"Debemos adoptar una actitud mental abierta y cauta"
La ansiedad social y moral que generó en el Reino Unido el nacimiento de la primera bebé probeta hizo que en la década de 1980 el Gobierno británico de Margaret Thatcher encargara un informe, que duró dos años, para revisar los aspectos éticos y legales de las nuevas técnicas de fertilización in vitro", explicó Mary Warnock, directora del comité de expertos que elaboró el documento que lleva su nombre: informe Warnock.
Entre las conclusiones más relevantes, según citó, se recoge la necesidad de estos tratamientos médicos y de su regulación, con independencia de que el acceso a ellos sea o no a cargo de la sanidad pública.
"Causa terror", comentó, "la capacidad del hombre para manipular embriones en el laboratorio y este miedo se ha trasladado ahora además a las nuevas técnicas de transferencia nuclear celular, que han permitido la clonación de la oveja Dolly. Debemos adoptar una actitud mental abierta a la par que cauta ante las posibilidades actuales de manipular células madre embrionarias, susceptibles de trasformarse en cualquier tipo de célula del organismo humano y con un gran potencial terapéutico. No debemos interferir negativamente en estas líneas de investigación que tanto bien pueden hacer a la humanidad".
Warnock confiesa que está "blindada" ante los ataques recibidos por los sectores más conservadores, pero subraya que, además de la necesidad de adoptar una actitud tolerante, también hay que analizar las repercusiones económicas de toda esta problemática.
"Y ahí surgen muchos frenos", agrega, "porque los recursos del Estado son limitados. Por tanto, acceden más fácilmente a estas técnicas los más pudientes, de modo que todo queda reducido a un problema de desfase entre ricos y pobres".
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