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El ilustrador Joann Sfar inventa un mundo de vampiros

Aurora Intxausti

"Los dibujos han formado parte de mi vida desde niño y las historias que creo están tiznadas de elementos que rodean mi existencia y que conozco bien", afirmó Joann Sfar (Niza, 1971) durante la presentación en Madrid de dos libros dedicados a niños -Vampir va al colegio y Vampir y la sociedad protectora de perros-, editados por Alfaguara Infantil y Juvenil, y uno para adultos- Cupido pasa de todo-, publicado por Sins Entido.

En Francia, las historias de Vampir han sido compradas por más 150.000 lectores, se ha creado una serie de dibujos animados de 52 episodios y se está preparando una película con personajes reales. Joann Sfar, guionista y dibujante, asegura que le gusta "jugar con la literatura fantástica y la mística judía". "Tengo muy anclado el folclore de símbolos y referencias, eso me ha permitido crear un universo dispar donde los personajes de diferentes series de aventuras se entrecruzan en perfecta armonía", apunta el creador.

El universo fantasmagórico en el que viven los personajes de Sfar empezó cuando perdió a su madre a los tres años: "Desde entonces dibujo de manera obsesiva, es el centro de mi existencia. No se trata de desarrollar la parte estética, sino de contar historias, dar vida a personajes como lo hicieron nuestros antepasados con los tótemes". Sfar comenzó a enviar proyectos a las editoriales cuando tan sólo tenía 15 años. "Casi nunca me contestaban, pero de repente Dargaud, Delcourt y L'Association se pusieron en contacto conmigo porque les gustaba mi trabajo y ante la posibilidad de trabajar con las tres editoriales comencé a desarrollar tres estilos diferentes".

Seres imaginarios

El ilustrador inventó un mundo de monstruos repleto de criaturas que hacen vivir a los difuntos y seres imaginarios. El personaje Vampir es hijo del holandés errante Capitán de los muertos y de la vampiresa Pandora y convive con monstruos y su perro Fantomate.

Vampir, según Sfar, es "un homenaje a la película Les vampires, de Louis Feuillade, el director de Fantômas". El ilustrador eligió la muerte como tema central de su trabajo porque, según dice, "es algo que me acosa desde la infancia: desde que era pequeño me llevaron a un cementerio ruso en Niza y tuve que contemplar la tumba de un niño. Imaginé que igual que se hablaba de vampiros adultos existían vampiros niños y el que yo imaginé era un personaje bueno que me ayudaba a hacer los deberes y cosas parecidas". Sfar reconoce que Vampir tiene muchos tintes autobiográficos. "La única diferencia entre Miguel, el protagonista, y yo que es que tuve a un padre, pero sus abuelos son los míos, su casa es la de mis abuelos. Realmente me dibujo a mí de niño". Sfar, gran aficionado a la música, afirma que una de sus principales fuentes de inspiración es Leiji Matsumoto, autor de Albator.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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