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Una guerra planetaria sin fin

Los debates evidenciaron que en todo el mundo hay una guerra sin fin: los campesinos pobres luchan por el derecho y tenencia de la tierra, y los poderes se los niegan y no vacilan en recurrir incluso a la violencia. He aquí testimonios de participantes:

- Isabel Lavadenz. Banco Mundial. Sur de Asia. "El Banco tiene políticas de desarrollo, de sanidad, de educación, pero no de tenencia de la tierra. Y es básico lograr la seguridad jurídica de esa tenencia. En India el 60% de los juicios son por litigios de la tierra. El mercado es clave, pero la intervención del Estado es decisiva".

- Yacuba Demé. Near East Foundation. Mali. "Aparte de la plaga de langosta, que este año ha sido tan devastadora, nos enfrentamos a que los recursos se los disputan varios actores. Por ejemplo, en mi zona, constructores y agricultores contaminan el Níger, y los pescadores se oponen. Nuestra tarea es el diálogo, explicar los derechos que dan las leyes".

- Patrick Rasolofo. Hardi. Madagascar. "Los campesinos de mi país no tienen certificados de nacimiento, ¿cómo van a tener títulos de propiedad? Una aldea sólo cuenta tal vez con papeles de 1930, y la historia y los ciclones han cambiado las lindes. Mi ONG hace fotos por satélite, y los campesinos las ven y dicen si el dueño está o dónde ha emigrado.

Luego hacemos que la gestión la asuma el Ayuntamiento, porque el campesino estará menos indef

enso que ante la corrupción del Estado. Para justificar la propiedad, tendría que dar 24 pasos legales y en todos le sacarían dinero".

- Rohini Reddy. Sarra. India. "En mi país quien no tiene tierra, no tiene posición en la comunidad. Ello implica pobreza, analfabetismo e inercia. La tierra no sólo es el suelo, es cultura. Trabajamos en la agricultura orgánica, el autoabastecimiento y la comercialización de útiles".

- Ernesto Lim. Red de Reforma Agraria. Filipinas. "Tras la dictadura de Marcos, el movimiento social busca la reforma agraria. El obstáculo es la identidad entre congresistas y propietarios. Ha habido matanzas, pero la lucha ha logrado una Ley de Compromiso. Pero incluso con título en mano muchos campesinos no pueden acceder a su tierra: se lo impiden por las armas".

- Nhek Sarin. Star Kampuchea. Camboya. "Con la apertura al mercado en 1993 el conflicto por la tierra se acrecentó. El Gobierno benefició a las grandes empresas: por ejemplo dio 300.000 hectáreas a una maderera cuya dueña era prima del primer ministro. Llegaron a protestar 100.000 personas, hubo muertos. Hoy nuestra esperanza ante la política de tierras es aglutinar un movimiento cultural-religioso".

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