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Elecciones en el País Vasco

El retroceso de Ibarretxe deja a PSE y PP por encima del tripartito en número de escaños

Juan José Ibarretxe llegó a las urnas pidiendo un "clamor" de votos para forzar una negociación con el Estado de su plan soberanista, rechazado por el Congreso de los Diputados, y sale de ellas con cuatro parlamentarios menos de los 33 que tenía y obligado a replantearse por completo el futuro de su proyecto de reforma estatutaria. Aunque el lehendakari había reconducido en las dos últimas semanas su intención de plantear estas elecciones como un plebiscito de su plan, los resultados suponen el mayor fracaso de la estrategia a la que el PNV y el propio Ibarretxe dedicaron todos sus esfuerzos la pasada legislatura. La izquierda abertzale que no condena a ETA seguirá, pese a la ilegalización de Batasuna, presente en el Parlamento vasco gracias a los nueve representantes de EHAK (siglas en euskera del Partido Comunista de las Tierras Vascas), la formación para la que Batasuna pidió explícitamente el voto mediada la campaña electoral. El PSE, mientras, se consolida como segunda fuerza, con 18 escaños, desplazando del puesto al PP. Sube casi cinco puntos y otros tantos escaños.

La candidatura PNV-EA pierde cuatro parlamentarios, y la lista del Partido Comunista de las Tierras Vascas logra nueve
Los socialistas vascos se convierten en la segunda fuerza, con 18 escaños, mientras el PP pierde cuatro y más de cinco puntos
Ibarretxe necesita el voto de la formación que no condena la violencia de ETA para revalidar su puesto de 'lehendakari'
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Ni siquiera el concurso de Ezker Batua, actual socio del Gobierno tripartito, que repite sus tres parlamentarios, le garantiza a Ibarretxe sumar la mayoría absoluta (38 de los 75 escaños). La coalición PNV-EA se había marcado como objetivo inicial lograr esa mayoría que le permitiese mantener el desafío al Gobierno central en defensa del plan Ibarretxe, aprobado por la Cámara de Vitoria el pasado 30 diciembre gracias a tres votos de la ilegalizada Batasuna y rechazado el 1 de febrero por una mayoría aplastante en el Congreso. La irrupción de EHAK como lista útil de Batasuna complicó ese objetivo y la coalición PNV-EA pasó entonces a decir que consideraría un "triunfo" lograr un escaño más que la suma de socialistas y populares. Al final ni siquiera eso consigue.

La composición del octavo Parlamento vasco en 25 años que dejan las urnas complica incluso la propia investidura de Ibarretxe para un tercer mandato consecutivo. Si el lehendakari quisiese repetir la actual fórmula de Gobierno, por lo que se ha pronunciado varias veces de forma específica, sólo obtendría 32 votos, y un acuerdo entre PSE (18 parlamentarios) y PP (15) para presentar un candidato alternativo le derrotaría por un voto. Sólo el apoyo explícito de EHAK le garantiza a Ibarretxe su reelección ante esa eventualidad. La elección del lehendakari necesita mayoría absoluta en primera vuelta, pero basta la simple en la segunda.

Saludado con gritos de "Ibarretxe, lehendakari" e "independentzia" por sus fieles en Vitoria al filo de las once de la noche, el lehendakari, en tono eufórico, aunque algo crispado, insistió en que ha ganado las elecciones tanto en la comunidad como en las tres provincias. Y recalcó: "Vamos a liderar este país los próximos cuatro años". Ibarretxe se esforzó en interpretar los resultados como la confianza de la mayoría de la sociedad en su partido para negociar, y recalcó: "Mañana mismo llamaré a Zapatero y a los líderes de todos los partidos vascos a las ocho de la mañana".

EHAK es la gran sorpresa de las elecciones. De ser extraparlamentaria, esta formación que se niega a condenar la violencia etarra pasa a obtener nueve escaños, dos más de los que tenía la ilegalizada Batasuna. Su presencia ha impedido el objetivo peneuvista de lograr la mayoría absoluta que ansiaba. Su cabeza de lista por Vizcaya, Maite Aranburu, recibió los resultados asegurando que "las voces que han sido ilegalizadas se oirán" en la Cámara de Vitoria. Desde que el pasado día 8 especificase que pedía el voto para EHAK, Batasuna ha puesto toda su estructura a su servicio. Los principales representantes de la izquierda abertzalese esforzaron desde entonces, en actos, ruedas de prensa y artículos, en dejarle claro a su núcleo fiel de seguidores que votar a EHAK era lo mismo que votar a Batasuna.

El actual lehendakari -en funciones desde la pasada medianoche- vive su primer gran revés electoral desde que se presentó como candidato al cargo en 1998. Cuando más la precisaba para sus intereses, no llegó la "marea" de votos que hace cuatro años condujo al nacionalismo moderado a su mejor resultado histórico en Euskadi. Fueron 604.000 sufragios (42,7%); ayer se quedó en 463.873 papeletas y el 38,6%.

La participación ascendió al 69%, lejos del 78,9% de 2001, cuando el nacionalismo se movilizó en tromba para impedir la posibilidad de una alternancia simbolizada en el entonces candidato popular, Jaime Mayor Oreja.

Los resultados abren incógnitas sobre la situación interna del PNV, que había dejado toda su formulación política en manos del lehendakari y de la tramitación de su plan. Dentro del PNV puede plantearse el debate de intentar una mayoría nacionalista con EHAK y con el único diputado de Aralar, la formación escindida de Batasuna y que rechaza la violencia, que entra por primera vez en la Cámara. Algo similar le ocurre a Eusko Alkartasuna, que, pese a sus explícitos mensajes independentistas, no logra entrar en la bolsa de votos de la izquierda abertzale tradicional.

Los socialistas se consolidan como segunda fuerza de la comunidad autónoma, condición que perdieron en 1998 y de la que se alejaron más en 2001, aunque la habían recobrado en las municipales de 2003 y las generales del 14-M. Su líder, Patxi López, se sitúa al borde del objetivo que consideraba realizable: 19 parlamentarios. Logra al final 18. Los socialistas siguen obteniendo mejores resultados en las generales que en los comicios autonómicos. El 14-M, sumaron en Euskadi un 27,5% de los votos; ayer fue el 22,6%. López señaló poco antes de las once de la noche: "Hemos ganado todos, pero sobre todo ha perdido el plan Ibarretxe" y quien planteó los comicios "como un plebiscito sobre su propuesta".

El PP, que su candidata a lehendakari, María San Gil presentó una y otra vez en campaña como la "única opción de cambio real", cae al tercer puesto (15 representantes) y pierde cuatro escaños y casi 120.000 votos. Los populares criticaron en campaña tanto a la coalición nacionalista como al PSE, poniendo en duda que López no fuese a terminar "claudicando" y pactando con el PNV. Los ataques a los socialistas se amplificaron por la negativa del Gobierno a actuar contra EHAK por falta de pruebas, que el PP y en particular sus líderes nacionales convirtieron en un motivo más para arremeter contra Zapatero. Anoche, San Gil insistía en este mensaje.

Ezker Batua partía con la esperanza de obtener cinco parlamentarios para lograr grupo propio y ser imprescindibles en la mayoría absoluta del tripartito. Su estancamiento en los tres representantes que ya tenía relativiza mucho su influencia futura. Su líder, Javier Madrazo, pidió a la sociedad 100.000 votos para ser influyentes. Logra apenas 65.000.

UA suma poco más de 4.000 votos y desaparece del Parlamento vasco, en el que había permanecido de forma ininterrumpida desde 1990.

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