Lecciones de una crisis / 2
Los vecinos del Carmel descubren la solidaridad en un entorno de desconfianza hacia los políticos
Más allá del frenesí en el que ha convertido su vida diaria, de las ganas de regresar a casa, de la falta de explicaciones concretas sobre las causas, de los reproches a las administraciones y de la demanda de responsabilidades y compensaciones, la crisis que vive el barrio barcelonés del Carmel ha sido también una experiencia que ha marcado las vidas de los vecinos desalojados, un millar de personas de las que un centenar han perdido sus casas para siempre. Los elementos negativos han superado a los positivos, aunque también ha habido de los últimos; por ejemplo, en los hoteles la solidaridad entre los desalojados ha surgido de forma espontánea.
Lógicamente, no afrontan la situación de la misma manera los niños y las personas mayores. Para éstos, la experiencia de más de un mes viviendo en el entorno frío de un hotel ha roto con la rutina que les aportaba tranquilidad tras una dura vida marcada a menudo por la emigración. Los pequeños, explican los adultos, han madurado de golpe y, por una vez, han vivido la dificultad y los problemas en primera persona, y no a través de la televisión. Además de los testimonios de vecinos del Carmel sobre la tragedia, en esta recopilación se incluye la opinión de un maestro y una comerciante de barrio. Todos han descubierto y practicado la solidaridad, y casi todos se muestran desencantados por la actuación de los políticos en una crisis que les toca tan de cerca. A continuación, algunas de las vivencias, explicadas personalmente, sobre un socavón que ha cambiado la vida a un millar de personas.
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