Dieta contra la infertilidad

La endometriosis afecta a 15 de cada 100 mujeres en Europa y se asocia a la esterilidad. Consiste en la implantación fuera del útero de tejido endometrial que, normalmente, sólo se encuentra en la parte interna del útero. La clínica más frecuente suele ser el dolor pélvico crónico, que aumenta con la menstruación. Un síntoma característico de la implantación del tejido en la pelvis es el dolor que aparece con el coito. Debido a que este tejido fuera de lugar responde a las hormonas sexuales, y dependiendo de donde se implante este tejido endometrial, puede producirse pérdida de sangre por el intestino (rectorragias) coincidiendo con las reglas, o incluso expulsión de sangre por el aparato respiratorio, con la tos. Sin embargo, son más frecuentes los casos leves, con pequeños implantes en el peritoneo sin demasiada sintomatología.

Aunque no se conoce exactamente la causa de esta enfermedad, es decir, por qué el tejido endometrial se extiende fuera de su localización, se sabe que tiene una relación con el estrés. Es una forma de somatizar sus problemas, que se interiorizan. Además se ha encontrado una relación inversa entre la endometriosis y el grado de adiposidad, es decir, es una enfermedad típica de mujeres delgadas. Lo que es importante es que la endometriosis afecta negativamente a la calidad de vida de las mujeres afectadas.

Según el doctor Sainz de la Cuesta, ginecólogo de la Fundación Jiménez Díaz, se pueden utilizar varias opciones para el tratamiento de la endometriosis. Los fármacos que suprimen la actividad ovárica reducen el crecimiento del tejido endometrial. A veces, también es necesario extirpar la mayor cantidad posible de tejido endometrial, bien mediante laparoscopia o mediante cirugía abierta.

En un estudio clínico reciente se evaluaron más de 500 mujeres con endometriosis y se compararon con otras 500 mujeres ingresadas en el hospital por otros diagnósticos (problemas traumatológicos, abdominales…). Todas ellas rellenaron un cuestionario con preguntas sobre el uso de anticonceptivos, los problemas ginecológicos, y sobre la frecuencia de consumo de diferentes alimentos, y el tamaño de las raciones, durante el año previo al ingreso. Había una reducción muy significativa, de un 40%, del riesgo de endometriosis con una mayor ingesta de vegetales o de fruta fresca. El riesgo aumentaba con la mayor ingesta de carnes rojas y de jamón. El consumo de alcohol, leche, mantequillas y margarinas, y cereales con fibra, ni protegía ni favorecía esta enfermedad.

Si estos datos se confirman en nuevos estudios, una dieta más correcta podría disminuir la incidencia de endometriosis y de infertilidad en la población de forma significativa.

Pilar Riobó es jefa asociada de endocrinología y nutrición de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.