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Moratinos constata que Cuba y Venezuela son ahora el principal problema con EE UU

El ministro dialoga en Washington "con normalidad y voluntad de sintonizar" enfoques

Un año después de la retirada de las tropas españolas de Irak, España y EE UU no hablan del asunto que provocó una de las mayores crisis entre los dos países. El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha podido comprobar, en cambio, durante sus contactos ayer en Washington con políticos e intelectuales, que Cuba y Venezuela han pasado a ser el eje del problema. También que los americanos son remisos a entender los argumentos españoles. Pero cree poder dialogar con "normalidad y voluntad de sintonizar" enfoques.

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Moratinos se ha empeñado en las últimas 36 horas, previas a la entrevista que mantendrá hoy con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, en una intensa campaña para explicar a la opinión pública estadounidense los fundamentos de la política exterior española y disipar las dudas y desconfianzas que suscita en Estados Unidos.

Ese esfuerzo le ha supuesto una rápida peregrinación por el Congreso y el Senado, por la redacción del Washington Post, por un centro de reflexión y análisis como es la Brookings Institution, además de encuentros con la subsecretaria de Estado para Derechos Humanos, Paula Dobrianski, o con el ex ministro hispano de George W. Bush y hoy senador por Florida, Mel Martínez, durante la cena que ofreció en la Embajada de España el martes por la noche.

Para su sorpresa, Moratinos apenas ha tenido oportunidad de abordar la situación en Irak en estas conversaciones. El presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, el republicano Henry Hyde, y el representante demócrata más destacado en la misma, Tom Lantas, sólo mencionaron Irak de pasada cuando se entrevistaron con el ministro, como "un irritante" de las relaciones bilaterales a lo largo del último año. Moratinos se limitó a recordar que España ha donado 20 millones de dólares para la reconstrucción del país.

Las relaciones de España con Cuba y Venezuela figuraron en cambio a la cabeza de las preocupaciones de los parlamentarios y el ministro hubo de dedicarles buena parte del debate. El hecho podría parecer preocupante, ya que los argumentos de la posición española son sólidos y cabría pensar que la resistencia americana a entenderlos no es más que un pretexto para mantener viva la "irritación" derivada del problema iraquí, incluso cuando se trata de zanjar el pasado y mirar al futuro.

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Enorme interés

Pero Moratinos se mostró ayer satisfecho. "Hay un enorme interés de conocer con más detalle las prioridades y el propio diseño de la política exterior española. Ha sido un ejercicio extraordinariamente útil, que demuestra la voluntad de reforzar las relaciones. No compartimos los enfoques sobre temas como Venezuela o Cuba, pero sí hay normalidad en el diálogo y voluntad de compartir y sintonizar las aportaciones que se puedan hacer", dijo.

Una fuente de su entorno comentó, más informalmente, que "a lo mejor [los estadounidenses] no aceptan inmediatamente los argumentos españoles, pero es la primera vez que se ha hablado directamente de estos temas, y de eso se trata: de hablar, y no de insultarse".

Según fuentes presentes en la entrevista con los parlamentarios, el ministro explicó con detalle que España está intentando ejercer una influencia positiva sobre el régimen venezolano de Hugo Chávez, en colaboración con la vecina Colombia y para mejorar la lucha antiterrorista y las relaciones entre los dos países.

También dijo que las patrulleras y aviones militares de transporte vendidos a Venezuela no son armas ofensivas, sino instrumentos para combatir el narcotráfico y el terrorismo, al tiempo que recordó que el presidente colombiano, Álvaro Uribe, principal supuesto amenazado por tales ingenios, ha declarado públicamente que la polémica venta es buena para su país.

Hyde, Lantas y otros representantes que se les habían unido escucharon con atención, pero concluyeron con algo así como: "Eso está bien, pero ustedes han vendido armas a Venezuela y a nosotros no nos gusta Chávez". "Tampoco es mi favorito", vino a decir Moratinos, dispuesto a reiniciar su argumento.

En relación con Cuba, Moratinos destacó que la suspensión de las invitaciones a disidentes a las embajadas europeas ha tenido como consecuencias la liberación de opositores, la celebración, el mes pasado, de la primera reunión de disidentes con los embajadores europeos en La Habana y la decisión de la UE, sin precedentes, de copatrocinar con EE UU la resolución que ayer se aprobó en Ginebra para que Fidel Castro permita entrar en Cuba al relator sobre derechos humanos de la ONU. Las autoridades cubanas habían exigido que Europa se apartara de esa iniciativa de Washington.

Puestos a buscar apoyos a estas políticas, Moratinos se reunió ayer también con el caucus o grupo de parlamentarios hispanos y con los embajadores ante la OEA. A todos ellos les informó de que España va a patrocinar una serie de iniciativas con México para potenciar el español en EE UU, incluida la apertura, "en cuatro o cinco años", de siete nuevos centros del Instituto Cervantes que más que triplicarán los tres ya existentes.

En relación con Oriente Próximo, capítulo virtuoso en el que las posiciones de Madrid y Washington convergen, el ministro se reunió sucesivamente con las principales organizaciones judías y árabes en EE UU para convocarles al Congreso sobre "antisemitismo y otras formas de intolerancia" que la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) celebrará en Córdoba, el 8 y 9 de junio.

El senador estadounidense Christopher Dodd (izquierda), junto a Miguel Ángel Moratinos.
El senador estadounidense Christopher Dodd (izquierda), junto a Miguel Ángel Moratinos.EFE

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