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España suspende en la clasificación mundial sobre el medio ambiente

El índice de sostenibilidad la sitúa en el puesto 76º de una lista de 146 países

España suspende en medio ambiente. El Índice Mundial de Sostenibilidad Medioambiental, elaborado por las universidades de Yale y Columbia (EE UU), la Comisión Europea y el Foro Económico Mundial, otorga a España 48,8 puntos sobre 100 y sitúa al país en el puesto 76º en una lista de 146. En la Unión Europea, sólo Bélgica, Polonia y la República Checa obtienen peor resultado. Los autores del estudio destacan que España sufre una "sobrecarga en los sistemas ecológicos", aunque consideran que tiene capacidad para "enfrentarse con éxito" a sus deficiencias. El índice, referencia mundial en medio ambiente, se elabora tras estudiar en cada país 76 variables (desde la calidad del agua y el aire al reciclaje).

Finladia, Noruega, Uruguay, Suecia e Islandia son los cinco países con mejor resultado en el Índice Mundial de Sostenibilidad (Environmental Sustainability Index, ESI). Todos ellos obtienen más de 70 puntos sobre 100. Los peores países son Corea del Norte, Irak, Taiwán, Turkmenistán y Uzbekistán, con menos de 34 puntos. El índice mide "la probabilidad de que un país preserve sus recursos naturales de forma efectiva durante décadas". Según el estudio, que se presentará hoy, el mérito de Finlandia es que "lo está haciendo relativamente bien en en todos los frentes y puede dar a sus ciudadanos altos niveles de calidad medioambiental y mejores servicios para el futuro". El estudio se puede consultar en la web www.yale.edu/envirocenter/.

El informe compara 76 variables en las que se incluye calidad del aire, del agua, política y legislación medioambiental, participación pública, efecto de las infraestructuras sobre el entorno, ecoeficiencia o responsabilidad de las empresas.

España suspende claramente en siete aspectos de los 22 principales factores. Los suspensos, que no llevan nota concreta, son en "la reducción de impactos de las infraestructuras", "el estado del suelo", "la calidad y la cantidad de agua", la "reducción de la contaminación del aire", la "gestión de los recursos naturales" y "la presión sobre el agua". El resultado es positivo en aspectos como los efectos del medio ambiente sobre la salud, la responsabilidad el sector privado.

Descenso metodológico

El primer índice mundial del medio ambiente apareció en 2002 y España ocupó el puesto 43. Una portavoz del Yale Center for Environmental Law & Policy, encargado del estudio, afirmó que "el descenso puede ser debido al cambio en la metodología". El nuevo estudio analiza muchas variables que no entraron en el índice anterior. Según la portavoz, el nuevo índice "es mucho más completo". España aparece por detrás de países como Gambia, Tailandia o Indonesia. De los países de la UE, sólo la República Checa, Polonia y Bélgica. De los 29 países de la OCDE, España ocupa el puesto 23.

Estados Unidos aparece en el puesto 45. "Este lugar intermedio se debe al problema de la generación de residuos y las emisiones de gases de efecto invernadero", según el estudio. Una de las sorpresas del informe es la presencia de países de Latinoamérica en los primeros puestos (Uruguay es tercero y Argentina, noveno). El texto destaca que "aunque muchos países latinoamericanos tienen mala reputación por abusar de los recursos naturales [...] muchos países, como Brasil, han puesto en marcha programas de reforestación". Además señala que vivir más de la agricultura que de la industria, favorece la preservación del entorno natural.

Aunque los países ricos suelen ocupar los mejores puestos en la lista, el estudio destaca que no hay relación directa entre la riqueza y la protección del medio ambiente. La prueba es que Kuwait, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos están entre los 40 últimos países.

El diagnóstico del índice mundial es similar al que realiza el estudio Perfil Ambiental de España 2004 publicado por el Ministerio de Medio Ambiente. Éste destaca que España ha vivido un crecimiento económico insostenible basado en el despilfarro de recursos naturales como el agua o de la electricidad.

Aumento del agua

El consumo de agua creció casi un 47% entre 1996 y 2001, por algo más del 20% de aumento del PIB en el mismo periodo. Eso quiere decir que para producir 100 euros hubo que dedicar un 25,23% más de agua. Éste es un ejemplo de la ineficiencia en la utilización de recursos (agua, energía, fertilizantes, materias primas) que recoge el informe. "Lejos de hacer más con menos, por desgracia estamos haciendo menos con más", señala el trabajo. Además afirma que la concentración de la población, la degradación del litoral y el aumento del uso del coche frente al transporte público están entre los principales problemas medioambientales de España.

El Perfil Ambiental España 2004 hace una radiografía de la situación medioambiental española a partir de la descripción y el estudio de muchos indicadores. En el estudio han participado 70 expertos coordinados por el Ministerio de Medio Ambiente.

"Ineficiencia preocupante"

El secretario general para la prevención de la Contaminación y del Cambio Climático de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri, destaca que uno de los principales problemas del medio ambiente de España es "la poca eficiencia en el uso de energía, agua y materiales".

Aizpiri achaca la "preocupante ineficiencia", recogida en el informe Perfil Medioambiental de España 2004, elaborado por 70 expertos coordinados por el Ministerio, a un "sistema económico basado en el ladrillo y en el aumento del uso del coche sin planificación y sin ahorro". Y añade: "Las principales bolsas de ineficiencia no se dan en la industria, sino en los hogares y en el transporte". Ésta es una relación del consumo de materias primas.

Un ejemplo de ineficiencia es el agua. "La demanda de agua en España es de 900 metros cúbicos por habitante y año, mientras la media europea se sitúa en los 662 metros cúbicos", según el estudio.

También cuesta proporcionalmente más energía cada aumento de PIB. Si se relacionan energía consumida y PIB, se ve que que cada años hay que gastar un 0,5% más de energía para producir la misma cantidad de riqueza. En cambio en la UE esta proporción se reduce un 1,3% anualmente.

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