Auschwitz resucita en Darfur
La ONU recuerda en el aniversario de la liberación del campo nazi que el mal sigue vivo
"La ejecución perfecta del reino del diablo", así definió Elie Wiesel el campo de concentración de Auschwitz, en un discurso desgarrador pronunciado como superviviente del Holocausto ante la Asamblea General de Naciones Unidas, que ayer celebró una sesión especial para conmemorar el 60º aniversario de la liberación de los campos de concentración y de exterminio nazis. "O quizá fue la convulsión final de las fuerzas satánicas de la naturaleza humana", se preguntó el Nobel de la Paz.
Es la primera vez en la historia del organismo que se celebra un acto de estas características y que, como explicó el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, es esencial para "recordar, reflexionar y aprender" de lo que pasó durante una de las etapas más oscuras y horrendas de la humanidad, para evitar que vuelva a acechar a generaciones futuras. Pero el minuto de silencio que guardó la Asamblea General en memoria de las víctimas del Holocausto no evitó que Wiesel denunciara el silencio guardado hasta ahora por la comunidad internacional.
Kofi Annan: "La ONU fue creada para dar respuesta al demonio del nazismo"
"No sólo fuimos torturados, humillados o asesinados por el enemigo, además nos encontramos con la indiferencia del mundo", afirmó Wiesel. Por eso el Nobel de la Paz pidió a las 191 naciones que integran la ONU que escuchen a las víctimas, por la responsabilidad que tienen hacia generaciones futuras y para que no permanezcan indiferentes ante atrocidades similares que siguen cometiéndose en el planeta. Ayer, 60 años después, el mundo hizo un intento por escuchar y recordar a las víctimas del Holocausto.
"Si se hubiera escuchado a los que intentaban hablar, quizá se hubieran evitado las tragedias de Ruanda, Bosnia o Darfur", apostilló Wiesel.
En el solemne acto estuvieron presentes supervivientes de los campos de concentración, familiares de los deportados y miembros de las fuerzas aliadas que participaron en su liberación. "Nuestras memorias son las vuestras", concluyó Wiesel.
Joschka Fischer, ministro alemán de Asuntos Exteriores, señaló a continuación que la liberación de Auschwitz por el Ejército soviético no puede considerarse como un "triunfo" o un momento de "celebración", por el simple hecho de que "llegó demasiado tarde para casi todos los que allí fueron deportados". "Incluso hoy es difícil encontrar palabras para definir el sufrimiento, el dolor y la humillación de las víctimas", reconoció Fischer mientras recordaba que "fueron las manos alemanas" las que "bárbaramente torturaron, brutalmente asesinaron y ejecutaron" en los campos de concentración de Auschwitz, Treblinka, Sobibor y Majdanek, entre otros.
Fischer dejó claro que Alemania tiene ahora "la responsabilidad histórica y moral" de combatir cualquier forma de antisemitismo, racismo, xenofobia e intolerancia. Pero como señaló Kofi Annan, "la retórica es fácil" en este tipo de ocasiones. "La acción siempre es más dura", añadió.
Annan recordó a los países miembros que "la ONU fue creada para dar respuesta al diablo del nazismo". En este sentido, el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Silvan Shalom, insistió en que la Carta de Naciones Unidas "está escrita con la sangre las víctimas" del nazismo, por eso pidió que se aprenda las lección.
"No es tarde para la reflexión", reiteró Shalom, a la vez que alertó de que "el antisemitismo vuelve a levantar la cabeza". Kofi Annan miró hacia la situación actual de los derechos humanos en la región de Darfur (al oeste de Sudán) para advertir de que "el mismo diablo que destruyó a seis millones de judíos y a otros en esos campos sigue amenazándonos a todos".
Por esta razón, la ONU espera que el acto de ayer permita introducir cambios en la estructura de Naciones Unidas, para responder con "rapidez" y "eficacia" a los actos de genocidio, violaciones a los derechos humanos y otras atrocidades. "Es nuestro deber moral recordar y decir en alto nunca más", concluyó el presidente de la Asamblea General, Jean Ping.
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