"Cuba produce más talento del que se puede emplear"
Asegura que se quedó anclado en el tiempo, respecto de sus gustos musicales. Unas grandes gafas aportan el toque académico al escritor Abel Prieto (Pinar del Río, Cuba, 1950), ministro de Cultura de su país desde 1997 y devoto de Dylan y Joplin. La melena, que le llega hasta los hombros, queda disimulada por el corte de pelo convencional que enmarca su rostro. La entrevista se celebra en la Embajada cubana en Madrid ante el consejero de prensa, Rubén G. Abelenda, y el presidente del Instituto Cubano del Libro, Iroel Sánchez, que se intercambian varias notas con el ministro. Su visita a España con motivo de la presentación del libro de ensayos y artículos de varios autores Cuba 2005 (Editorial Hiru, con prólogo de Alfonso Sastre, editado por Eva Forest y con textos de Prieto, Sánchez, Santiago Alba, John Brown, Carlos Fernández Liria, Carlo Frabetti y Belén Gopegui), coincide con el voto de la Unión Europea favorable a la moción de Estados Unidos contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Habla con soltura de la "fobia anticubana" del ex presidente Aznar y de la buena sintonía con la ministra Carmen Calvo, con quien se vio el pasado miércoles, pero explica que los planes de colaboración tendrán que ser revisados: "Esto nos obliga a ser muy críticos y coloca de nuevo la normalización en peligro".
"La cultura cubana es muy plural. La amarga historia con Raúl Rivero tiene que ver con servir a una potencia extranjera"
Pregunta. Su visita ha coincidido con la lectura de poemas en Madrid de Raúl Rivero.
Respuesta. La entrada triunfal de Rivero ha tenido una repercusión mediática desproporcionada, que no tiene nada que ver con la literatura, ni siquiera con sus ideas. Es una especie de burbuja. Sería muy importante que algo de ese impacto mediático lo tuviera gente que no viene de Cuba. Yo me pregunto si se saben los nombres propios de las personas que han sido torturadas en Abu Ghraib y en Guantánamo, si esos presos políticos escribieron algún poema.
P. ¿No hay espacio en Cuba para un poeta como Rivero?
R. Creo que hay espacio para poetas, escritores, intelectuales de todas las tendencias. La cultura cubana es muy plural. Esta amarga historia con Rivero tiene que ver con servir a una potencia extranjera.
P. ¿Es posible disentir en Cuba sin ser acusado de ser agente de Estados Unidos?
R. Hay mucha gente que discute, hay un debate que no se conoce. Lo que no es legal es trabajar al servicio de la Embajada de EE UU, que nos ha declarado una guerra total.
P. ¿Esto se aplica al resto de escritores y periodistas encarcelados?
R. El único periodista y escritor que conozco que estuvo encarcelado 20 meses fue Rivero.
P. ¿Cómo explica el caso de Guillermo Cabrera Infante?
R. Hay dos Cabreras Infantes. Uno que goza de los cubano y utiliza el lenguaje habanero de forma brillante, ése nos pertenece totalmente. El que simplemente teoriza contra lo cubano y elabora un libro siniestro, que Satanás pondría a leer eternamente al condenado, no nos interesa. Tenemos madurez suficiente para separar lo que es aprovechable de su obra y lo que no tiene sentido difundir.
P. ¿Cómo le ha ayudado ser escritor en su faceta como ministro? ¿Es la política un buen escenario para la ficción?
R. La idea de que ocupara este cargo tiene que ver con nuestra política cultural. Hemos intentado que los programas e instituciones culturales estén protagonizadas por artistas y escritores. Estoy leyendo y escribiendo muy poco, tengo una dinámica de trabajo muy fuerte.
P. ¿El exilio es una fuga constante de talento?
R. En los años noventa hubo un éxodo de artistas y escritores a partir de la crisis. Calculamos que cerca de 3.000. La industria cultural cubana se había desplomado. En el 93, no había papel ni condiciones para publicar. Eso está prácticamente detenido. Hay opciones y los escritores cubanos tienen muchas facilidades para publicar.
P. Sin embargo, muchos publican en España.
R. Eso da prestigio a nuestra literatura. En Cuba hay más de 40.000 artistas profesionales. Uno de los problemas que tenemos es un gran talento e instituciones no suficientemente preparadas para promoverlo.
P. ¿Esto no acaba frustrando a los artistas?
R. ¿Cuál es la otra opción? Cuba produce más talento del que se puede emplear, pero el camino no es que esa gente se vea obligada a cortar caña.
P. ¿La comercialización excesiva de la música cubana es un peligro?
R. Sí, el mercado tiene ese riesgo. Hay artistas que a veces repiten la misma fórmula que les ha dado resultado. Intentamos promover la experimentación.
P. ¿Dónde está la música más rompedora de Cuba?
R. Creamos la primera agencia estatal de rap hace tres años. Hemos intentado que no pase lo que en EE UU, donde han mutilado la esencia de rebeldía del rap y han hecho una versión light, de la que ha nacido Eminem, y que no tiene nada que ver con la raíz de herejía del rap auténtico. El mercado ha funcionado como un gran censor.
P. ¿Cuando el criterio subjetivo de calidad no lo marca el mercado, lo marca el Estado?
R. El Estado no dirige la cultura, lo que hace es promoverla y crear los espacios para que florezca. No es un burócrata quien decide qué se publica. Las instituciones están en manos de los mejores artistas.
P. ¿Se trata de convertir a los artistas en burócratas?
R. La idea sería intentar que el artista que tiene un cargo no se burocratice. La decisión sobre la calidad tiene un componente subjetivo y hay que dejárselo a los críticos, a los investigadores, a los propios artistas. El público es muy manipulable, consume lo que le promueven.
P. ¿Los críticos no son manipulables?
R. No es una sola persona decidiendo, es un crítico debatiendo, creando consenso. Es una suma de criterios, no lo que decida un mercader o un tecnócrata. El canon contemporáneo está muy dañado por los best sellers. La publicidad es un ejemplo, se apropia de elementos de la vanguardia con objetivos puramente mercenarios.
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