Música, literatura, teatro y arte se levantan contra el atentado del 11-M en Madrid
Un disco, un libro y una exposición coinciden con el aniversario de la masacre
Realidad y ficción se mueven con relativa frecuencia por la misma senda. Un año después del atentado que sacudió la ciudad de Madrid el pasado 11 de marzo, la huella del dolor y la desolación se refleja en todas las actividades que tienen relación con el mundo de la cultura. Entre las últimas iniciativas destaca la exposición Arte solidario, que se abre hoy en el Círculo de Bellas Artes y en la que participan Martín Chirino y Genovés; Santiago García-Clairac ha convertido en literatura, En un lugar de Atocha, el viaje de un niño en tren desde Alcalá de Henares, y más de treinta músicos, entre los que se cuentan Fito Páez, Pablo Milanés, Javier Gurruchaga y Ana Belén, ponen sus voces en el disco No os olvidamos.
"En España, solidarizarse es un verbo que todos los días se conjuga en sus tres tiempos: presente, pasado y futuro. El recuerdo de la solidaridad pasada refuerza la solidaridad que el presente necesita, y ambas, juntas, preparan el camino para que la solidaridad en el futuro vuelva a manifestarse en toda su grandeza". Las palabras de José Saramago acompañan las voces de los más de treinta músicos que participan en No os olvidamos.
Javier Adrados, promotor del disco, cuenta que los beneficios del álbum, que se ha puesto a la venta esta misma semana, irán destinados a la Fundación Víctimas del Terrorismo. "El problema a la hora de montarlo fueron las limitaciones de formato, lo que nos obligó a reducir el número de participaciones. Había muchos artistas dispuestos a colaborar en un proyecto de estas características, así que, finalmente, optamos por un abanico en el que estuvieran tanto los consagrados como los que están empezando". Sólo una canción, De Madrid al cielo, compuesta por Elena Bugedo para la ocasión e interpretada por María Dolores Pradera, Javier Gurruchaga, Valderrama y la propia Bugedo, plantea la tragedia vivida la mañana del 11 de marzo del pasado año. El resto son temas de amor, esperanza y paz. Pablo Milanés hace suya Nostalgias; Javier Gurruchaga y Ana Belén interpretan a dúo Imagine; La Oreja de Van Gogh, La playa; María Dolores Pradera, A Dios le pido; Arcángel, Un sitio en mi corazón; Aute, Albanta, y Antonio Orozco, El cielo estaba dorado.
Un sentimiento
Otro artista, Gontzal Mendibil, un cantante que bien podría enmarcarse entre Patxi Andión y Amancio Prada, trata también de sobreponerse al dolor, convirtiendo los sentimientos en música en 10 composiciones. Lágrimas al viento, la canción que da título al álbum, grabado con el Orfeón Donostiarra, fue compuesta tras los atentados y expresa la impotencia ante lo ocurrido. "Desde este tiempo desorientado y conflictivo intento encontrar algún aliento de belleza, y algún signo de esperanza", aclara el músico vasco.
También con esa idea empezó a trabajar el escritor de literatura infantil Santiago García-Clairac sobre lo sucedido en Madrid el pasado 11 de marzo. En un lugar de Atocha... el 11-M, vivido por un niño (El Barco de Vapor) es un "libro largamente meditado", ya que afronta con toda dureza los atentados que costaron la vida a 191 personas y provocaron heridas a más de mil.
Dividido en 19 capítulos, En un lugar de Atocha recoge la historia de un niño que viaja con su madre en uno de los trenes en dirección a Madrid, donde tiene que reunirse con su padre. En el tren, Quique se encuentra con un amigo, Rubén y, juntos, comentando sus cosas, hacen el trayecto. Pero de pronto oyen un ruido enorme y el vagón en el que viajan estalla.
