La UE desea una oportunidad para el proceso de paz
Bruselas considera que la desaparición de Arafat debe impulsar el diálogo israelo-palestino
La desaparición de Yasir Arafat debe convertirse en una oportunidad para reconducir el agonizante proceso de paz entre israelíes y palestinos hacia una negociación que concluya con la creación de dos Estados independientes capaces de vivir en paz uno junto a otro. Así lo ven los medios diplomáticos de Bruselas, alentados por las palabras en el mismo sentido del reelecto George W. Bush y de Tony Blair. El camino hacia adelante no está exento de incertidumbres, entre ellas la del nuevo liderazgo palestino.
El Consejo Europeo se reunió ayer en Bruselas muy influido por la agonía de Arafat, hasta el extremo de que el primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, llegó a anunciar la muerte del líder palestino. El otro gran factor de política exterior, la reelección de Bush, influía directamente en el enfoque que se debe dar a la crisis de Oriente Próximo.
"Es muy importante lo que ha dicho y vamos a tomarle la palabra", adelantó una fuente diplomática europea después de escuchar al presidente estadounidense prometer que en su segundo mandato trabajará por la creación de un Estado palestino en paz con Israel. Hasta ahora, la UE se había tenido que batir con dureza para frenar los intentos de Bush de dar mano libre a la feroz política de Ariel Sharon contra sus vecinos. También el énfasis puesto por Tony Blair para pedir el compromiso de todos con el plan de paz era interpretado en Bruselas como una señal alentadora.
Intensos contactos
Antes deberá producirse un proceso sucesorio y de transición de obvia complejidad, con distintas generaciones y distintos grados de moderación y radicalismo en pugna por el poder. El proceso interno palestino no será fácil. Desde la oficina de Javier Solana, alto representante para la Política Exterior y de Seguridad Común, mantuvo ayer intensos contactos con los responsables palestinos sobre el terreno, como el primer ministro Ahmed Qurei (Abu Alá) y el número dos de la OLP, Abu Mazem.
Ambos pertenecen al grupo de históricos retornados a Palestina tras los acuerdos de Oslo de 1993, y, aunque no son capaces de arrastrar a las masas, son considerados en Bruselas como los hombres de la transición, probablemente los encargados de encabezar una dirección colegiada a corto plazo. De hecho, el primer ministro ejerce ya poderes que le fueron entregados por Arafat.
"El mejor modo de acabar con la idea de que no hay interlocutor palestino es reforzar las capacidades de la Autoridad Palestina para que pueda asumir sus responsabilidades", ha dicho Solana en los últimos días a ministros de Exteriores y jefes de Gobierno europeos, que han aceptado su plan para revitalizar el proceso. El corolario de esa proposición es que "la desaparición de Arafat se convierte en una oportunidad para buscar un liderazgo fuerte que aglutine a los palestinos y pueda negociar en serio con Israel", según una fuente diplomática. El objetivo final, según el documento presentado esta semana por Solana y apoyado por los líderes de la UE, es conseguir "una solución negociada entre las partes, que resulte en dos Estados que vivan uno al lado de otro en paz y que reconozcan el derecho de Israel a vivir con seguridad como un Estado judío y el derecho de los palestinos a un Estado palestino viable, contiguo y soberano".
El papel de Israel es clave en todo el proceso y va a verse sometido a prueba con la elección del sucesor de Arafat. Como potencia ocupante su colaboración es crucial e imprescindible en todos las fases del procedimiento. En el complejo proceso sucesorio, la UE se propone ayudar a los palestinos a encontrar terreno de consenso que permita alumbrar una Autoridad Palestina representativa y unida.
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