Julieta Campos novela la historia de Cuba en 'La forza del destino'
Virgilio Piñera, José Martí, Fidel Castro, Reynaldo Arenas, Raúl Rivero y el Che Guevara son algunas de las voces -"contradictorias, complejas, divergentes"- que Julieta Campos (La Habana, 1932) ha convocado para tejer el primer capítulo de La forza del destino (Alfaguara), un libro que empezó a pensar en los años ochenta y que tardó siete en escribir.
"No he pretendido hacer una novela histórica sino narrar la isla, mostrar cómo la Historia ha incidido en las pequeñas vidas que cuento, envueltas en la neblina del pasado", señaló ayer la escritora en Madrid. "El verdadero protagonista es el paso del tiempo y lo esencial ha sido el zumo de esas historias sobre las cuales, como sueño o pesadilla, inciden oblicuamente los hechos". Relato coral "que la voz de la dictadura pretende silenciar" y, a la vez, biografía de una isla "que se soñó Utopía" y "ha naufragado", la novela toma el nombre de la ópera de Verdi y tiene una posición política clara, "pero una intención fundamentalmente literaria", definió la autora de Celina o los gatos.
En 771 páginas, Campos sigue la pista de 14 generaciones de su familia materna, "una de las fun-dadoras del país", del siglo XVI en adelante. Arqueología familiar que, reconoce, le supo a strip-tease: "Me he exhibido, pero también me ha permitido redescubrirme y reencontrar mi identidad cubana".
Escritora "experimental" en los años sesenta y setenta ("yo escribía cuadros abstractos; esta novela, en cambio, es figurativa") y "mexicana por elección", Campos dejó Cuba en 1955, cuatro años antes de la revolución. Una distancia que le ha dado, cree, "una objetividad que no tienen los que estaban adentro ni los que tuvieron que irse".
La música del tiempo
Aunque la cronología y el árbol genealógico son ciertos, la ficción es lo que manda. "De hecho, me he tomado libertades demasiado audaces como inventarle a mi propia madre, Terina de la Torre, una pasión muy transgresora, anterior a mi padre. Como escritora sentí que eso enriquecía el personaje y opté, aunque a ella no le habría gustado", bromeó.
Campos destacó la "estructura musical" de su novela. "El paso del tiempo tiene su propia melodía. Eso le dio al libro un ritmo que marca el lenguaje que elegí para contar cada etapa", dijo. De la "obertura inicial, algo confusa por la concurrencia de las voces contemporáneas", se pasa al Primer tiempo de la novela, "muy lento, que corresponde a la colonia". Se acelera en el segundo, que cuenta el siglo XIX y la independencia y es casi "frenético" en los 56 años de la república, previos a Castro.
Repartida entre "dos pasiones", la literatura y la política (es secretaria de Turismo de México DF), Julieta Campos no elude una opinión sobre el futuro de Cuba: "Hoy se vive un encierro entre muros de agua. Cuarenta y cinco años de Castro ya son más que suficientes. El país espera una transición a la democracia. Pero para eso hace falta que los cubanos de adentro y los de fuera se encuentren".
Babelia
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