Luciano González Egido, premio de las Letras de Castilla y León

El periodista y escritor Luciano González Egido (Salamanca, 1928) fue distinguido ayer con el premio Castilla y León de las Letras 2004 por su extensa "trayectoria intelectual", muy vinculada a su tierra natal, de la que ha obtenido buena parte de los argumentos de casi todas sus obras. El jurado ha reconocido el "estilo exigente y muy personal" de este escritor, que publicó su primera novela cuando tenía 65 años.

González Egido, que tuvo noticia del premio, dotado con 18.500 euros, cuando viajaba camino del levante español para disfrutar de unas vacaciones, dijo sentirse "encantando de ser merecedor de este galardón, que es muy prestigioso, como lo demuestra el hecho de que lo hayan merecido grandes escritores". El jurado, que otorgó el galardón por unanimidad, estuvo formado por los escritores José Jiménez Lozano y Elena Santiago -galardonados con anterioridad con el mismo premio- los profesores universitarios Enrique Berzal y César Hernández y otras personalidades de la cultura. Entre estos últimos se encontraba el director de la editorial Ámbito, Ernesto Escapa, que calificó al galardonado como "un escritor muy interesante", al que sólo conocía a través de la lectura de alguna de sus novelas, que calificó de "impactantes y que demuestra un gran conocimiento del medio en que se desarrollan las mismas". Ese medio es, fundamentalmente, la ciudad y la provincia de Salamanca, donde sitúa lo más granado de su creación literaria, empezando por su ensayo, titulado Salamanca, la gran metáfora de Unamuno (1983), y Agonizar en Salamanca, publicada tres años más tarde, y que es un recorrido por la vida del escritor vasco.

En 1993, González Egido publicó su primera novela, El cuarzo rojo de Salamanca, que recrea la historia de la ciudad del Tormes en los tiempos de la invasión napoleónica, y que recibió el premio literario Miguel Delibes. Dos años después salió al mercado su segunda novela, El corazón inmóvil, un estudio sobre la influencia de las comunidades religiosas, que fue galardonada con el Premio Nacional de la Crítica. En 1996, el escritor presentaba La fatiga del sol, ambientada en la comarca de los Arribes del Duero, y en 1997, El amor, la inocencia y otros excesos. No obstante, su obra más ambiciosa es La piel del tiempo, escrita en 2002 y que es un recorrido por ocho siglos de historia de la ciudad de Salamanca, galardonada con el premio de la Crítica de Castilla y León en el año 2003. Sus últimas creaciones son los Cuentos del lejano Oeste, terminada ese mismo año, y Veinticinco historias de amor (y algunas más), publicada en 2004.

Luciano González, que se encontraba eufórico por la distinción otorgada ayer, "justificaba" su dedicación literaria a Salamanca por el hecho de que, "además de ser la ciudad donde nací, está cargada de símbolos como la universidad, el arte, las leyendas y la historia, que dan mucho de sí" a la hora de escribir. El escritor recordaba que fue en esa ciudad donde vivió los primeros treinta años de su vida, y en cuya universidad dirigió la revista Cinema Universitario, prohibida por el franquismo en 1963. Preguntado sobre su vocación tardía como novelista, el escritor dice que lo hace "por prescripción facultativa", ya que de la misma manera que "los médicos recomiendan beber un vasito de vino para mejorar la salud, usar la cabeza es un remedio infalible para seguir sintiéndose vivo".