Fomento aprovechó una confusa licencia de obras de reforma para desmontar la estatua de Franco
El Ayuntamiento admite que no se enteró de cuáles eran las intenciones del ministerio
El Ministerio de Fomento consiguió los permisos necesarios para desmontar la estatua ecuestre del general Francisco Franco, situada en la plaza de San Juan de la Cruz de Madrid, sin que el Ayuntamiento se enterara de cuáles eran sus intenciones. Así lo admitió ayer el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, y lo demuestra también la licencia de obras, solicitada el pasado 24 de febrero por Tragsa, la empresa que realizó los trabajos. Ésta especificaba que las obras consistían en la "colocación de andamios para revisión de piezas de fachada y anclaje de elementos ornamentales (con retirada, si procede)".
El desmontaje de la estatua fue un secreto mal guardado. La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, que tomó personalmente la decisión y antes consultó la oportunidad de retirarla con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quería darle la menor publicidad. Sin embargo, ni siquiera su equipo quiso perderse lo que calificaron de "noche histórica". La subsecretaria, María Encarnación Vivanco, siguió el proceso en persona, al igual que otros miembros del gabinete de Fomento.
Y, poco a poco, la reunión convocó más público, que llegó a rondar el centenar. Otra pista la dio la estatua, pues esa tarde varios obreros habían colocado una estructura metálica alrededor de su pedestal, y un técnico estuvo haciendo comprobaciones, lo que despertó la curiosidad de los transeúntes.
Poco antes de medianoche, una grúa llegó hasta la plaza de San Juan de la Cruz, donde estaba la figura, frente al Ministerio de la Vivienda. Primero los operarios colocaron anclajes de color rojo a cada costado del caballo. Una mujer rubia les espetó: "Oiga, que ésta no molesta". Más allá, un hombre murmuraba: "¡Pues que quiten también los pantanos que hizo Franco!".
Hasta que uno de los perplejos paseantes alertó a la Policía Municipal. Una patrulla llegó para comprobar que los trabajos estaban autorizados. Fuentes municipales explicaron que los agentes, tras comprobar que los papeles estaban en regla, no quisieron asumir la responsabilidad y alertaron a sus superiores. Mientras, obligaron a los obreros a bajarse del pedestal y paralizar los trabajos. De mando en mando, las llamadas fueron hasta el concejal de Seguridad, Pedro Calvo, quien dio el visto bueno.
Permisos
Cuatro permisos solicitó Fomento para llevarse la estatua: la licencia de obras, un permiso de ocupación temporal de la vía pública con maquinaria pesada, otro de circulación de maquinaria pesada por el interior de la ciudad y, el último, de reserva de aparcamiento y uso del carril lateral. Éstos fueron tramitados ante la Junta Municipal de Chamberí, que dirige el edil Ángel Garrido (PP), el mismo que convocó en una carta a los militantes de su partido para que asistieran el pasado 22 de enero a la marcha de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y expresaran su "rechazo a las acciones del Gobierno socialista". Su firma aparece en la licencia de obras, cuya tramitación costó 31,80 euros.
Fue la subsecretaria del ministerio quien encomendó el pasado 22 de enero a la empresa Tragsa "los trabajos de retirada y transporte hasta el almacén de los elementos arquitectónicos que requiere el acondicionamiento de los accesos al recinto de Nuevos Ministerios". Pero su escrito no detallaba que se trataba de la estatua de Franco. Casi un mes más tarde, Tragsa solicitó la licencia urbanística, también sin esa precisión. De ahí las dudas de los agentes.
Antes de que continuara el desmontaje, llegaron siete furgonetas de la policía, con agentes antidisturbios, que rodearon la estatua para impedir incidentes. Habían pasado 30 minutos. Los trabajadores se emplearon a fondo durante dos horas para taladrar la viga de hierro que anclaba la estatua al pedestal.
Por fin, cinco minutos antes de las dos de la madrugada, una grúa levantó la figura y la colocó en un camión, entre tímidos aplausos. Luego, fue tapada con una tela blanca. "¡Con nocturnidad y alevosía!", gritaban unas 15 personas que cantaron el Cara al sol. "Y premeditación, que afortunadamente ha estado muy bien organizado", respondió una señora.
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