El Foro de Novela Negra reivindica las tramas con gente normal
Los héroes del escritor James Ellroy son casi siempre perspicaces policías y detectives de retorcido colmillo porque el estadounidense sigue encasillado en los viejos estilos y trucos, pero las tramas y protagonistas de la novela negra evolucionaron y se abrieron. Ciudadanos corrientes pueden ser ahora los cruzados del género, según el autor francés Patrick Bard. Incluso los indígenas de Chiapas y el zapatismo, que aparecerán en la novela que escriben a cuatro manos el subcomandante Marcos y Paco Ignacio Taibo II, director de la Semana Negra de Gijón.
El mundo del crimen tuvo su espacio en la Feria de Guadalajara con el Foro de la Novela Negra, que incluyó a Ellroy, el propio Taibo, Juan Hernández Luna, Patrick Bard, Eduardo Parra, Élmer Mendoza, Andreu Martín, Myriam Laurini o Julia Rodríguez. La escritora española Rosa Regàs dijo en Ciudad de México que las mejores novelas policiales y de ciencia ficción han sido escritas por mujeres, pero apenas aparecen entre los superventas. Uno de ellos, Ellroy, demostró especial gancho entre los jóvenes mexicanos que acudieron a la presentación de su libro Destino: la morgue (Ediciones B). Taibo dijo en su diálogo con el estadounidense que "cuando se haga la crónica de la decadencia del imperio [de EE UU], cuando se recuerde con cariño a aquel pinche imperio canalla que nos tuvo durante años con la bota en el cuello, cuando (...) esté en los libros de texto y se lea como la del Imperio Romano, habrá que leer a Ellroy de nuevo, curiosamente".
Patrick Bard, cuya última obra, La frontera (Grijalbo), aborda los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, piensa que las fórmulas tradicionales de la novela negra están demasiado trilladas. Gente normal, desde un ama de casa a un funcionario de catastro, deben incorporarse a las tramas del género, según el escritor francés. La realidad social, política y económica, debidamente adobada, como núcleo.
El ejemplo de Fonseca
Los especialistas en la obra del brasileño Rubem Fonseca, ganador del Premio de Literatura Juan Rulfo del pasado año, le pusieron como ejemplo. Fonseca casi nunca se propone descubrir al asesino, sino indagar en la condición humana. En su cuento Corazones solitarios, el reportero de sucesos de un diario popular añoraba un crimen interesante: por ejemplo, el de una joven hermosa y rica de la alta sociedad en un contexto de corrupción, mentiras, sexo, ambición, dinero, violencia y escándalo. Imaginó algunos casos relacionados con el mundo brasileño y escandalizó. "Pero es como si condenaran a Richter por un terremoto. Yo sólo mido la violencia", dijo Fonseca hace años.
Babelia
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