La verdadera finalidad de esa obra, que ha publicado SM en su colección El Barco de Vapor para niños a partir de nueve años, "es que nos cure un poco, que nos ayude a entender lo que ha pasado y que nos recuerde que, por cada ser maligno, hay diez seres humanos valientes y generosos". García-Clairac cree que la literatura no puede permanecer al margen de la realidad. Al contrario, puede ser un arma eficaz para ayudar a enfrentarse a los miedos. El autor reconoce que le ha dado mil vueltas y que, incluso, hubo un momento en que decidió abandonar el proyecto. "Estoy seguro de que en mi decisión influyó el hecho de conocer Alcalá de Henares profundamente. Pronto asocié la figura de Don Quijote con las víctimas y con los que dieron lo mejor de sí mismos para ayudar a los heridos", asegura en el libro. "Durante el proceso de redacción he comprendido algo sobre los niños: si pueden ser testigos de un acto tan brutal, también pueden ser lectores de una historia que, en última instancia, es la suya", añade.
Con esa idea se escribió otro libro, 11-M palabras para el recuerdo (Punto de Lectura), con textos, poemas y dibujos de los vecinos y amigos del barrio madrileño del Pozo del Tío Raimundo, con el que se han recaudado 30.498 euros, que ayer fueron entregados a la Asociación de Víctimas del 11-M en el curso de una comida a la que asistieron, entre otros, Jesús Ramírez, vicepresidente de la citada asociación; Rosa Regàs, Juan Diego y Víctor Manuel.
Artistas solidarios, un testimonio ante la sociedad
El proyecto del documentalista Tino Calabuig y de la crítica de fotografía Rosalyn Williams era que un grupo de artistas, fotógrafos y escritores realizasen un homenaje a las víctimas de los atentados del 11-M. Hoy, a las 19.30, se inaugura la exposición Arte solidario en el Complejo El Águila (Ramírez de Prado, 3, hasta el 22 de mayo), organizada por la Comunidad de Madrid. Pintura, escultura, instalaciones, fotografía, dibujos y vídeos ocuparán el edificio D de la antigua fábrica de cervezas realizadas por artistas como Rafael Canogar, Francesc Torres, Martín Chirino, Luis Gordillo, Patricia Allende, Alberto Corazón, Juan Genovés, Cristina García Rodero, Susana Solano, Antón Patiño, Joan Fontcuberta, Christine Splenger, Frederic Amat, J. Manuel Castro Prieto, Cristina Iglesias, Alberto Schommer, Pablo Genovés, Cristóbal Toral, Josep Guinovart, Daniel Canogar, Fernando Baena, Cecilia Barriga y Miguel Bergasa. "Los artistas recuperan una presencia solidaria y activa en su entorno social. La exposición pretende ser algo más que una mera muestra de obras, será más bien un foro donde los propios artistas manifiesten su testimonio ante la sociedad", señalan los comisarios en la presentación del proyecto, que en un principio tenía el nombre de El tren de la memoria. Además de las piezas creadas por los artistas, se montará una selección de fotografías de medios de comunicación y agencias. El catálogo, en fase de edición, incluirá junto a las obras textos de los comisarios y de los historiadores Valeriano Bozal y Javier Tusell, en una de sus últimas colaboraciones. Este homenaje personal de los artistas establece las relaciones en el proceso de creación entre el artista, la obra y el hecho social. "Es un homenaje personal, pero también debe ser una reflexión sobre la propia sociedad. La intención es acercarse al espectador para provocar una reflexión, contra lo que habitualmente pudiera ser una mera emoción estética, aunque ambas reacciones puedan perfectamente coexistir". Tino Calabuig y Rosalyn Williams destacan la importancia de los vídeos. Uno de los trabajos audiovisuales recoge el proceso de creación de cada obra y cómo el autor se enfrenta al arte y al compromiso. También se han grabado unas 60 entrevistas con artistas y fotógrafos en torno al proceso de creación de la obra de arte y la realización física de la misma. Otros trabajos audiovisuales recogen los rostros y palabras con el mismo perfil de las víctimas del 11-M, con entrevistas a estudiantes, inmigrantes con o sin papeles, trabajadores que viajan cada día a sus tareas, sobre su vida cotidiana, sus ilusiones y amigos.
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