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Zapatero supedita el incremento de la relación con Venezuela al respeto de las libertades

Chavistas y opositores aplauden el llamamiento del presidente a la concordia

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, culminó ayer su visita a Venezuela con un llamamiento al Parlamento venezolano para que mantenga y desarrolle la democracia como única vía capaz de evitar "el enfrentamiento y la violencia". En una rueda de prensa posterior, Rodríguez Zapatero tendió a condicionar el relanzamiento de las relaciones bilaterales, potenciado ayer con la firma de importantes acuerdos militares e industriales, "a la defensa de las libertades, de los derechos humanos, de la garantía que representa el Estado de Derecho".

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"Toda nuestra historia reciente nos demuestra que hay instituciones, reglas y hábitos que no podemos alterar sin grave riesgo de caer en el enfrentamiento y en la violencia", dijo el presidente al Parlamento; y se refirió concretamente a la separación entre poderes, al funcionamiento normal de los partidos políticos y al respeto de las minorías.

"Todos éstos son elementos frágiles, sabiamente equilibrados, de los que en manera alguna podemos prescindir", añadió. "La historia de mi país es testimonio de que el deterioro del diálogo, la conversión del adversario en enemigo, la tentación de buscar atajos al conflicto político en desprecio de las instituciones, puede llevar a largos años oscuros que luego resulta imposible recuperar".

Aplaudieron en este momento tanto los representantes de la gran mayoría (más del 60% de los diputados) fiel al líder, Hugo Chávez, y los de la minoría opositora, que acusa de querer liquidar las libertades y la democracia a este comandante, superviviente de un golpe de Estado tras haber intentado él mismo tomar el poder con otro golpe.

Zapatero había recibido a los opositores a primera hora de la mañana, salvo a los socialdemócratas de Acción Democrática, que pidieron una entrevista a solas y fueron citados para primera hora de la tarde. Los diputados de la minoría solicitaron apoyo para lograr una amnistía previa a las elecciones presidenciales de 2006, así como observadores de la Unión Europea que garanticen la limpieza del proceso electoral. El presidente les pidió que canalicen a través de las instituciones sus inquietudes sobre el déficit democrático y la inseguridad jurídica que denuncian.

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"Venezuela ha tenido un proceso no exento de dificultades, pero el consenso el diálogo y la concordia son elementos indispensables", declaró Zapatero.

Reproches de la oposición

Los opositores a Chávez se hicieron también eco de la preocupación suscitada por el convenio del Defensa firmado ayer en Caracas, para que España suministre a Venezuela ocho buques militares, tres civiles y doce aviones militares de transporte. Zapatero afirmó que entiende que esa preocupación no puede ser fruto más que del malentendido, dado que ser trata de equipos no ofensivos y útiles para "luchar contra la violencia internacional organizada, especialmente el narcotráfico, mediante una mejor vigilancia de fronteras y costas".

También recordó el presidente que los acuerdos firmados ayer "van a suponer 600 puestos de trabajo durante seis años" en Navantia (los astilleros militares desgajados de Ízar), más los puestos en el sector civil que garantice la construcción de los dos asfalteros y del buque tipo panamax también contratados.

"El Gobierno hace lo que tiene que hacer, hace sus deberes", sentenció Zapatero, que felicitó "expresamente" al ministro de Defensa, José Bono, por sus gestiones.

Chávez informó de que los acuerdos prevén también el mantenimiento de la flota petrolera venezolana en astilleros españoles, y ratificó: "Las armas que estamos comprando a España no son armas para la guerra son equipos para la paz". Luego, comentó con ironía que otro material de Defensa mucho más agresivo, como los aviones F-16 que tiene Venezuela, son mantenidos y reparados por "los United States of América, que los dejan muy bien y hacen un excelente trabajo, sin que nadie se escandalice".

El líder venezolano siguió con el tono irónico para proclamar que "el problema con EE UU es que uno los quiere querer, pero no se dejan". El presidente español prefirió no comentar las apreciaciones negativas de Washington sobre el régimen de Chávez y evitó pronunciarse sobre éste, más allá de decir que sigue con gran interés la evolución venezolana y que el respeto es su fórmula de trato con todos los gobiernos. Tampoco calificó en ningún momento de "estratégica" la relación de España con Venezuela, a diferencia de Chávez.

En su intervención ante el Parlamento, Zapatero se refirió a la emergencia de "un mundo multipolar" que tiende a estructuras continentales como la UE. Esto le dio pie a Hugo Chávez para alabar la lucha de España "por la autonomía, la independencia, la soberanía, la lucha de España por la pluripolaridad, que es mucho más que el multilateralismo".

José Luis Rodríguez Zapatero, a la izquierda, con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en Caracas.
José Luis Rodríguez Zapatero, a la izquierda, con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en Caracas.EFE

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