La conferencia sobre Irak pide tropas para proteger a la ONU durante las elecciones
Partidarios y detractores de la guerra se reúnen por primera vez desde la invasión
La Conferencia sobre Irak que desde ayer se celebra en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij va a pedir hoy a la comunidad internacional tropas para proteger a los funcionarios de la ONU. Su capacidad de obtener una respuesta positiva determinará si la cita, la primera desde la invasión de Irak que sienta en la misma mesa a partidarios y contrarios a la guerra, ha trascendido el carácter simbólico. Su objetivo declarado era dejar atrás las diferencias que abrió la invasión y unir fuerzas para impulsar las elecciones del próximo 30 de enero.
La petición de los 20 ministros de Exteriores y los 4 representantes de organizaciones internacionales apunta al principal problema que afronta Irak: la violencia política. La ausencia de un mínimo de seguridad hace muy difícil el trabajo de los expertos de la ONU que deben asesorar a la Comisión Electoral iraquí, e incluso cuestiona que los comicios puedan celebrarse en el plazo previsto, al menos en algunas zonas del país.
Hasta ahora, sólo Islas Fiyi ha ofrecido su ayuda para proteger al personal de la ONU en Irak. Además, dada la oposición de los iraquíes a la presencia en su suelo de soldados de países vecinos, la responsabilidad se traslada fuera de la región. Pero los acontecimientos de los últimos meses no parecen el mejor trasfondo para convencer a quienes se negaron a enviar tropas desde el principio, a pesar de que ahora se subraye el respaldo al papel de la ONU y el compromiso electoral.
"La violencia habrá remitido de aquí a las elecciones", aseguró a un pequeño grupo de periodistas Lahib Abawi, viceministro iraquí de Exteriores, transmitiendo el optimismo de su delegación. "Está en juego nuestra credibilidad. Tenemos que cumplir con esa fecha", había señalado poco antes a la CNN el ministro de Exteriores, Hoshyar Zebari. Sin embargo, su representante ante la ONU, Samir Sumaiday, se mostró más realista: "No podemos excluir la posibilidad de un retraso, pero si lo admitimos desde ahora haríamos el juego a los terroristas".
"Terroristas" o "patriotas"
Los "terroristas" son para otros iraquíes, y para muchos árabes y musulmanes de fuera de Irak, "patriotas que resisten a la ocupación". Esa diferencia de perspectiva se agrava además porque el grueso de los insurgentes pertenece a la comunidad árabe suní (20% de la población iraquí).
La única forma de romper el círculo de violencia es lograr implicar en el proceso político a algunos representantes de la insurgencia suní, un proceso similar al que se ha seguido con los seguidores del clérigo chií Múqtada al Sáder, según coinciden en señalar todas las fuentes consultadas. El problema es que los únicos candidatos suníes creíbles serían ex baazistas, lo que supone un giro de 180 grados en la política inicial de EE UU de descartar a cualquier miembro del Baaz, el partido de Sadam .
El propio primer ministro provisional, Ayad Alaui, ha defendido esa vía desde su designación el pasado junio. Sin embargo, durante una reciente visita a Bruselas reconoció que le estaba costando "identificar interlocutores". La posibilidad de que los vecinos árabes de Irak (mayoritariamente suníes) pudieran usar sus lazos con esa comunidad iraquí para animar su participación no se ha planteado de forma abierta. "El mensaje es claro: queremos elecciones", subrayaron fuentes diplomáticas europeas, con la esperanza de que los implicados "lean el mensaje".
"Sin duda, la presión de Estados Unidos podría lograr que Egipto y Jordania utilizaran sus contactos", admite un observador egipcio, "pero también podría ser contraproducente, ya que corremos el riesgo de perder credibilidad". Del lado árabe se insiste en que la violencia no sólo está en manos de los suníes, sino también del Ejército norteamericano.
Hasta ahora la mayoría de los países vecinos de Irak se habían mostrado ambivalentes al respecto, convencidos tal vez de que si EE UU tenía éxito en Irak, ellos fueran el siguiente objetivo. Sin embargo, el que hayan aceptado venir a Sharm el Sheij parece indicar que el temor a un contagio del caos les ha convencido de la necesidad de cooperar en la búsqueda de una solución. Ayer, en la primera sesión, los ministros de Exteriores de Irán, Kuwait, Arabia Saudí, Jordania, Siria, Turquía y Egipto hablaron con su homólogo iraquí sobre varias fórmulas para incrementar el control de fronteras.
[El ministro iraní, Kamal Jarazi, aseguró ayer que su país estaba dispuesto a aceptar un mecanismo de cooperación en materia de seguridad con Irak, según una fuente de los participantes en la reunión citada por la agencia France Presse.]
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