierto, ¿dónde estaban las autoridades vascas?), y la rotura del cordón de la bota de un futbolista en plena faena es suficiente para dedicarle un estudio pormenorizado. Día a día nos encontramos con frivolidades a las que se da una trascendencia de escándalo y tragedias a las que apenas se concede algo más que el despecho. El mundo al revés.
Viene esta reflexión a cuenta de la muerte de Mario Salegi, al que, no quiero ocultarlo, me unía una relación especial. Mario fue declarado hace un par de años Vasco Universal, recibido en el Parlamento de Gasteiz y agasajado por el lehendakari Ibarretxe. Mario estuvo afiliado a las Juventudes Comunistas, perteneció a los mendigoizales del PNV, espió para los aliados y combatió con la Marina de EE UU en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial... ¿Se han enterado de su muerte? ¿Dónde estaba el alcalde de Donostia ante la muerte de uno de sus hijos más ilustres? No he visto ninguna esquela en su memoria, no he visto representantes de la institución que le concedió aquella distinción en los actos de homenaje. Sólo he visto ausencias.
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