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EL GRAN DÍA DEL LIBRO

Viejos amigos y nuevo talante en el claustro

Tras la entrega del premio, los Reyes y Zapatero departieron, sin corsés ni tuna, con los invitados a la fiesta

Acostumbrados a la gélida distancia marcada por los gobernantes del Partido Popular en las últimas ediciones de los Premios Cervantes, los periodistas e invitados habituales a la entrega del galardón no daban ayer crédito al ambiente distendido y amable que presidió el cóctel al aire libre posterior a la ceremonia.

Con la tuna en un discreto segundo plano (esperando fuera), y superado sin novedad el ya tradicional amago del correoso equipo de seguridad de la Casa Real de desalojar a los periodistas, los Reyes, como siempre, charlaron cálidamente con todo el que se acercó: don Juan Carlos bromeó sin parar mientras daba buena cuenta del cóctel preparado por Paradores Nacionales; la Reina atendía solícita a Ferlosio y a sus invitados... El cambio fundamental de este año cervantino por antonomasia lo protagonizó... el célebre talante.

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A diferencia de su antecesor, que solía dedicar el cóctel del claustro alcalaíno para hacer un largo aparte con un notorio prócer de la prensa, el nuevo presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, debutó en la fiesta de Alcalá de Henares saludando a unos y a otros y disfrutando de un agradable rato.

Zapatero incluso se fumó un pitillo ("la vice ha dejado de fumar, y con esa ley tan dura que hemos aprobado yo lo tendré que dejar también: menos fumar y más leer", dijo), y cuando se le acercaron los periodistas no puso el menor reparo en charlar un poco.

"Estoy leyendo el último libro de Suso de Toro", comentó, "hemos creado una buena amistad y nos mandamos correos electrónicos a menudo; su obra es una de las más consistentes a propósito de la plurinacionalidad de este país".

Al preguntarle por Ferlosio, Zapatero se declaró seguidor de su obra literaria ("¿quién no ha leído El Jarama?", exclamó) y afirmó que había pronunciado "un discurso muy denso, que habrá que leer con calma en casa: no se ha podido oír bien por culpa de la megafonía".

Ferlosio también era consciente de que sus palabras llegaron al auditorio con dificultad, pero lo achacó a sus nervios: "He subido muy rápido las escaleras al estrado y estaba sin respiración".

El flamante Cervantes se quedó rígido como un niño en su primera comunión cuando el Rey le impuso la medalla, y recibió sin moverse la ovación del paraninfo puesto en pie. Luego, cuando alguien le pidió una definición de sí mismo, dijo: "Siempre quise ser un niño bueno".

Tierno y sabio, elegante en su chaqué negro ("parezco una mujer objeto", dijo cuando le llevaron a probárselo), Ferlosio sobrevivió a la inevitable pompa del día arropado por familiares y amigos.

Allí estaban su mujer, Demetria, y la hija de ésta, Lucía; su primo Lorenzo, venido expresamente desde Roma; sus amigotes de la tertulia informal en el bar de López de Hoyos (Eugenio Gallego, Rogelio Rubio, Juan Aranzadi, Juan Sánchez, Tomás Pollán, con quien pulió el discurso hasta el último minuto: el original llegó en unas fotocopias de tamaño minúsculo).

En los bancos no oficiales se sentaron también viejos amigos de Coria del Río como Gonzalo Hidalgo Bayal; escritores como Antonio Martínez Sarrión, Cristina Fernández Cubas, Clara Janés o José María Guelbenzu; editores y gente del mundo del libro como Javier Pradera (con su mujer, Natalia Rodríguez Salmones, y su hijo Alejandro), Eduardo Gonzalo, Ana Gavín, Emiliano Martínez, Antonio María de Ávila, Lola Ferreira; la agente de agentes, Carmen Balcells, elegantísima en su silla de ruedas y emocionada; la historiadora Natacha Seseña, la cantante Rosa León...

Por allí andaban también los periodistas (y admiradores) Miguel Ángel Aguilar (que felicitó al Rey por su discurso y subrayó el detalle de que citara que don Juan Carlos y Ferlosio habían nacido en "la eterna Roma"), Arcadi Espada, Javier Rioyo...

A la mesa, con los Reyes y el presidente del Gobierno, se sentaron la ministra de Cultura, Carmen Calvo; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el rector de la Universidad de Alcalá, Virgilio Zapatero; el alcalde alcalaíno, Bartolomé González (que regaló a Ferlosio un Quijote de bibliófilo), y el director general del Libro, Rogelio Blanco

Otros asistentes fueron el ex jefe de la Casa del Rey Sabino Fernández Campo;

la directora general de Radio Televisión Española, Carmen Caffarel; el director de la RAE, Víctor García de la Concha; los académicos Carmen Iglesias y Luis Ángel Rojo; el presidente de la Agencia Efe, Álex Grijelmo; el director del Instituto Cervantes, César Antonio Molina; el de la Seacex, José García Velasco...

La Reina también fue agasajada por Ferlosio: el escritor le regaló su discurso. Dedicado, y firmado de su puño y letra.

El rey Juan Carlos y José Luis Rodríguez Zapatero comentan algo ante la reina Sofía (derecha) y la ministra de Cultura, Carmen Calvo.
El rey Juan Carlos y José Luis Rodríguez Zapatero comentan algo ante la reina Sofía (derecha) y la ministra de Cultura, Carmen Calvo.ULY MARTÍN
A la izquierda, Sabino Fernández Campo con Víctor García de la Concha. A la derecha, Luis Ángel Rojo,
A la izquierda, Sabino Fernández Campo con Víctor García de la Concha. A la derecha, Luis Ángel Rojo,ULY MARTÍN
Rafael Sánchez Ferlosio.
Rafael Sánchez Ferlosio.

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