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La UE detecta por primera vez en una cabra el mal de las 'vacas locas'

El análisis del ejemplar francés, que no entró en la cadena alimentaria, ha durado dos años

Un laboratorio de la Comisión Europea confirmó ayer el contagio de una cabra francesa por los priones bovinos que causan el mal de las vacas locas. Es la primera vez que se detecta ese tránsito entre especies. Hasta ahora se había visto un salto de vacas a hombres, donde los priones de vaca causan la nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, una patología que se ha cobrado más de 150 vidas. La cabra fue sacrificada en 2002, pero los científicos han tardado casi dos años en identificar qué tipo de prión le había causado la encefalopatía.

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La Comisión Europea insistió ayer en que no hay ningún riesgo para los consumidores. "No hay motivo de alarma", subrayó un portavoz. "No pensamos que deba de haber cambios en los hábitos de consumo". Según afirmó ayer la Comisión, se puede seguir consumiendo sin temor carnes, leches y quesos de cabra.

El animal infectado nació en Francia en 2000, y fue sacrificada en 2002. Hasta ahora no se han concluido los análisis para determinar si la enfermedad que padecía estaba causada por priones caprinos (una forma anómala de una proteína) o bovinos. Estos últimos son los peligrosos en humanos. Para identificar de qué agente infeccioso se trata hay que inocularlos en ratones de laboratorio y esperar su evolución, por lo que el proceso tarda casi dos años.

El análisis para detectar si se trataba de un contagio de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) fue realizado en un laboratorio de referencia de la UE situado en el Reino Unido. Es la primera vez que se produce ese tránsito de vacas a cabras en un entorno natural, pero en la Comisión no estaban sorprendidos. "Sabíamos que científicamente era posible, porque se habían hecho ensayos en los laboratorios y por ello se habían adoptado medidas de protección", dijo ayer Philip Tod, portavoz de Sanidad y Protección de los Consumidores.

La comunidad científica esperaba más un salto hacia las ovejas del mortífero mal de las vacas locas (que a finales de los ochenta comenzó a causar estragos en las islas británicas). Para prevenirlo se tomaron medidas drásticas, como prohibir que otros rumiantes fuesen alimentados con harinas de procedencia animal, además de los sacrificios de los animales en situación de riesgo. "La combinación de esa medidas con el estricto régimen de controles permite asegurar que el riesgo de contaminación por consuno es muy bajo", aseguró Tod. "No pensamos que deba de haber cambios en los hábitos de consumo".

La cabra infectada nació en 2000 y la prohibición de alimentar al ganado doméstico con harinas de origen animal, principal fuente de contagio, entró en vigor en 2001. Dado que las cabras en la UE tienen sólo unos pocos años de vida, la Comisión asume que la mayoría de los 12 millones de cabras que ahora ramonean por Europa nacieron después de que entrara en vigor el veto, y, por ello, considera improbable que haya más casos.

Pero la Comisión no los descarta. Para conocer el auténtico estado de la cabaña caprina europea, la Comisión se propone analizar 200.000 cabezas de aquí a julio, en proporción a la incidencia registrada de casos de encefalopatía espongiforme en vacas (1.364 casos en la UE sólo en 2003) y el tamaño de la ganadería caprina en los distintos países europeos. España ocupa el segundo lugar de la UE con más de tres millones de animales, por detrás de Francia y por delante de Grecia.

"Las cifras están por determinar, pero en España se harán decenas de miles de análisis", adelantó Tod. Se trata de saber si el incidente de la cabra francesa es un caso aislado o no. Al cabo de otros seis meses habrá una nueva revisión.

La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria considera improbable que haya riesgo de contaminación. La EEB pertenece a una familia de encefalopatías espongiformes transmisibles que tiene una versión llamada scrapie o tembladera que afecta a cabras y ovejas.

Temblores y rascados

Esta enfermedad, que se llama así porque los rumiantes infectados tiemblan y se rascan contra piedras y troncos, fue descrita en el siglo XVIII, dijo ayer el experto español Juan José Badiola. Hasta la fecha no hay constancia de que se transmita a los humanos.

Ya en 2000 se prohibió que la carne y derivados de cabras afectadas por scrapie puedan entrar en la cadena alimentaria. Al igual que en vacas y ovejas, las partes con riesgo de las cabras (el sistema nervioso, bazo y sistema linfático) son eliminadas de todos los animales mayores de 18 meses, incluso los que no presentan síntomas de la enfermedad.

"Quiero asegurar a los consumidores que las vigentes normas de control sanitario ofrecen una muy alto nivel de protección", señaló en un comunicado el comisario de Sanidad, Markos Kyprianou.

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