El primer ministro de Kosovo dimite tras ser acusado de crímenes de guerra en La Haya
La OTAN envía refuerzos para prevenir posibles disturbios en la antigua provincia serbia
Ramush Haradinaj, de 36 años y primer ministro de Kosovo -provincia serbia administrada por la ONU-, presentó ayer la dimisión después de que el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) le acusara de crímenes de guerra. Antiguo comandante del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), había sido ya interrogado por La Haya sobre la revuelta de los kosovares contra las fuerzas serbias entre 1998 y 1999. En su calidad de jefe del ELK, guerrilla formada por albaneses, la etnia mayoritaria, Haradinaj habría cometido atrocidades contra la minoría serbia.
Antes de partir hacia Holanda, Haradinaj negó en Pristina, capital de Kosovo, haber cometido cualquier delito y aseguró que pensaba colaborar con la justicia. "He presentado mi dimisión y demostraré que soy inocente. Voy a cooperar porque no creo que haya cargos contra mí", señaló. Haradinaj anunció que tiene previsto presentarse hoy ante el Tribunal de La Haya, que mantiene en secreto el acto de acusación contra el antiguo líder guerrillero.
En una entrevista concedida en enero a la televisión británica, dijo estar orgulloso de su labor al frente del ELK y abogó por la consecución de la independencia de su tierra en el plazo de un año. Sobre su supuesta participación en crímenes de guerra, añadió: "El Gobierno del antiguo líder serbio, Slobodan Milosevic, era muy hábil inventando pruebas falsas", dijo.
Ante la posibilidad de que pudiesen producirse disturbios, la Alianza Atlántica reforzó el lunes las tropas internacionales de la KFOR con 500 soldados suplementarios, provenientes de Alemania y el Reino Unido, que fueron desplegados alrededor de Pristina. Haradinaj es oriundo del oeste de Kosovo, donde se aumentaron especialmente las medidas de seguridad, para prevenir posibles altercados relacionados con su renuncia y su detención. "Se han tomado medidas para controlar cualquier problema que pudiera aparecer", aseguraron ayer fuentes de las fuerzas internacionales, que cuentan actualmente con unos 19.000 soldados de 32 países, 780 de ellos españoles.
Además de la acusación del TPIY, sobre él pesa asimismo una orden de arresto en Serbia por 108 delitos documentados, desde el secuestro y la tortura al asesinato de civiles serbios de Kosovo. Según Belgrado, el ahora político habría sido el principal instigador de la expulsión de la zona de 230.000 serbios después de la llegada de las tropas de la OTAN en 1999. Este expediente habría sido analizado en su momento por la fiscalía del TPIY.
Residente en Suiza antes de que estallara el conflicto de los Balcanes, el actual partido de Haradinaj, Alianza para el Futuro de Kosovo, fue el tercero más votado en las elecciones generales de noviembre de 2004. Una vez conocido el resultado, la Liga Democrática de Kosovo, agrupación encabezada por Ibrahim Rugova, histórico líder albanés y presidente kosovar, entabló negociaciones para formar una coalición gubernamental. Dicho pacto incluía el nombramiento del antiguo guerrillero como primer ministro, cosa que ocurrió el pasado 6 de diciembre. El Partido Democrático de Kosovo, principal grupo de la oposición, se abstuvo en la sesión de investidura parlamentaria, saldada con 72 votos a favor de Haradinaj y 3 en contra.
Se da la circunstancia de que el líder de este último grupo es Hashim Thaci, en su día superior militar de Haradinaj. Hasta la dimisión de ayer, era un acuerdo tácito que tanto este último como Rugova encabezarían el Ejecutivo que debía tomar el relevo definitivo de los administradores de la ONU. Su ausencia se produce así en un momento crucial, con la próxima apertura de negociaciones en la ONU sobre el futuro estatuto por el que se regirá Kosovo, previstas para antes verano. Y con los denominados estándares, los criterios que, según Naciones Unidas, debe cumplir el territorio antes de poder comenzar a discutir su independencia, centrados sobre todo en el respeto a la democracia, las minorías y la libertad de movimiento, todavía en el aire.
Kosovo es una de las regiones más pobres de Europa. A pesar de que posee recursos minerales, la mayoría de la población (1,8 millones de habitantes, con un 90% de albaneses y un 8% de serbios) vive de la ayuda internacional, la agricultura y la economía de subsistencia, ya que se calcula que el 60% de la población está en paro.
Enfrentamientos étnicos
La provincia es administrada por Naciones Unidas desde 1999, después de que los enfrentamientos étnicos de finales de los años noventa derivaran en una guerra abierta y una intervención de la comunidad internacional en marzo de 1999. A pesar del tiempo transcurrido, la reconciliación entre los albaneses, partidarios de la independencia, y los serbios, que prefieren depender de Belgrado, sigue sin producirse. Hace ahora justo un año, 19 serbios murieron en dos días de ataques organizados por radicales albaneses, que obligaron a 4.000 miembros de esta minoría a huir de la provincia.
De ahí que el nombramiento como jefe de Gobierno de Haradinaj produjera un malestar evidente hace ahora tres meses en el seno de UE. Javier Solana, su responsable de política exterior, señaló que no le parecía la persona más apropiada para representar a Kosovo puesto que estaba bajo sospecha de haber cometido crímenes de guerra. Solana hizo ayer un llamamiento a la calma a los habitantes de Kosovo y aseguró: "La UE ha permanecido cerca del pueblo kosovar en sus momentos más difíciles en el pasado reciente y se mantiene completamente comprometida con la perspectiva europea de Kosovo".
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