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Sólo quedan Santander, Melilla y Guadalajara

Carlos E. Cué

Con la retirada de la estatua ecuestre de Francisco Franco en Madrid desaparece el principal objetivo de los colectivos que presionan para la eliminación los símbolos franquistas. Pero quedan muchos más. Ahora mismo, y tras la retirada en los últimos años, gracias a la llegada de Gobiernos de izquierda, de las estatuas ecuestres en Ferrol (A Coruña) y Ponteareas (Pontevedra), sólo quedan tres parecidas a la de Madrid en plazas públicas.

La más emblemática es la de Santander, situada en el lugar más destacado posible, en la plaza del Ayuntamiento. Es una copia exacta de la de Madrid, hecha con el mismo molde. Gonzalo Piñeiro (PP), alcalde de esta ciudad conocida por conservar multitud de calles y monumentos dedicados a la dictadura franquista, se comprometió ayer a retirar la estatua "con la mayor normalidad" aprovechando la próxima remodelación de la plaza del Ayuntamiento por la ampliación de un aparcamiento subterráneo. Piñeiro explicó que estas obras ya han sido concursadas, aunque falta su adjudicación. El alcalde asume que esta decisión "gustará a algunos sí y a otros no", pero recordó que, en cualquier caso, la estatua seguirá en la ciudad, en el Museo de Cantabria, que aún debe construirse.

Otra ciudad con una gran estatua de Franco, aunque más escondida, es Guadalajara. Según el profesor de la UNED Jesús de Andrés, se colocó en la plaza Mayor en 1976, muerto ya el dictador. En 1984 se trasladó a otra plaza más discreta, donde permanece. Hace dos años que gobierna allí una coalición del PSOE e Izquierda Unida, que ha anunciado su intención de quitarla, pero aún no lo ha hecho. También aquí, y siempre con la intención de evitar el enfado de algunos vecinos nostálgicos, se ha buscado la excusa de una remodelación de la plaza. El teniente de alcalde, Jorge Bedel, de IU, se compromete a que la estatua desaparezca de la ciudad esta primavera.

La última de las estatuas de Franco que quedan en pie y a la vista del público está en Melilla. También se instaló después de que muriera Franco. Hay un grupo muy activo de protesta que ha llegado a pintar la estatua de color morado, pero de momento no hay noticias de que el Ayuntamiento, del PP, pretenda retirarla. Sin embargo, a ello le obliga la resolución que en noviembre de 2004 aprobó la Comisión de Administraciones Públicas del Congreso.

El Gobierno prevé regular por ley, en los próximos meses, esta obligación de retirar los símbolos franquistas, apoyada también por el último congreso del PSOE. También hay estatuas de Franco en instituciones militares importantes, como la Academia Militar de Zaragoza, la Capitanía General de Valencia o la Academia de Infantería de Toledo.

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