Argentina asegura que no reabrirá el canje de la deuda

¿Se levantan las barricadas entre Argentina y el G-7? El comunicado del G-7 exhortó ayer a Argentina a dar una solución para el 25% de los acreedores de bonos que se han quedado fuera del acuerdo por el que la mayoría ha aceptado una quita del 75% del valor de la deuda. El presidente Néstor Kirchner, desde Múnich (Alemania), replicó que no se reabrirá el canje de la deuda. "Hay vida después del FMI, muy buena vida", añadió.

Mientras el ministro de Economía argentino, Roberto Lavagna, sigue los toros desde la barrera del hotel Watergate, la política de contención practicada por el staff del Fondo y por el director gerente, Rodrigo Rato, estos días, no ha logrado frenar al presidente argentino, Néstor Kirchner, ni a al jefe del gabinete, el ministro Alberto Fernández, quien ayer declaró, desde Buenos Aires: "Mientras Kirchner sea presidente no existe ninguna posibilidad de reabrir el canje de la deuda argentina". Fernández aseguró que la prioridad actual del Gobierno es "cumplir con aquellos que canjearon sus bonos. Ellos son los que tiene el privilegio, y a quienes dedicamos nuestro mayor tiempo y nuestros mayores esfuerzos". "No hay que esperar", añadió, "ningún cambio en la estrategia fijada para el canje de la deuda".

¿La piedra del escándalo? El comunicado del G-7 difundido ayer, tras la cena celebrada la noche del pasado viernes. El G-7 "elogia a las autoridades brasileñas por su hábil gestión y su exitosa cooperación con el FMI, y da la bienvenida a su reciente decisión de continuar sólidas políticas sin un programa adicional del FMI".

Pero, después de calificar al mejor alumno, Brasil, viene la bomba: "Después del canje de la deuda, Argentina necesita abordar la deuda impagada que no ha entrado en la reestructuración, en línea con la política de préstamos a países en mora del FMI, y promover reformas estructurales para asegurar el crecimiento sostenido".

El 'gesto' del presidente

La política del FMI, a la que alude el comunicado, exige que un país que recibe el apoyo financiero del Fondo, tras una reestructuración de deuda, haga un esfuerzo por reconocer la situación y trate de resolverla con buena fe. ¿Qué significa esto? ¿Acaso reabrir para el 25% que no aceptó la oferta del Gobierno argentino de quitar el 80% del valor una negociación? Nadie ha querido aclarar este punto. "Se necesita que Kirchner haga un gesto", dijo una fuente en el FMI.

El ministro Lavagna comienza aquí mañana, lunes, sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reestructurar su deuda de 14.000 millones de dólares con dicho organismo. No está claro si el Gobierno argentino quiere alcanzar un acuerdo definitivo antes de octubre próximo, cuando están previstas las elecciones para renovar las cámaras del Congreso argentino, o si la táctica de Kircher es sellar un acuerdo de un año, en el cual el tipo de compromisos económicos y financieros pueda ser más bien genérico.

El ministro de Finanzas italiano, Domenico Siniscalco, se mostró ayer ufano porque Italia, dijo, es el país que consiguió introducir el párrafo en el comunicado del G-7, en defensa de los bonistas italianos que no aceptaron perder el 80% del valor de la deuda propuesta por el Gobierno argentino.