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Energía eólica sí, parques eólicos también

El borrador del Plan de la Energía de Cataluña 2006-2015 prevé, siguiendo las directrices de lo trazado en el pacto del Tinell, que se incorporen al parque de producción de electricidad catalán 1.500 MW de origen eólico durante la actual legislatura y otros 1.500 antes del año 2010.

Se trata de un primer paso hacia un cambio de modelo energético que hasta ahora ha basado la producción de electricidad -el vector energético de utilización más fácil- en combustibles peligrosos o fósiles, aumentando la participación de las energías renovables y de la energía autóctona en el mix eléctrico catalán.

El 60% de la producción eléctrica catalana procede de las centrales nucleares, el 23,5% de la combustión de gas natural en centrales de ciclo combinado o en pequeñas plantas de cogeneración, el 14% de la energía hidráulica, el 1,4% de la combustión de carbón en Cercs, el 0,8% de la incineración de residuos urbanos y el 0,3% de los cinco parques eólicos hasta ahora operativos y otras renovables. Sólo el 14,3% de la electricidad generada en Cataluña es de fuentes renovables, muy lejos del objetivo del 29,4% en el año 2010 que impone a España la Directiva 2001/77/CE.

Además, Cataluña produce poco más del 90% de la electricidad que consume, con lo que sólo el 14,7% de la demanda eléctrica catalana se cubre con fuentes de energía autóctonas. El paradigma de esta dependencia energética es la energía nuclear, basada en un combustible -el uranio- que se extrae y se procesa en Níger, Australia, Gabón o África del Sur, se enriquece en Estados Unidos o en Rusia, se introduce en varillas en Salamanca y se quema en reactores de la Westinghouse Electric Corporation, de Estados Unidos, en Ascó (Ribera d'Ebre) y en Vandellòs (Baix Camp).

La implantación de parques eólicos persigue aumentar la participación de las energías renovables y autóctonas en la cobertura de la demanda eléctrica de Cataluña, y éste es un objetivo compartido y deseado por asociaciones ecologistas como Ecologistes en Acció de Catalunya, Greenpeace y Eurosolar.

Estar a favor de la energía eólica debe traducirse en la explotación del recurso eólico en Cataluña situando parques en las zonas que los distintos mapas de viento elaborados por varios departamentos de la Generalitat -y las numerosas mediciones in situ efectuadas por las empresas promotoras- han identificado como idóneos, respetando las restricciones que ha establecido el Plan Territorial Sectorial de la Implantación Ambiental de la Energía Eólica en Cataluña de junio de 2002.

Cualquier persona responsable debería considerar el recurso eólico catalán como pozos petrolíferos propios, hablando en términos energéticos convencionales. Este recurso eólico debe explotarse en los lugares donde hay viento suficiente y donde lo permite la reglamentación: para conseguir la máxima reducción posible de nuestra dependencia energética; para sustituir las fuentes energéticas sucias y peligrosas; porque el viento es un recurso propio, gratuito e inagotable; porque la tecnología eólica es la más limpia de todas las tecnologías de producción de electricidad, sólo superada por la minihidráulica; porque no emite gases contaminantes, no genera residuos, ni consume agua, ni la ensucia; porque Cataluña ha sido pionera en el desarrollo de la industria eólica y dispone de tecnología propia desde principios de la década de 1980; porque la energía eólica es la tecnología más económica para generar electricidad en masa.

Los recursos energéticos renovables, como el viento y el sol, deben considerarse exactamente como lo que son, recursos que la naturaleza ofrece gratuitamente y en abundancia, y que la tecnología puede explotar, con todo el cuidado y la planificación que sean necesarios, para el mayor confort y bienestar de los ciudadanos. Limitar el despliegue de la energía eólica a unos pocos molinos de viento no conectados a red supone un dispendio extraordinario, una enorme falta de ambición y un gran desprecio a un recurso tan valioso como el viento.

Cabe imaginar la respuesta que darían los arroceros del delta del Ebro a quien les propusiera que sólo produjeran arroz para su propio consumo. ¿Cómo reaccionarían los bodegueros del Priorat si se les exigiera que sólo elaboraran el vino que pudieran beber sus propias familias? ¿Cuál sería la respuesta de los pescadores de Sant Carles de la Ràpita si se les pidiera que sólo capturaran los langostinos que pueda consumir la tripulación de cada barca?

En definitiva, la protección del medio ambiente y el afán de todos por avanzar hacia una sociedad más sostenible obligan principalmente a emplear la electricidad de un modo inteligente, pero también a producirla a partir de las tecnologías más limpias y más benévolas con el medio ambiente para limitar en lo posible su producción con fuentes peligrosas y sucias.

Jaume Morron i Estradé es presidente en funciones de Ecologistes en Acció de Catalunya

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