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EE UU está dispuesto a negociar con Irán el fin de su plan nuclear

Washington respaldaría la entrada de Teherán en la OMC

Estados Unidos está dispuesto a respaldar las negociaciones para que Irán desmantele su programa de armas nucleares a cambio de ayuda económica y tecnológica y de reconocimiento diplomático, una ayuda que podría llegar hasta respaldar la entrada del régimen de Teherán en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Scott McClellan, portavoz de la Casa Blanca, no desmintió ayer las filtraciones en este sentido, y dijo: "Por lo que respecta a Irán, estamos revisando diversas opciones para avanzar. El presidente mantuvo debates muy interesantes sobre este asunto la semana pasada".

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En su gira europea, George W. Bush habló sobre la iniciativa de incluir incentivos económicos para que Irán no siga adelante en la construcción de su aparato bélico nuclear, incluida su entrada en la OMC. Si se confirma el respaldo de Estados Unidos, supondría un cambio importante porque hasta el momento la posición de Washington era contraria a recompensar los intentos iraníes con ventajas políticas y económicas.

El Gobierno estadounidense quiere que se mantenga, en todo caso, la presión de posibles sanciones aplicadas, eventualmente, por el Consejo de Seguridad de la ONU. Bush dijo el jueves que confía en encontrar una solución diplomática y que es "ridículo" pensar que hay una guerra preparada contra Irán, aunque, como es obligatorio para cualquier ocupante de la Casa Blanca, añadió que no descarta ninguna opción.

McClellan fue cauto a la hora de comentar el acuerdo sobre suministro de combustible nuclear firmado el domingo entre Rusia e Irán: "No estamos al tanto de los detalles", dijo, y añadió que Estados Unidos mantiene la preocupación de que Irán "desarrolle un programa de armas nucleares bajo la cobertura de un programa nuclear de uso civil". El senador republicano John McCain sugirió el domingo que Rusia no fuera invitada a la próxima cumbre del Grupo de los Ocho por la venta de combustible y por el retroceso general de las libertades democráticas en Rusia.

Desde Moscú, un antiguo asesor del presidente Borís Yeltsin criticó ayer el acuerdo por el que Rusia suministrará combustible para la central nuclear de Bushehr a Irán y retirará después los residuos. Para este asesor, la colaboración entre Moscú y Teherán conserva aún componentes militares y Rusia está contribuyendo "a crear una potencia nuclear en sus fronteras meridionales". Mientras tanto, los representantes oficiales rusos indicaban que el abastecimiento de combustible comenzará a mediados del año próximo.

El profesor Alekséi Yáblokov, presidente del Centro de Política Ecológica de Rusia, evaluó ayer de forma negativa el acuerdo firmado por el jefe del organismo de energía atómica de su país, Alexandr Rumiántsev, el domingo en Teherán. "Puedo afirmar con seguridad que este acuerdo sólo beneficia a la entidad responsable de nuestra energía atómica, pero no a Rusia. Para el país es perjudicial, tanto desde el punto de vista ecológico como geopolítico", manifestó el científico a la agencia Interfax. A su juicio, la devolución de los residuos nucleares hará que Rusia se parezca cada vez más a un "vertedero nuclear", y la colaboración con Teherán en el uso pacífico del átomo "de todas maneras acercará a Irán a la fabricación de armas nucleares".

Yáblokov dijo además que los acuerdos de Rusia con Irán tenían "componentes militares" hace algunos años, "lo que fue reconocido públicamente", y que "este componente militar no ha sido eliminado del todo". El profesor se refirió al suministro por parte de su país de tecnología que puede ser usada por Teherán "para la obtención y elaboración del uranio". Irán, según Yáblokov, quiere este uranio porque tiene "un programa secreto de fabricación de armas nucleares".

Por su parte, la Unión Europea aseguró ayer que la transferencia de combustible nuclear ruso a Irán no afecta negativamente a los esfuerzos de Moscú y de los europeos por contener la proliferación nuclear, informa Ricardo Martínez de Rituerto. Al contrario, Rusia y la UE están en sintonía y piensan que las exigencias de la OIEA y del Tratado de No Proliferación Nuclear deben ser respetados por Teherán.

La nuclearización iraní fue uno de los asuntos abordados en la reunión de los responsables de Exteriores de la UE y de Rusia celebrada en Luxemburgo, preparatoria de la cumbre eurorrusa del próximo 10 de mayo en Moscú. "No he tenido que convencer a nadie" de que el acuerdo no menoscaba los intentos europeos de evitar la proliferación iraní, dijo el ministro ruso, Serguéi Lavrov. El luxemburgués Jean Asselborn asintió. Según él, el acuerdo para aprovisionar de combustible nuclear no tendrá "ninguna influencia negativa".

Javier Solana, como coordinador de la política exterior de la Unión, aseguró que Moscú y Bruselas están en la misma onda: "No queremos ver más armas de destrucción masiva en Oriente Próximo y estamos de acuerdo en adoptar posiciones para que Irán vea que así debe ser".

Críticas a Arabia Saudí

"Los abusos y violaciones de derechos humanos en Arabia Saudí exceden con mucho a los avances registrados"; "hay tortura y malos tratos de presos por parte de las fuerzas de seguridad y detenciones e incomunicaciones arbitrarias", "abusos de la policía religiosa, restricciones a la libertad de expresión y violencia y discriminación contra las mujeres", según el informe anual del Departamento de Estado de EE UU sobre los derechos humanos en el mundo.

Otro aliado, Egipto, no se libra de la acusación de que sus fuerzas de seguridad torturan; Jordania, Kuwait y Qatar sufren correctivos más leves, y hay también críticas a israelíes y palestinos. Lo más fuerte se reserva a Siria -torturas, ausencia de democracia y de justicia- e Irán, donde la situación "ha empeorado" y hay "continuas ejecuciones sumarias, desapariciones y tortura". En Cuba, Castro "suma un año más a su récord de dictador en activo", y en Venezuela, "el respeto por los derechos humanos es pobre".

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