Bienvenidos a 'Argenchina'
Paralelamente a las grandes inversiones, miles de chinos están llegando de forma ilegal a Buenos Aires
La irrupción de China en el cono sur latinoamericano es un fenómeno donde caminan en paralelo lo legal y lo ilegal. El intercambio de visitas entre el presidente argentino, Néstor Kirchner, y el chino, Hu Jintao, durante el año pasado generó una alta expectativa de inversión china en el país, hasta tal punto que circularon rumores -en parte alentados por las autoridades- de que China iba a solucionar el problema de la deuda externa argentina mediante una inversión de 20.000 millones de dólares (15.300 millones de euros) y algunos humoristas acuñaron la expresión "Argenchina" para expresar en lo que podía convertirse el país. Finalmente, la inversión china se está produciendo, en menor medida, pero en paralelo a una masiva llegada de inmigrantes ilegales.
Como muestra, sólo durante los últimos días han sido detenidos en Uruguay 150 chinos que estaban controlados por una organización con ramificaciones en Argentina, Bolivia y Paraguay con la que colaboraban funcionarios uruguayos. "Si la nueva ley inmigratoria argentina está facilitando papeles para entrar en el país, ¿por qué se está traficando?", señaló una fuente próxima a la Delegación Nacional de Migraciones argentina, que pidió no ser identificada, y quien destacó que la proporción de inmigrantes ilegales chinos es mayor de lo que en teoría debería corresponder al flujo de inmigrantes ilegales considerado "normal". "La inmigración ilegal nutre al trabajo en negro, y es aquí donde hemos encontrado más de lo que esperábamos", señaló la misma fuente.
La actividad de las redes ha alcanzado tal envergadura que, por primera vez en cuatro años, el Departamento de Estado de EE UU ha incluido a Argentina en su informe sobre tráfico de personas en América. Argentina es calificada como un destino del tráfico de hombres, mujeres y niños con el propósito de explotación sexual y trabajo esclavo.
Según las autoridades migratorias argentinas, entre 2003 y 2004 el número de inmigrantes chinos ilegales se ha duplicado, así como el número de ciudadanos chinos expulsados, que ha pasado de 189 en 2003 a 383 en 2004, un aumento del 103%. Los inmigrantes ilegales llegan por todos los medios y las redes de traficantes están utilizando sobre todo la frontera con Bolivia y las provincias del norte argentino. La llamada Triple Frontera -Argentina, Paraguay y Brasil- es uno de los puntos más conflictivos. En cuanto cruzan la frontera, los inmigrantes irregulares se dirigen en su gran mayoría hacia Buenos Aires, que con sus cerca de 10 millones de habitantes, contando el área metropolitana, supone el refugio más seguro.
En Argentina hay unos 25.000 inmigrantes ilegales chinos, de los cuales el 60% proviene de Taiwan y el resto de China continental o Hong Kong. El 90% de esta inmigración se concentra en la provincia de Buenos Aires, donde existen dos barrios chinos, uno de ellos en el norte de la capital, que cuenta con todo tipo de servicios para esta comunidad, entre otros, sus propios almacenes, supermercados y otros comercios.
Ésta no es la primera vez en que Argentina se convierte en un polo de atracción para las redes de inmigración ilegal de ciudadanos chinos. Ya durante la década de 1990 el pasaporte argentino se convirtió en un objeto especialmente valioso. Y es que hasta la alarma provocada por los atentados de Nueva York y Washington de septiembre de 2001 las autoridades estadounidenses no exigían visado de entrada a los argentinos que visitaran EE UU. De esta forma comenzó un tráfico de documentos que dio lugar a situaciones como la de que en el aeropuerto de Miami fueran detenidas personas de características totalmente orientales con pasaporte argentino que no sabían decir ni palabra en español.
La situación llegó a tal extremo que las autoridades creen que entonces un pasaporte argentino podía llegar a valer hasta 60.000 dólares. EE UU protestó entonces oficialmente ante el Gobierno del entonces presidente Carlos Saúl Menem. En la actualidad la entrada ilegal de los chinos en Argentina vendría a costarles entre 10.000 y 20.000 dólares por cabeza.
Las autoridades argentinas han puesto en marcha un plan de regularización de los extranjeros presentes en el país que apuesta más por facilitar los trámites al inmigrante que por reprimir y poner obstáculos a los movimientos migratorios. "Lo realmente eficaz es generar un sistema de chequeo y controles que faciliten la vida a los inmigrantes, pero que a la vez impida a los que no tienen escrúpulos hacer su agosto aprovechándose de los que sólo quieren trabajar", señala Ricardo Eusebio González, director nacional de Migraciones.
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